Cuando el legado es litigio
Los herederos son los principales responsables de ensalzar la obra art¨ªstica de grandes autores, aunque una mala gesti¨®n puede hundirles para la posteridad
El legado de Ortega y Gasset est¨¢ ejemplarmente gestionadoEl asunto de la buena o mala gesti¨®n del legado de los escritores parece inagotable. El trabajo art¨ªstico m¨¢s rico de un autor importante puede perdurar gracias a la buena gesti¨®n de sus herederos o quedar arruinado para la posteridad. Buena prueba de ello es el malestar que personalidades del mundo de la cultura han expresado recientemente en torno al legado de Alberti. El legado ideal es, a juicio de Julio Neira, antiguo responsable del Centro para la Generaci¨®n del 27, en M¨¢laga, y hoy coordinador del Centro Andaluz de las Letras, "el que puede gestionarse p¨²blicamente y queda abierto para las consultas de estudiosos o admiradores". Otra cosa es la gesti¨®n de los derechos, que siempre van a parar a los herederos. Es lo que da dinero. La conservaci¨®n del resto, bien al contrario, cuesta. Cuando ambos campos chocan, surge un conflicto.
El legado de Ortega y Gasset est¨¢ ejemplarmente gestionado
Con Octavio Paz, la tormenta afecta a la conservaci¨®n de su archivo
La viuda de Cabrera Infante se ocupa de hacer publicables miles de manuscritos
Los grandes legados art¨ªsticos en Espa?a quedan en manos p¨²blicas, semip¨²blicas y privadas. Todas las modalidades tienen sus riesgos. Los p¨²blicos pueden sufrir desatenci¨®n. Los semip¨²blicos, manejados a trav¨¦s de fundaciones en su mayor¨ªa dedicadas a sacarles rendimiento, suelen ser los m¨¢s eficaces. Entre los privados se dan gestiones ejemplares y desastres que abarcan autores del siglo XX.
- Generaci¨®n del 98 y aleda?os. Los autores del 98 dan para un cat¨¢logo pr¨¢ctico. El caso del legado de Valle-Incl¨¢n siempre ha sido el m¨¢s preocupante. Durante a?os fue inaccesible. La familia lo custodi¨® como un tesoro. Esa ¨¦poca supuso un aut¨¦ntico calvario para los expertos. Parec¨ªa imposible conseguir hurgar en ¨¦l. Unamuno qued¨® en manos de la Universidad de Salamanca, que ha hecho de este autor todo un s¨ªmbolo de su historia agitada, aunque el funcionamiento, seg¨²n algunos expertos consultados, ahora es regular. Tambi¨¦n el legado de Rub¨¦n Dar¨ªo, reposa en una Universidad, la Complutense de Madrid, bastante dejado en manos del destino.
El de Azor¨ªn, en cambio, parece estar a buen recaudo. Una de sus sobrinas lo vendi¨® a Caja Mediterr¨¢neo que lo gestiona en su sede de Mon¨®var (Alicante) de forma m¨¢s que razonable. Igual que el legado de Ortega y Gasset, perfectamente custodiado en la fundaci¨®n que lleva el nombre del fil¨®sofo con un archivo inmenso y ejemplarmente gestionado. Un caso preocupante es el de Antonio Machado. No por una mala pr¨¢ctica de sus herederos, sino porque est¨¢ muy desperdigado. Existen documentos fundamentales del autor en la Biblioteca Nacional y en fundaciones como la Fern¨¢n Gonz¨¢lez o en la casona de Tudanca (Cantabria), sede de la Jos¨¦ Mar¨ªa de Coss¨ªo. Otro ejemplo de dispersi¨®n es el de Juan Ram¨®n Jim¨¦nez. Es una obra abundante que queda en el Archivo Hist¨®rico Nacional, en Puerto Rico, donde pas¨® sus ¨²ltimos a?os o en la casa de Moguer, su pueblo natal. Los herederos est¨¢n haciendo un esfuerzo importante por unificar su obra y digitalizar fondos.
- El 27 y la edad de plata. Una instituci¨®n centraliza desde hace a?os los inmensos e important¨ªsimos legados de la generaci¨®n del 27 y lo que se ha dado en llamar la "edad de plata". Aquella ¨¦poca previa a la Guerra Civil que supuso una explosi¨®n de talento creativo impresionante est¨¢ custodiada en la Residencia de Estudiantes. All¨ª se guardan m¨¢s de 50 dep¨®sitos.
Pero la generaci¨®n del 27 sirve tambi¨¦n para hacer un cat¨¢logo singular. Con un hecho que fue determinante e influy¨® despu¨¦s en muchos: el exilio. El caso de Garc¨ªa Lorca es el de mayor dimensi¨®n. Su legado es leyenda. Su sobrina, Laura Garc¨ªa Lorca, dirige una herencia que controla la familia del poeta por medio de una fundaci¨®n. "El caso de mi t¨ªo siempre ha sido especial. Se trata de un legado material y simb¨®lico. En el primer aspecto, nos preocupamos en ampliar en lo que podemos los fondos. En su dimensi¨®n simb¨®lica, nos preocupamos de atender a la realidad de su figura en nuestro tiempo", afirma Laura Garc¨ªa Lorca.
Lorca est¨¢ presente hoy en todo el mundo y el inter¨¦s por su figura no decae. Como puede ser, a menor escala, el caso de Miguel Hern¨¢ndez, cuyos papeles est¨¢n depositados en Elche y en una fundaci¨®n en Orihuela (Alicante). Se acerca el centenario del poeta en 2010 y los herederos preparan grandes fastos en los que se pondr¨¢ de manifiesto su capacidad de gesti¨®n. Dos casos especiales, productos del exilio son los de Jorge Guill¨¦n -que tambi¨¦n cuenta con una fundaci¨®n en Valladolid- y Pedro Salinas. Sus legados, por deseo de la familia est¨¢n en la Universidad de Harvard, en EE UU, el pa¨ªs donde fueron docentes. El de Vicente Aleixandre est¨¢ en litigio. La compra de su casa en Madrid para dedicarla al premio Nobel a¨²n no est¨¢ resuelta y en el aire queda la venta de parte de su archivo al centro de la generaci¨®n del 27. Es un ejemplo pol¨¦mico.
- El caso de Octavio Paz. En ocasiones la tormenta en torno al legado de un escritor no afecta a la difusi¨®n de su obra pero s¨ª a la conservaci¨®n de su archivo. Es el caso de Octavio Paz (1914-1998). Pocos meses antes de su muerte, el premio Nobel de Literatura de 1990 puso en marcha una fundaci¨®n con su nombre e hizo director al historiador y cr¨ªtico Guillermo Sheridan. El objetivo de la iniciativa era doble: lograr que su archivo permaneciese para siempre en M¨¦xico, evitando que terminase en una Universidad de EE UU que pudiera pagarlo y asegurar a su viuda una renta suficiente para vivir. A la muerte del poeta, su viuda vender¨ªa el archivo de su marido a la fundaci¨®n, sostenida econ¨®micamente por diversas instituciones mexicanas.
A d¨ªa de hoy, Marie Jose Paz no se ha desprendido del archivo. En 2001, Sheridan dimiti¨® de su puesto despu¨¦s de varios desencuentros con la viuda de Paz, que, como heredera universal, pidi¨® cobrar derechos de autor por los poemas de su marido que aparec¨ªan en la web de su propia fundaci¨®n. Con todo, el desencuentro mayor fue el archivo, una pieza clave en el legado de un escritor. ?Por qu¨¦ no lo vendi¨® a la fundaci¨®n? "Por desconfianza", afirma por tel¨¦fono a este peri¨®dico Marie Jose Paz. "Sufr¨ª una decepci¨®n y prefer¨ª no dejar sus cosas en manos extra?as". ?Qu¨¦ pasar¨¢ finalmente? "No pierdo la esperanza de hacer yo misma una Fundaci¨®n Octavio Paz. Eso s¨ª, internacional, no nacional". ?Con sede en M¨¦xico? "No, necesariamente". ?Chocar¨ªa eso con el deseo de su marido de que sus cosas se quedasen en su pa¨ªs? "A ¨¦l le importaba la obra. Y para difundirla lo mejor no es siempre una fundaci¨®n. Ah¨ª est¨¢ Cort¨¢zar. Su viuda no mont¨® ninguna fundaci¨®n: vendi¨® la biblioteca a Espa?a y parte de sus archivos a universidades de EE UU. Y su obra sigue muy viva".
- Cabrera Infante p¨®stumo. Hace unas semanas se public¨® La ninfa inconstante (Galaxia Gutenberg / C¨ªrculo de Lectores), la primera novela p¨®stuma de Guillermo Cabrera Infante (1929-2005). La segunda ser¨¢ Cuerpos divinos. Y a¨²n quedan en los cajones Mapa dibujado por un esp¨ªa, que narra el ¨²ltimo viaje del escritor a Cuba, y los miles de anotaciones, comentarios y reflexiones que fue dejando del autor de Tres tristes tigres. De convertir en publicable un material repartido en decenas de cuadernos manuscritos se ocupa su esposa, Miriam G¨®mez. Poner en limpio La ninfa inconstante le cost¨® tres a?os y sortear las sospechas que caen sobre una viuda rodeada de in¨¦ditos. "Soy consciente de ello", dice ella, "pero Guillermo confiaba en m¨ª. Compart¨ªamos cama, lecturas y referencias. Hay gui?os en su obra que s¨®lo conozco yo porque nacen de comentarios privados. Antes de morir me dijo: 'Esto est¨¢ terminado. Enc¨¢rgate t¨², y si no te gusta, lo rompes". Otras decisiones suyas han asombrado al mundo literario. Para empezar ha impulsado la edici¨®n de las obras completas y ha puesto su legado en manos de Andrew Wylie, el agente literario m¨¢s poderoso del mundo. A largo plazo, se plantea preparar una edici¨®n facs¨ªmil de los cuadernos de notas que Cabrera Infante dej¨® al morir.
- Claudio Rodr¨ªguez en facs¨ªmil. El facs¨ªmil ha sido tambi¨¦n la f¨®rmula elegida por Clara Miranda para dar a conocer Aventura, el libro p¨®stumo de Claudio Rodr¨ªguez (1934-1999). El escritor zamorano muri¨® en la cima del reconocimiento como uno de los poetas clave de la segunda mitad del siglo XX espa?ol. La escasez de una obra tan exquisita como reducida despert¨® todas las expectativas. Pero cuando, en 2001, Tusquets public¨® su poes¨ªa completa, la viuda limit¨® el volumen a los cinco t¨ªtulos revisados en vida por ¨¦l. ?Y los in¨¦ditos? Bajo el t¨ªtulo que les dio el poeta, Aventura, los public¨® Tropismos en 2005, en edici¨®n facs¨ªmil. Con todos los borradores, sin transcripci¨®n ni notas, Miranda entreg¨® a los lectores los ¨²ltimos poemas de su marido sin traicionar el esp¨ªritu de un autor que escrib¨ªa los poemas en cualquier parte y correg¨ªa hasta el final.
Cela y Alberti entre sombras
La hija de Rafael Alberti y Mar¨ªa Teresa Le¨®n, Aitana, denunciaba hace unos d¨ªas en EL PA?S la que seg¨²n ella es una mala gesti¨®n del legado de su padre. Aitana aseguraba que el poeta se aleja de sus lectores y no est¨¢ en ninguna parte. El excesivo celo en el cobro y los permisos de reproducci¨®n y acceso a su obra por parte de Mar¨ªa Asunci¨®n Mateo, su viuda, han desatado fuertes cr¨ªticas. Ella es la encargada de la gesti¨®n directa de su obra. Este peri¨®dico ha insistido en conocer su versi¨®n pero ella prefiere guardar silencio. Existe un caso parecido. El de Camilo Jos¨¦ Cela. Los intereses de dos partes se contraponen. La heredera y presidenta de la fundaci¨®n es la viuda del Nobel, Marina Casta?o. Pero la herencia est¨¢ en litigio con su hijo, Camilo Jos¨¦ Cela Conde. Fuentes pr¨®ximas a ¨¦ste han comentado que su caso es casi id¨¦ntico al de Alberti, aunque en el de Cela hay m¨¢s intereses y partes enfrentadas, informa Andreu Manresa. La Xunta de Galicia y la Universidad de Santiago no parecen muy conformes con los modos empleados por los responsables de la fundaci¨®n, con sede en Iria Flavia (Pontevedra) donde naci¨® Cela en 1916. Con disputas as¨ª, la difusi¨®n y dimensi¨®n de su obra empeque?ece.
Un in¨¦dito de Gil de Biedma
Una obra in¨¦dita de Jaime Gil de Biedma podr¨ªa ver la luz... Pero dentro de 50 a?os. La agente catalana Carmen Bal-cells es la albacea de todo su legado. As¨ª lo quiso el poeta antes de morir. Pero hay una parte de la herencia literaria que fue a parar a la ¨²ltima pareja del escritor, a quien precisamente adopt¨® como hijo con el fin de que pudiera heredar. "Esta persona vino con un documento notarial y de muy malas maneras a exigirme que le entregara ciertos originales, cosa que hice aunque antes fueron fotocopiados", cuenta la albacea. Entre esos originales estaba el diario de Gil de Biedma de 1978. Su pareja, que falleci¨® unos a?os despu¨¦s, lo dej¨® en herencia a otra persona. Aunque los derechos que le tocaba percibir fueron a parar a la madre de la pareja de Gil de Biedma. En cualquier caso Balcells deja claro que es ella quien tiene la facultad de publicar el legado del poeta. Y despu¨¦s de ella, la persona que herede su agencia. Balcells tiene la decisi¨®n tomada: "Lo publicaremos dentro de 50 a?os" "Lo hago por respeto a las personas que en ¨¦l se mencionan y tambi¨¦n porque el texto es irrelevante y es una chorrada", precisa la agente.
Los dramaturgos
En el teatro se dan casos preocupantes y pintorescos. Miguel Mihura est¨¢ ahora en manos de una de sus sobrinas. Mario Gas, director del Teatro Espa?ol, ha sufrido sus negativas. "Cursamos una solicitud para hacer una lectura de las obras completas para el centenario y no fue posible". Un caso curioso es el de Jacinto Benavente. Este dramaturgo dej¨® los derechos de Los intereses creados al Montepio de Actores. Hoy nadie se responsabiliza. La Sociedad General de Autores y Editores quiere comprarla.
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