Dos mensajes sobre Kundera
Yo tambi¨¦n recuerdo la ¨¦poca. Recuerdo el ambiente de entonces. Es dif¨ªcil de explicar. Si miro al pasado, no lo comprendo y a veces hasta me asombro de m¨ª mismo y me pongo colorado. ?C¨®mo pod¨ªa, por ejemplo, usar el t¨¦rmino "literatura socialista", si deb¨ªa de saber que era una tonter¨ªa, que no existe literatura socialista ni capitalista, ni puede existir? ?C¨®mo pod¨ªa decir en p¨²blico cosas diferentes a las que pensaba?
Precisamente ayer, fui a ver la pel¨ªcula Tobruk, y me hice la misma pregunta por en¨¦sima vez: ?habr¨ªa resistido la verdadera lucha? Y en la c¨¢rcel me preguntaba a m¨ª mismo muchas veces: ?qu¨¦ les habr¨ªas dicho y revelado si te hubieran torturado f¨ªsicamente? Y, por otra parte: ?qu¨¦ pensar¨¢n los j¨®venes historiadores cuando encuentren un apunte donde diga que denunci¨¦ a un prisionero? Podr¨ªa explicarles que ese hombre quer¨ªa suicidarse y que yo no pod¨ªa hacer otra cosa para salvarlo que eso, y ellos comprender¨¢n y me admirar¨¢n. Mi complicada aclaraci¨®n adicional quedar¨¢, sin embargo, siempre agazapada en un lugar oculto, tras la terrible noticia original sobre mi traici¨®n.
Milan, ?¨¢nimo! El hombre, en su peregrinaci¨®n por la vida, encuentra cosas peores que verse profanado
Est¨¢ claro lo que quiero decir: aunque Milan Kundera hubiera ido a la polic¨ªa a denunciar a un esp¨ªa, lo cual, en mi opini¨®n no sucedi¨®, hay que intentar -al menos intentar- verlo con el prisma de la ¨¦poca. Uno no tiene que ser un comunista acalorado o un fan¨¢tico para hacer algo de buena fe, pensando que con eso allana el camino hacia un mundo mejor. Bastaba con dudar de que no fuera una trampa preparada para ¨¦l o para sus pr¨®ximos, o incluso estar "casi seguro" de ello. Bastaba con pensar que si no era el h¨¦roe de Tobruk simplemente se dijo: ?por qu¨¦ deber¨ªa dejarme cerrar en un campo de concentraci¨®n durante diez a?os por "saber y no decirlo"? Los campos de concentraci¨®n pertenecen a los h¨¦roes, no a m¨ª. Digo todo esto, repito, por si hubiera ocurrido lo que dicen los historiadores j¨®venes. Yo, por mi parte, tengo bastantes razones materiales para pensar que Milan Kundera no fue de repente a la comisar¨ªa de la polic¨ªa nacional (SNB) a decir que alguien le hab¨ªa dicho que otra persona le hab¨ªa dicho que a un lugar tal y tal llegar¨ªa un esp¨ªa para recoger una maleta. Creo que no sucedi¨® de un modo tan tonto, ni pudo suceder. Sea como sea, una cosa es evidente: Milan Kundera, ya mayor, estaba inmerso en un mundo completamente kunderiano, del que sab¨ªa distanciarse -como persona f¨ªsica- durante a?os. ?Qu¨¦ significa entonces? Para m¨ª, entre otras cosas, lo siguiente: antes de meternos con cualquier cosa, debemos valorar qu¨¦ puede surgir de ello y si se corresponde con nuestro car¨¢cter. Si el protagonista de este suceso fuera un desconocido, y no un escritor de fama internacional, el caso habr¨ªa pasado inadvertido. En otras palabras: es arriesgado escribir bien y hacerse famoso. Por otra parte, de vez en cuando hay que arriesgarse. Para el bien com¨²n. Si la obra de Kundera no existiera, el mundo estar¨ªa mucho peor. Pero Milan Kundera estar¨ªa hoy -el 16 de octubre de 2008- mucho mejor. Al menos estar¨ªa como ese desconocido.
Para terminar, s¨®lo dos mensajes:
1) J¨®venes historiadores, por favor, ?cuidado a la hora de valorar la historia! Porque, al igual que nuestros abuelos, de buena fe pod¨¦is hacer m¨¢s da?o que bien.
2) Milan, ?¨¢nimo! Un hombre como usted sabe que en su peregrinaci¨®n por la vida se encuentra con cosas peores que la profanaci¨®n en la prensa.
V¨¢clav Havel es autor teatral y ex presidente de la Rep¨²blica Checa.
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