La sanidad de EE UU ante las urnas
Antes de leer este art¨ªculo es preciso realizar tres consideraciones: el sistema sanitario estadounidense es el m¨¢s complejo del mundo, la sanidad nunca ha sido un tema prioritario en campa?a electoral y el que escribe es seguidor de Barack Obama desde hace cuatro a?os. Con respecto al primer punto, y de una forma muy breve, el multisistema sanitario estadounidense incluye un programa de protecci¨®n para la indigencia, denominado Medicaid y que es financiado por cada uno de los Estados para familias que tienen residencia fija, lo que excluye a los sin techo, y un nivel de pobreza determinado. Tambi¨¦n incluye un programa denominado Medicare (www.medicare.gov), que financia desde Washington la sanidad de los pensionistas y la de Veterans Administration (www.va.gov), que cubre a los veteranos de guerra.
La atenci¨®n sanitaria s¨®lo apareci¨® como tema nacional en el ¨²ltimo debate
Los programas citados son de cobertura universal para sus beneficiarios, con algunas limitaciones en la calidad o copagos espec¨ªficos. El resto del pa¨ªs tiene la posibilidad de acceder a m¨²ltiples planes de salud, inicialmente financiados por el empleador o de forma mixta, que incluyen desde seguros privados con prestaciones ilimitadas, hasta modelos limitados en capacidad de gasto y/o en prestaciones. La elecci¨®n de un plan de salud en esta ¨²ltima categor¨ªa es una labor muy compleja debido a la gran variedad de posibilidades y a la mucha letra peque?a de los contratos. Aquellos ciudadanos a quienes su empleador no ofrece cobertura sanitaria, los trabajadores a tiempo parcial o los titulares de peque?os negocios suelen formar parte del colectivo que carece de seguro sanitario. Por otra parte, la sanidad estadounidense es la que m¨¢s gasta del mundo en porcentaje del PIB. Los servicios de urgencias tienen la obligaci¨®n de atender todos los casos graves que reciben.
Ante este panorama de gran complejidad y diversidad, los candidatos John McCain y Barack Obama han hecho lo que la mayor¨ªa de candidatos hicieron antes, relegar la sanidad a un segundo plano. El propio Michael Dukakis, candidato dem¨®crata que compiti¨® con Bush padre en las elecciones de 1988, expresaba la imposibilidad de situar la sanidad en un puesto prioritario de la agenda electoral. De hecho, s¨®lo en las elecciones primarias de candidatos del Estado de New Hampshire la sanidad es importante, cuando la poderosa Asociaci¨®n de Jubilados (www.aarp.org) organiza un debate para arrancar a los potenciales candidatos el compromiso de que no va a haber recortes en el programa Medicare.
Los motivos de esta resistencia son b¨¢sicamente tres. En primer lugar, los candidatos se sienten m¨¢s c¨®modos hablando de otros temas, sabedores que con la salud pueden ganar unos votos, pero perder unos cuantos m¨¢s. Por ello, en privado prefieren que sean los Estados, como ha pasado en Massachusetts (www.mass.gov/legis), o el mercado los que aborden el problema de los sin seguro y de la necesaria reforma sanitaria. En segundo lugar, la mayor¨ªa de los estadounidenses no est¨¢n por la labor de apoyar una reforma cuyos costes y consecuencias no pueden predecir en un sistema que se precia de ser el tecnol¨®gicamente m¨¢s avanzado del mundo. Finalmente, hay m¨²ltiples intereses que refuerzan en la opini¨®n p¨²blica la desconfianza en torno al rol del Gobierno en esta reforma y las dificultades de cohesionar un sistema muy fragmentado y atomizado.
Una r¨¢pida visi¨®n de los programas sanitarios de ambos candidatos y de sus intervenciones p¨²blicas permite observar una gran diferencia. Mientras que para McCain el problema de la sanidad es individual y, por lo tanto, corresponde a Joe el fontanero elegir qu¨¦ es lo que quiere y al Gobierno ofrecer incentivos fiscales para que elija bien, Obama ofrece la posibilidad de incorporar al sistema al mayor n¨²mero de ciudadanos sin seguro, especialmente ni?os. De acuerdo con sus programas, se ha estimado que en los pr¨®ximos 10 a?os, sobre un total de 67 millones de personas sin seguro m¨¦dico, McCain reducir¨ªa esa cifra en s¨®lo dos millones, mientras que Obama lo har¨ªa en 34 millones. Para McCain la soluci¨®n est¨¢ en conservar el sistema actual de mercado con algunos cambios. Obama propone ir instaurando un sistema mixto p¨²blico-privado, con la intenci¨®n, posiblemente, de transferir la responsabilidad del cambio a los Estados. Ninguno de los dos apoya un sistema de cobertura universal y los dos defienden los cl¨¢sicos de toda campa?a electoral: m¨¢s TIC, m¨¢s prevenci¨®n, menos burocracia y control del gasto.
La sanidad s¨®lo apareci¨® en el ¨²ltimo debate electoral, centrado en temas internos y porque estaba en el gui¨®n. En el mismo, Obama pareci¨® tener las ideas m¨¢s claras y realiz¨® propuestas espec¨ªficas, mientras que McCain divag¨® entre generalidades y curiosidades. Entre estas ¨²ltimas destac¨® la promoci¨®n del deporte en las empresas... Sin embargo, McCain le hizo a Obama la misma jugada que Bush padre le hizo a Dukakis, tratar de desarmarlo con una frase: "T¨² quieres un sistema dirigido por el Gobierno; t¨² amas a Canad¨¢ y a Inglaterra". Obama, educadamente, olvid¨® preguntarle sobre el manifiesto firmado por 2.768 m¨¦dicos en el The New York Times el 3 de octubre exigiendo al senador McCain que hiciera p¨²blica su historia cl¨ªnica completa, ante la sospecha de que el melanoma invasivo del que fue operado pudiera afectar a su labor como posible presidente. Y es que Sarah Palin parece m¨¢s temible como presidenta que McCain, no sea que proponga a todos los sin seguro ir a Alaska a cazar ciervos o buscar petr¨®leo.
Albert Jovell es doctor en Salud P¨²blica por la Universidad de Harvard y profesor de Medicina Preventiva y Salud P¨²blica en la UAB.
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