'El bordell' Mucho ruido
Nuevo texto de Llu?sa Cunill¨¦ (nuestra escritora teatral m¨¢s prol¨ªfica -de la que, por cierto, la editorial Edicions 62 acaba de publicar un grueso volumen con 10 de sus piezas titulado precisamente as¨ª, Deu peces- y reconocida; ganadora, entre otros, del Premi Nacional de Teatre de la Generalitat de Catalunya 2006) en el Lliure, teatro del que es dramaturga residente. Y nuevo montaje de Xavier Albert¨ª de un texto de Cunill¨¦. La relaci¨®n entre ambos se inici¨® en 2002 y desde entonces han urdido varios espect¨¢culos juntos de diversa ¨ªndole. El que nos ocupa no es de los mejores. Ambicioso en el contenido y en la forma, El bordell crea unas expectativas que se ven amplificadas por un magn¨ªfico aparato escenogr¨¢fico situado en el centro de la sala -el p¨²blico se sit¨²a a ambos lados de lo que viene a ser la barra y la pista de baile del burdel en cuesti¨®n-. Las ilusiones, sin embargo, que uno pueda hacerse se van desdibujando a lo largo de la funci¨®n hasta que llega el final, momento en que, por lo logrado de un efecto que no desvelaremos, el montaje vuelve a captar la atenci¨®n del espectador.
EL BORDELL
De Llu?sa Cunill¨¦. Direcci¨®n: Xavier Albert¨ª. Int¨¦rpretes: Chantal Aim¨¦e, Merc¨¨ Ar¨¤nega, Jordi Banacolocha, Jordi Dauder, Rub¨¨n de Eguia, Enric Maj¨®, Jordi Serrat. Teatre Lliure. Barcelona, 5 de noviembre.
Veinticinco a?os despu¨¦s de la noche del 23-F, varios personajes se citan en un burdel de carretera en la frontera con Francia. En semejante contexto y con la transici¨®n como trasfondo pol¨ªtico, es de esperar lo que anuncia la web del Lliure, un "retrato s¨®rdido", una "met¨¢fora de la Espa?a desencantada que nos ha tocado vivir". Y s¨®rdido s¨ª es, pero lo de "met¨¢fora" dir¨ªa que le viene tan grande a la obra como el espacio esc¨¦nico que ocupa.
Eduard Molner, en uno de los textos del programa de mano, compara la situaci¨®n dram¨¢tica del texto con las de Valle-Incl¨¢n, por lo esperp¨¦ntico de sus personajes, y la dimensi¨®n de esos personajes con los de Shakespeare. Es cierto que un personaje parafrasea en un momento dado a Tim¨®n de Atenas (Jordi Banacolocha en el papel del viejo banquero, uno de los socios del burdel) y otro al buf¨®n del Rey Lear (la Madame, una estupenda Merc¨¨ Ar¨¤nega); tambi¨¦n lo es que la mujer joven (Chantal Aim¨¦e) es la hija peque?a de un viejo que parece loco (un convincente Enric Maj¨® haciendo de travestido) y que unos truenos suenan a tormenta, pero no s¨¦ si todo esto es suficiente como para hallar en el bardo m¨¢s equivalencias que las se?aladas y que me parecen m¨¢s est¨¦ticas que ¨¦ticas.
Sin esa envergadura prestada me temo que los personajes de El bordell quedar¨ªan en bien poca cosa, porque de pol¨ªtica no se habla, los di¨¢logos son puro humo y las razones de su desencanto las tiene que poner el espectador. As¨ª es que, para seguir con Shakespeare, mucho ruido y pocas nueces.
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