Una de franceses
Catalogada por los propios franceses como la mejor pel¨ªcula (francesa) de todos los tiempos, la entra?able e interminable obra de Marcel Carn¨¦ ha inspirado este largo y complejo ballet, gran producci¨®n en toda regla -500 trajes, 7 escenarios, 2,5 horas de dura-ci¨®n- y que es propiamente el deb¨² de Jos¨¦ Carlos Mart¨ªnez (Cartagena, 1969) en la que es su casa. Antes hab¨ªa hecho peque?os ballets, pero ahora se enfrenta a casi 70 artistas sobre el escenario. Como primera creaci¨®n mayor -es tambi¨¦n la primera vez que un espa?ol crea y adjunta repertorio en Garnier- hay que reconocer su arrojo y alg¨²n detalle de m¨¦rito, y como en casi todos los ballets narrativos modernos, el segundo acto es mejor que el primero, y al primero le sobra metraje. La peregrina intenci¨®n de narrar el filme hace naufragar la obligada cita cor¨¦utica, am¨¦n de una m¨²sica que a veces funciona y otras estanca la acci¨®n, partitura de encargo que no elude cierto realismo expositivo y donde est¨¢n presentes Auber, Delibes, Chaikovski y hasta Stravinski.
LES ENFANTS DU PARADIS
Ballet de la ?pera de Par¨ªs.
Coreograf¨ªa: Jos¨¦ Mart¨ªnez (a partir del original literario de Jacques Pr¨¦vert). M¨²sica: Marc Olivier Dupin. Decorados: Ezio Toffoluti.
?pera Garnier. Par¨ªs, 1 de noviembre.
La orquesta fue manejada con br¨ªo y sensibilidad por Pablo Heras Casado y se luci¨® en la recreaci¨®n de Scarlatti que da lugar al divertissement, especie de citaci¨®n intencionada y acelerada del Balanchine sinf¨®nico, del Lander de Etudes, pasando por un uso obsesivo del canon. Alessio Carbone est¨¢ brillante en su papel: musical virtuoso y de potente din¨¢mica.
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