Un hombre para la eternidad
Mucho se ha comentado sobre el hecho hist¨®rico de que Barack Obama sea negro. Y lo es, lo cual es muy positivo para Estados Unidos, y quiz¨¢ incluso para el mundo. Pero tampoco es negro del todo, lo cual tambi¨¦n es positivo.
Como nos record¨® la foto que todo el mundo vio ayer del joven Obama con sus abuelos maternos, es mestizo. S¨®lo que, por los misterios de la biolog¨ªa, lo que predomina en su rostro son los genes de su padre keniano.
Que se le perciba como negro es bueno para la Am¨¦rica negra. Manda un mensaje de un valor incalculable. El victimismo ancestral de los afroamericanos, los descendientes de los esclavos, ha inhibido la evoluci¨®n de este sector de la poblaci¨®n en lo econ¨®mico, lo pol¨ªtico y lo social. El hecho de que el color de la piel apenas influye en la capacidad de prosperar de los habitantes del "pa¨ªs de las oportunidades" se ha demostrado en el notable ¨¦xito que han tenido los recientes inmigrantes africanos, cuyos ingresos y nivel educativo han estado por encima de los de la media del pa¨ªs.
El victivismo de los descendientes de los esclavos ha inhibido su evoluci¨®n
El ver que un hombre del mismo aspecto que ellos ha llegado a las alturas m¨¢s elevadas de la pol¨ªtica estadounidense tiene
que servir para la poblaci¨®n afroamericana como incentivo y como gran golpe de confianza.
Esto no significa que los blancos o los hispanos o los de origen asi¨¢tico tengan que sentirse de ning¨²n modo amenazados o excluidos de la fiesta. Porque ellos tambi¨¦n pueden reconocerse en Obama, o pueden ver en ¨¦l un americano medio m¨¢s. Por su porte, por su aire y, ante todo, por su forma de hablar ingl¨¦s, Obama no corresponde al estereotipo del negro americano con el que se asociaba a un fallido candidato negro anterior, Jesse Jackson. Cuando uno habla por tel¨¦fono con un estadounidense desconocido detecta inmediatamente, en 90 casos de cada 100, si la persona es negra. El afroamericano tiene un acento distintivo, con una clara nota sure?a que lo delata, independientemente del lugar de Estados Unidos en el que viva o haya nacido.
Obama no habla as¨ª. Obama habla como un blanco t¨ªpico de clasemedia de Connecticut o Colorado. En cuanto a las palabras que usa y c¨®mo las ordena, est¨¢ en otra ¨®rbita comparado con George W. Bush, por poner un ejemplo. Habla con la elocuencia, claridad y amplitud de vocabulario del m¨¢s eminente abogado o profesor universitario. Pero no deja de tener visibles ra¨ªces africanas, lo que implica que todo el mundo no s¨®lo pueda identificarse con alg¨²n aspecto de ¨¦l, sino que ofrece el ejemplo de una persona digna y susceptible de emular. Obama combina los atributos del continente en el que se origin¨® la especie humana con los del infinitamente variado pa¨ªs en el que ¨¦l naci¨®. Es un hombre para la eternidad.
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