El rector frente a mil alumnos
Tom¨¢s rechaza convocar un refer¨¦ndum sobre el espacio universitario europeo
Despu¨¦s de a?os aparentemente adormecidos, los alumnos de la Universitat de Val¨¨ncia despertaron ayer para oponerse al Espacio Europeo de Educaci¨®n Superior (EEES). Cientos de universitarios acudieron a ver el cara a cara entre el rector, Francisco Tom¨¢s, y los representantes de los estudiantes que llevan dos semanas acampados en las facultades. La asistencia desbord¨® el aula magna de la Filosof¨ªa donde, apretados, sentados por los pasillos, se reunieron cerca de 500. La cola de acceso bloque¨® el pasillo y alcanz¨® la escalera que lleva al primer piso de la antigua facultad de Derecho, en la avenida de Blasco Ib¨¢?ez. El debate fue tambi¨¦n seguido por televisi¨®n, a trav¨¦s de Internet, en otros centros.
El rector reconoci¨® que la informaci¨®n sobre el proceso ha resultado escasa
Hubo cr¨ªticas razonables; pero otras excedieron el marco universitario
Tom¨¢s, acompa?ado por dos vicerrectores, acab¨® exhausto tras debatir durante casi cuatro horas: primero con los representantes estudiantiles, luego con los asistentes que pidieron la palabra desde el auditorio. El rector dio la raz¨®n a los alumnos en algunas cr¨ªticas; felicit¨® a un participante; se esforz¨® por aclarar confusiones (por ejemplo, que el EEES no conllevar¨¢ la desaparici¨®n del Derecho Romano como asignatura troncal en la carrera de Derecho); defendi¨® buena parte de los grandes objetivos del proceso, y se neg¨®, tal y como pretend¨ªan los j¨®venes, a paralizar la adaptaci¨®n a Europa en la Universitat de Val¨¨ncia y a convocar un refer¨¦ndum sobre la cuesti¨®n.
Las cr¨ªticas de los universitarios resultaron dispares. Algunas sonaron razonables: si, tal y como ha denunciado el equipo rectoral, la Administraci¨®n auton¨®mica y el Gobierno pretenden que la gran reforma se haga con coste cero, es probable que la ¨²nica forma de llevarla a cabo sea hacerlo mal. Otras exced¨ªan el ¨¢mbito del rector y del mundo acad¨¦mico: las censuras al mercado laboral y al sistema capitalista. Y hab¨ªa tambi¨¦n errores de interpretaci¨®n, parte de los cuales parecen haber sido generados, voluntariamente o no, por sectores del profesorado que se oponen de plano a la reforma. Por ejemplo, que los alumnos que ya est¨¢n estudiando tendr¨¢n que dejar sus actuales diplomaturas o licenciaturas e integrarse en los nuevos t¨ªtulos de grado.
Esos errores y el desconocimiento que reconoc¨ªan algunos asistentes (por no hablar del alumnado en general) sobre el EEES y el llamado Proceso de Bolonia, dej¨® clara una cosa: ni las universidades, ni la Generalitat, ni el Gobierno han transmitido suficiente informaci¨®n a los estudiantes sobre un cambio del sistema que se pretende, sin embargo, muy profundo. El rector reconoci¨® el fallo, y se comprometi¨® a poner los medios para subsanarlo.
El EEES fue lanzado en 1999 para armonizar los sistemas universitarios del continente y facilitar el reconocimiento de los t¨ªtulos acad¨¦micos entre los pa¨ªses, y se han ido sumando a ¨¦l m¨¢s de 40 Estados. En Espa?a, la adaptaci¨®n al espacio europeo, implicar¨¢, entre otras cosas, la unificaci¨®n de todas las modalidades de carreras (licenciaturas, diplomaturas, ingenier¨ªas) en una sola categor¨ªa, llamada grado. Y la aparici¨®n de un segundo nivel educativo llamado m¨¢ster oficial. Sobre el papel, deber¨ªa suponer tambi¨¦n una gran transformaci¨®n de la docencia, sustituyendo la lecci¨®n magistral por formas m¨¢s participativas de aprendizaje.
Buena parte de quienes ayer acudieron al debate saben todo eso y mucho m¨¢s. Y lo rechazan. Consideran, por ejemplo, que el nuevo modelo de docencia, que exige una mayor implicaci¨®n durante todo el curso (estudiando tanto dentro como fuera del aula), obligar¨¢ a los universitarios a convertirse en "alumnos a tiempo completo". Y que eso acabar¨¢ excluyendo de las facultades a aquellos que, adem¨¢s de estudiar, trabajan. Consideran tambi¨¦n que la nueva estructura de grado m¨¢s m¨¢ster (el precio de cuyos cr¨¦ditos es superior) crear¨¢ dos categor¨ªas de universitarios en funci¨®n de lo que puedan pagar.
Temen que la filosof¨ªa del proceso, que aspira a mejorar la competitividad econ¨®mica de Europa, acabe por llevarse por delante carreras poco rentables desde esa perspectiva, como las de Humanidades (aunque alguno reconociera ayer que muchos de esos titulados trabajan actualmente de camareros). Y hay quien est¨¢ tambi¨¦n convencido de que, para garantizar su futuro como servicio p¨²blico, la universidad debe permanecer alejada de las empresas.
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