Afrontar el miedo
A pesar de que la contracci¨®n del cr¨¦dito interbancario se ha empezado a mitigar tras el rescate de los sistemas financieros en los pa¨ªses avanzados, las tendencias negativas de los indicadores econ¨®micos han provocado la ca¨ªda de las bolsas. La presi¨®n sobre los mercados emergentes, que muchos cre¨ªan "desconectados" del resto, ha aumentado a medida que se cobran los cr¨¦ditos extranjeros y se venden los activos.
Dado el temor que se ha apoderado de los consumidores, las empresas y los pa¨ªses, se empieza a hablar ya no de una recesi¨®n en los pa¨ªses avanzados, sino de una depresi¨®n global. Hay un pesimismo de que no se puede hacer nada para evitarlo.
?Qu¨¦ sucede? ?Acaso las medidas que se adoptaron para apuntalar el sistema financiero fueron incorrectas? Definitivamente no. El suministro de liquidez, la recapitalizaci¨®n de la banca y los seguros de dep¨®sitos m¨¢s uniformes en todos los pa¨ªses avanzados fueron medidas adecuadas y necesarias. Pero son apenas un primer paso.
Las medidas que toman los pa¨ªses avanzados complican la vida de los mercados emergentes
En los pa¨ªses avanzados, la ca¨ªda del valor de los activos, y m¨¢s en general el temor de lo que vendr¨¢, ha destrozado la confianza. El consumo disminuye y las empresas reducen sus inversiones. La crisis financiera ha producido una aguda reducci¨®n de la demanda, lo que los economistas llaman una "recesi¨®n keynesiana".
Para ayudar a recuperar la confianza, la ¨²nica alternativa es utilizar herramientas macroecon¨®micas para impulsar la demanda y sostener la producci¨®n. La pol¨ªtica monetaria se puede utilizar en pa¨ªses donde las tasas de inter¨¦s siguen altas, pero es probable que su efecto sea limitado en una situaci¨®n de contracci¨®n del cr¨¦dito. La pol¨ªtica fiscal debe desempe?ar un papel central. La expansi¨®n fiscal siempre es arriesgada, puesto que aumenta la deuda y eleva los peligros a futuro. Pero, dada la actual situaci¨®n, los beneficios exceden los costes en pa¨ªses con deudas sostenibles.
Los mercados emergentes se enfrentan a un problema adicional. No s¨®lo deben contemplar la perspectiva de la ca¨ªda de las exportaciones y la confianza; tambi¨¦n son las ¨²ltimas v¨ªctimas de una crisis financiera que se inici¨® en EE UU, lleg¨® a Europa y ahora ha atravesado sus fronteras.
Los bancos extranjeros est¨¢n reduciendo cr¨¦ditos. Los inversionistas extranjeros est¨¢n repatriando capitales a una escala sin precedentes. Ir¨®nicamente, las medidas que se adoptan para resolver la crisis en los pa¨ªses avanzados hacen que resulte m¨¢s atractivo llevar el dinero a casa, lo que complica la vida de los mercados emergentes.
A fin de apuntalar sus sistemas financieros y la demanda global, los emergentes deben estar dispuestos a adoptar medidas similares a las que han aplicado los pa¨ªses avanzados. Pero la reciente prosperidad de muchos de esos mercados proviene del acceso al capital mundial. Una interrupci¨®n s¨²bita de esos flujos es un duro golpe y plantea desaf¨ªos especiales que esos pa¨ªses no pueden resolver por s¨ª solos.
Por eso, los pa¨ªses avanzados deben estar preparados para otorgar el financiamiento necesario y a un nivel sin precedentes. La alternativa es la perspectiva de impagos generales de deuda, controles bancarios y proteccionismo -algo que retrasar¨ªa a estos pa¨ªses y a la econom¨ªa mundial en conjunto durante a?os.
El FMI tiene recursos para comprometer hasta 250.000 millones de d¨®lares. Ha puesto en marcha mecanismos que le permitir¨¢n facilitar con rapidez recursos con condiciones limitadas a la pol¨ªtica de respuesta a la crisis de que se trate. Adem¨¢s, el Fondo est¨¢ elaborando una l¨ªnea de liquidez para proporcionar recursos inmediatos a mercados emergentes con buen desempe?o y pol¨ªticas y fundamentos s¨®lidos.
Esto deber¨¢ dar confianza al inversionista. Pero, dada la escala de los flujos de capital, tambi¨¦n insto a Gobiernos y bancos centrales de los pa¨ªses avanzados a que den financiaci¨®n en paralelo a la del FMI. Tambi¨¦n estoy convencido de la necesidad de hallar formas de utilizar los recursos de los pa¨ªses que tienen grandes reservas. El FMI har¨¢ su parte, pero se necesitan todas estas acciones para reforzar la credibilidad de la respuesta global coordinada a la crisis.
Tambi¨¦n debemos mirar el futuro -sobre todo el de los pa¨ªses de bajos ingresos en ?frica-. Su escasa participaci¨®n en mercados internacionales les ha protegido en cierto modo de la tormenta. Pero es una calma fr¨¢gil que probablemente no durar¨¢.
Muchos pa¨ªses de bajos ingresos se ver¨¢n afectados por la ca¨ªda de precios de los productos b¨¢sicos. A otros, incluidos los que estaban siendo la nueva frontera de los mercados emergentes, el acceso al capital extranjero podr¨ªa interrumpirse. Esos pa¨ªses tambi¨¦n necesitar¨¢n ayuda. Para evitar tragedias humanas ser¨¢n esenciales los pr¨¦stamos del FMI y de los bancos de desarrollo globales, as¨ª como mantener en sus niveles actuales la ayuda de los donantes.
La din¨¢mica del miedo es catastr¨®fica en potencia, pero se puede romper. Al margen de los problemas del sistema financiero, las enormes mejoras en tecnolog¨ªa, productividad y progreso social -los verdaderos fundamentos- a lo largo de los a?os son testamento genuino del poder de la globalizaci¨®n como una fuerza para el bien. Puede ser tarde para evitar una recesi¨®n en pa¨ªses avanzados y una desaceleraci¨®n en el resto, pero no es demasiado tarde para impedir una depresi¨®n global.
Dominique Strauss-Kahn es director gerente del Fondo Monetario Internacional. ?Project Syndicate, 2008. Traducci¨®n de Kena Nequiz.
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