Tras la euforia, la realidad
El nuevo presidente de Estados Unidos tiene ante s¨ª una tarea herc¨²lea: reconstruir los muy debilitados cimientos del poder americano. No deja de resultar ir¨®nico que despu¨¦s de a?os de reflexi¨®n sobre el deterioro del poder blando de Estados Unidos, la presidencia de Bush no s¨®lo haya hundido el atractivo de su pa¨ªs en el mundo, sino que se haya llevado por delante dos pilares esenciales de su poder duro: la econom¨ªa, en ca¨ªda libre, y la capacidad militar, con un Ej¨¦rcito prisionero en Irak y Afganist¨¢n. Por ello, a la par que celebre su victoria, el nuevo presidente no podr¨¢ menos que contemplar horrorizado el legado que tendr¨¢ que gestionar: crisis financiera, deuda presupuestaria, desempleo, desahucios, el hundimiento del consumo privado y, para concluir con un dato conocido justo ayer, unos ¨ªndices de producci¨®n tan bajos como no se recuerdan en 25 a?os.
No debe olvidarse que EE UU tiene una enorme capacidad de recuperaci¨®n
Sumado a la costos¨ªsima ocupaci¨®n de Irak y a una presencia en Afganist¨¢n que inevitablemente ir¨¢ a m¨¢s, no es extra?o que se haya recordado estos d¨ªas que, a lo largo de la historia, todos los imperios han desaparecido cuando la combinaci¨®n de guerra y endeudamiento han desembocado en derrota militar y bancarrota financiera. Claro que se olvida que Estados Unidos ya vivi¨® una situaci¨®n similar en los a?os setenta, cuando perdi¨® la guerra de Vietnam y casi de forma simult¨¢nea decret¨® el fin de la convertibilidad del d¨®lar. Y, sin embargo, unos pocos a?os despu¨¦s, mientras Europa segu¨ªa atascada, el pa¨ªs no s¨®lo estaba creciendo, sino reconstruyendo su poder militar a un ritmo tan vertiginoso como para provocar el colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. No debe pues olvidarse que Estados Unidos tiene, gracias a su dinamismo, una enorme capacidad de recuperaci¨®n.
Casi m¨¢s preocupante es, desde una perspectiva espa?ola y europea, la actitud resignada y fatalista con la que se contempla la actual crisis econ¨®mica. El tiempo de la irritaci¨®n y de se?alar con el dedo a Washington, por justificado que est¨¦, ya ha pasado. El vendaval que levant¨® la ca¨ªda de las Torres Gemelas en 2001 pronto lleg¨® hasta los ¨²ltimos suburbios de Bagdad. Ahora, el tsunami puesto en marcha por las hipotecas basura ha impactado de lleno en Espa?a, llev¨¢ndose por delante en un solo mes nada menos que 200.000 empleos. Salta a la vista que nuestro modelo econ¨®mico no es tan eficaz como debiera y que nuestras sociedades son m¨¢s fr¨¢giles de lo que parecen.
Es el momento de la pol¨ªtica exterior, s¨ª, pero tambi¨¦n de construir cimientos m¨¢s s¨®lidos, de hacer autocr¨ªtica sobre las pol¨ªticas seguidas y, en general, de tener una actitud mucho m¨¢s combativa hacia la creaci¨®n de empleo, la innovaci¨®n y la calidad de nuestro sistema educativo. Hoy mi¨¦rcoles 5, a ambos lados del Atl¨¢ntico, es hora de ponerse a trabajar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.