?La correcci¨®n pol¨ªtica se ha vuelto loca?
Dos corrientes amenazan lo pol¨ªticamente correcto: los 'talibanes' que exigen una asepsia m¨¢xima y los populistas que lo violan para brillar
Es f¨¢cil que la correcci¨®n pol¨ªtica se deslice con naturalidad hacia los extremos. Imagine un pueblo cualquiera en el que, al llegar diciembre, el Ayuntamiento anuncia que en las calles no habr¨¢ iluminaci¨®n especial por Navidad, ni decoraci¨®n por austera que sea, ni ¨¢rbol que valga en la plaza. Que p¨²blicamente no se celebra. Y que el motivo no tiene nada que ver con la crisis, sino con la multiculturalidad. El objetivo es evitar que los vecinos que no sean cristianos se sientan ofendidos. Ya ha ocurrido. En Luton, Inglaterra, en 2006.
El ejemplo lo pone Edward Stourton, periodista y presentador del programa Today de BBC Radio 4, e ilustra una expresi¨®n que escucha a menudo desde hace tiempo: "?La correcci¨®n pol¨ªtica se ha vuelto loca!". Esa frase es tambi¨¦n el motivo que le impuls¨® a escribir el libro It's a PC World (Un mundo pol¨ªticamente correcto), que se publica esta semana en Reino Unido. "Aqu¨ª", explica por tel¨¦fono desde Londres, "mucha gente piensa que la correcci¨®n ha ido demasiado lejos, llegando a situaciones est¨²pidas".
"Hay preocupaci¨®n constante por no herir", asegura un asesor pol¨ªtico
"Aumenta el cansancio del ciudadano", dice un soci¨®logo
El debate p¨²blico se ha llenado de denuncias de agresi¨®n a colectivos
La publicidad es, cada vez m¨¢s, el objetivo
El debate p¨²blico en Espa?a se ha llenado de acusaciones de homofobia, racismo, xenofobia, sexismo, maltrato animal, desprecio por la discapacidad o por la religi¨®n. Y muchos se preguntan, sin por ello apoyar ninguna de esas actitudes, si se ha vaciado de sentido com¨²n. "Aumenta el recurso a la denuncia y aumenta, tambi¨¦n, el cansancio del ciudadano, cada vez m¨¢s harto del exceso de correcci¨®n pol¨ªtica, en una escalada que roza el absurdo", analiza el soci¨®logo Enrique Gil Calvo.
Ah¨ª est¨¢ el "caso de las croquetas de Puri", la eliminaci¨®n de la campa?a del ministerio de Econom¨ªa para incentivar la compra de letras del Tesoro. En la cu?a de radio se oye una voz masculina argumentar as¨ª por qu¨¦ no va a dejar a su mujer: "Pero t¨² est¨¢s loca
[dirigi¨¦ndose a la psic¨®loga que se lo recomienda], si mi Puri es lo m¨¢s grande. C¨®mo se nota que no has probado las croquetas de mi Puri". Se consider¨® que el anuncio empleaba un lenguaje sexista. La ministra de Igualdad, Bibiana A¨ªdo, orden¨® que se retirara hace un mes a petici¨®n de una senadora del PP. Y lo hizo despu¨¦s de haberse iniciado en el cargo con el hurac¨¢n provocado por el gui?o a las feministas, al referirse a las "miembras". Pero no todo tiene que ver con las palabras. La publicidad es, cada vez m¨¢s, el objetivo de las cr¨ªticas, donde se impone el af¨¢n de no molestar a nadie. En una entrevista reciente con este peri¨®dico, Carlos Alija, subdirector del Club de Creativos, comentaba c¨®mo al idear un anuncio no s¨®lo se tiene en cuenta la ley y los m¨¢rgenes de la autorregulaci¨®n. Siempre planea "el fantasma de la correcci¨®n pol¨ªtica, que hace que la creatividad no tenga toda la chispa que podr¨ªa".
En las ¨²ltimas dos semanas, Sony ha retirado medio mill¨®n de copias de su juego estrella, Little big planet, porque se pon¨ªa m¨²sica a dos versos del Cor¨¢n, lo que podr¨ªa considerarse ofensivo para un jugador musulm¨¢n, cuya religi¨®n no admite acompa?amiento instrumental de la palabra de Dios. El Consejo de Representantes de Minusv¨¢lidos (Cermi) denunci¨® el tratamiento "vejatorio, denigrante y humillante" de un personaje tartamudo que aparec¨ªa en la serie Lalola, que emite Antena 3. ?Somos m¨¢s sensibles, o m¨¢s susceptibles? El problema es cuando "hay un nivel exacerbado de susceptibilidad", dice Gil Calvo. "Enseguida hay alguien que siente que le han pisado el callo". Para el productor ejecutivo de Zebra, "los colectivos son cada vez m¨¢s reivindicativos, tienen m¨¢s poder social y saben que van a tener una amplia repercusi¨®n medi¨¢tica".
Examinemos la cr¨ªtica de Cermi a Lalola, emitida en horario infantil. El productor Ejecutivo de Zebra, la empresa que la produce en Espa?a, confiesa su "sorpresa". Cuenta que el personaje tartamudo, que encarna a una nueva jefa, es "alguien con poder, y los empleados hacen chistes, es todo". Cuando adaptan un gui¨®n, explica, "tenemos muy en cuenta la correcci¨®n pol¨ªtica, en el sentido de no herir a nadie. Evitamos temas religiosos o pol¨ªticos y nunca se van a positivizar conductas antisociales. Esta franja horaria est¨¢ reglamentada y lo ¨²ltimo que nos interesa es alejar a ning¨²n espectador".
Del otro lado, Juan Antonio Ledesma, presidente de Cermi, cree que la clave es "el sentido com¨²n. Se ha avanzado mucho en c¨®mo los medios presentan a las personas con discapacidad. Antes eran invisibles, aunque sean cuatro millones de espa?oles. Pero no se trata de meterlos con calzador, por cuota, sino usando la persuasi¨®n. No es tan dif¨ªcil. Tenemos un pacto con los anunciantes, por ejemplo, en el que pueden reunirse con nosotros, voluntariamente, antes de emitir el anuncio para curarse en salud".
El humor de la serie A¨ªda, que emite Telecinco y acaba de ganar un premio Ondas, es de todo menos correcto. Tambi¨¦n tuvo una denuncia el a?o pasado a prop¨®sito de chistes sobre un personaje con s¨ªndrome de Shekel (enanismo). Alguien lo compara con un portero de futbol¨ªn. "El propio actor, que vino de Valencia para grabar el cap¨ªtulo, estaba encantado", explica Antonio S¨¢nchez, coordinador de gui¨®n de la serie. "Quisimos que A¨ªda fuera costumbrista. La gente habla como habla, y a veces es incorrecta o chabacana. Esto es un barrio del extrarradio, en el que se viste de una manera, los decorados se adaptan y hay personajes al l¨ªmite para re¨ªrnos justo de eso: un camarero machista y xen¨®fobo (Mauricio), una vecina prostituta... Pero es que hay muchos mauricios, que se meten con los homosexuales, con los inmigrantes. No nos podemos poner una venda en los ojos".
Esa tendencia a radicalizarse no implica que la correcci¨®n pol¨ªtica se deseche autom¨¢ticamente. Stourton cree que es ¨²til, por ejemplo, contra el racismo. "La idea de emplear un lenguaje y unos gestos que no ofendan a la gente por su condici¨®n sexual, religiosa o su procedencia es positiva", a?ade Jordi Rodr¨ªguez Virgili, profesor de Comunicaci¨®n Pol¨ªtica de la Universidad de Navarra.
De hecho, la correcci¨®n se tiene muy en cuenta. Se mira con lupa. Por ejemplo, a la hora de planificar un discurso electoral o un debate ante los medios de comunicaci¨®n. Se calcula y ensaya el contenido, la puesta en escena, el lenguaje. Antoni Guti¨¦rrez-Rub¨ª es un experimentado asesor de pol¨ªticos, entre ellos ministros o presidentes auton¨®micos, y autor del libro Pol¨ªticas. Mujeres protagonistas de un poder diferenciado. "Cometer un error con sectores sociales vulnerables es un error muy importante para un pol¨ªtico. Hay una preocupaci¨®n constante por no ofender en materia de religi¨®n e inmigraci¨®n. Para ser francos, no nace como algo natural, sino que tiene un punto preventivo que obliga a revisar el discurso", explica. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s les cuesta corregir? "Sin duda, el sexismo. No se dan cuenta. Hay que estar muy encima, porque prevalece el punto de vista androc¨¦ntrico. Al hablar, se nota much¨ªsimo cuando, en vez de ver la diversidad, vemos un hombre. Hay veces que bajas del escenario y te das cuenta de que has hablado con total naturalidad de los derechos del hombre, en vez de los derechos. El lenguaje puede conducir al reduccionismo. Ocurre igual cuando se abordan cuestiones territoriales, ah¨ª es f¨¢cil pensar en gente que vive en ciudades, y obviar el mundo rural". ?No temen que resulte un discurso impostado, hueco? "El pol¨ªtico que mejora en esto es valorado. Si por hablar correctamente parece vac¨ªo, es que no tiene ideas". Pero ahora, a la vuelta del p¨¦ndulo aguarda la moda de la incorrecci¨®n, con pol¨ªticos que se jactan de llamar, supuestamente, a las cosas por su nombre.
Mientras unos se entrenan para ser pol¨ªticamente correctos y en elaborar un discurso "democr¨¢ticamente inclusivo", como lo llama Guti¨¦rrez-Rub¨ª, otros explotan exactamente lo contrario. El poder de la incorrecci¨®n. Aznar es uno de sus ¨²ltimos abonados. La semana pasada sac¨® a relucir su reci¨¦n estrenada iconoclastia -ya se burl¨® el a?o pasado de la campa?a de la DGT No podemos conducir por ti-, ahora respecto a la ecolog¨ªa. Fue en la presentaci¨®n de un libro del presidente checo V¨¢clav Klaus, en la que asegur¨® que compart¨ªa con ¨¦l "la determinaci¨®n de defender en libertad" sus "puntos de vista por mucho que molesten a los guardianes de lo pol¨ªticamente correcto".
Ah¨ª est¨¢ Berlusconi criticando a Zapatero por formar el ¨²ltimo Gobierno con ocho ministras y la vicepresidenta. Lo calific¨® de "demasiado rosa": "Nosotros no podemos hacerlo porque en Italia hay una prevalencia de hombres en pol¨ªtica y no es f¨¢cil encontrar mujeres protagonistas preparadas para la actividad de Gobierno", solt¨® en abril Il Cavaliere. Ah¨ª est¨¢ Hugo Ch¨¢vez un d¨ªa s¨ª y otro cargando contra Estados Unidos. El mes pasado, cuando expuls¨® al embajador de ese pa¨ªs para apoyar a Evo Morales, dijo: "Ya basta de tanta mierda de ustedes, yanquis de mierda". De vuelta a Espa?a, est¨¢ Miguel Arias Ca?ete, secretario ejecutivo de Econom¨ªa y Empleo del PP, con su nostalgia de los "camareros de antes": "La mano de obra inmigrante no es tan cualificada. Aquellos camareros maravillosos que ten¨ªamos, que le ped¨ªamos un cortado, un nosequ¨¦, mi tostada con crema, la m¨ªa con manteca colorada, cerdo, y a m¨ª uno de boquerones en vinagre y ven¨ªan y te lo tra¨ªan r¨¢pidamente y con una enorme eficacia", dijo en febrero.
El fen¨®meno ha contagiado a todo el debate p¨²blico. Al tiempo que se multiplican las denuncias hacia la publicidad, la televisi¨®n, Internet o la ficci¨®n, el ciudadano cae en los brazos de Homer Simpson, Peter Griffin (Padre de familia), el doctor House, Dexter o A¨ªda. ?D¨®nde est¨¢ el atractivo? ?Se trata de una nueva especie de populismo? "Quien se desmarca claramente de la correcci¨®n pol¨ªtica tiene garantizada la atenci¨®n p¨²blica. Si el discurso pol¨ªticamente correcto se percibe como hip¨®crita por una parte de la sociedad, un golpe de efecto puede ser muy persuasivo para la audiencia en la que se quiere influir", explica Luis de la Corte, psic¨®logo social y profesor de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Algo parecido opina Rodr¨ªguez Virgili. En su opini¨®n, estas actitudes pueden llegar a ser valoradas como positivas por una parte de los ciudadanos, que "pueden interpretarlas como 'mira, este tipo tiene personalidad".
Mercedes Bengoechea, ling¨¹ista que estudia la feminizaci¨®n del lenguaje en los medios de comunicaci¨®n, tiene claro en qu¨¦ consiste el im¨¢n: "Estamos deseando que la gente se salte las normas. A Aznar le cargan los ecologistas como a otros les carga el feminismo, y se sienten muy liberados. La lengua es el pulso de la moral, y nunca es unitaria. Si hay incorrecci¨®n es porque la gente es m¨¢s sensible, m¨¢s consciente, y la correcci¨®n pol¨ªtica tiene peso".
El exceso alimenta el exceso. Las salidas de tono de algunos pol¨ªticos posiblemente no ser¨ªan tan efectistas de no existir el extremo contrario, cuando la correcci¨®n pierde su funci¨®n de defensa de las minor¨ªas y se adentra en el eufemismo. Durante meses, la crisis no fue m¨¢s que una "desaceleraci¨®n" o un "periodo de dificultad" econ¨®mica. Ahora se "rescatan" bancos. Un trasvase es una "canalizaci¨®n" o una "interconexi¨®n temporal de cuencas h¨ªdricas". "La consecuencia final es una desconfianza hacia los pol¨ªticos, se desconectan del ciudadano", dice Rodr¨ªguez Virgili. Lo peor es que "el eufemismo hurta el debate p¨²blico", a?ade. De la Corte se?ala que, a la hora de reflexionar "de forma libre y amplia" sobre aspectos centrales del debate, como los que afectan a la seguridad ciudadana, resultan dif¨ªciles de abordar, cuando no son directamente tab¨². "Es necesario y leg¨ªtimo que no se asocie autom¨¢ticamente Islam y terrorismo, por supuesto. Pero el uso la expresi¨®n terrorismo internacional para referirnos a un terrorismo realmente ejercido por una minor¨ªa de musulmanes que profesan una versi¨®n radical del Islam constituye una pr¨¢ctica eufem¨ªstica desorientadora y rid¨ªcula y una forma de autocensura". Esto, para Bengoechea, no supone ning¨²n problema: "El eufemismo amortigua los movimientos depredatorios de la sociedad, equilibra la tendencia a machacar al otro, al diferente. Obliga a ponerse en su lugar. Y se ha avanzado infinitamente".
Un origen muy escurridizo
- "Intentar definir la correcci¨®n pol¨ªtica es como tratar de escribir una historia neutral sobre Oriente Pr¨®ximo", advierte el periodista de la BBC Edward Stourton en su libro It's a PC World (Un mundo pol¨ªticamente correcto). A pesar de ello, hay cierto consenso respecto a c¨®mo se ha ido utilizando la expresi¨®n a lo largo del tiempo:
- La correcci¨®n de Mao. Final de los a?os sesenta en Estados Unidos. Las universidades hierven. Una juvenil izquierda queda fascinada por El libro rojo de Mao, que se convierte en fen¨®meno editorial. En ¨¦l se alude (o m¨¢s bien se prescribe) a cu¨¢l es la l¨ªnea ideol¨®gica "correcta".
- Una broma feminista. En los a?os ochenta, la expresi¨®n devino en una burla interna entre las feministas de Estados Unidos que cuestionaban la postura m¨¢s ortodoxa del movimiento, por ejemplo, el llamado grupo antipornogr¨¢fico, que condenaba las pr¨¢cticas sexuales minoritarias de otras mujeres -sadomasoquistas, por ejemplo-.
- Derechizaci¨®n. Con el desmoronamiento del comunismo, a finales de los ochenta y principios de los noventa, la derecha utiliza el t¨¦rmino para atacar a las corrientes de izquierda. Les acusa de radicales y considera que la correcci¨®n abusa de la libertad de expresi¨®n para intentar enmascarar as¨ª la intolerancia de la izquierda.
- Hoy. El t¨¦rmino y el uso de la correcci¨®n pol¨ªtica se han extendido, para designar al lenguaje y las actitudes que buscan no ofender a ning¨²n colectivo social.
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