40 a?os de 'Astral Weeks'
Van Morrison ofrece dos conciertos conmemorativos en Los ?ngeles, que incluir¨¢ en un ¨¢lbum recordatorio
Muy pocos sonidos se pueden escuchar hoy tan vanguardistas como los de Astral Weeks, el disco de Van Morrison que estos d¨ªas cumple cuarenta a?os. Todas las listas de cr¨ªticos y revistas especializadas sit¨²an esta cima creativa entre las mejores de la historia de la m¨²sica pop. El legendario elep¨¦ nunca ha necesitado naftalina para reclutar nuevas hornadas de mel¨®manos, pero su autor ha decidido celebrar el aniversario con dos conciertos en Los ?ngeles (ayer y hoy), con cuyo material se editar¨¢ un disco conmemorativo.
El irland¨¦s grab¨® las ocho canciones en dos intensas jornadas, con m¨²sicos de estudio a los que no conoc¨ªa y a quienes ense?¨® los acordes en los instantes previos a la grabaci¨®n. Quer¨ªa que improvisaran y expresaran libremente lo que sintieran. En esos d¨ªas oto?ales de 1968, su aliento reventaba cualquier alcohol¨ªmetro que osara cruzarse con ¨¦l. Intentaba as¨ª ahuyentar la angustiosa sombra del fracaso vital, y su exorcismo se derram¨® en los surcos de esta obra maestra cuyos ecos sobrevuelan toda su obra posterior.
"Si me aventurara en el torbellino" son las primeras palabras que el m¨²sico lanza con voz sobrenatural en Astral Weeks. Nadie esperaba ese inclasificable sonido que acababa de inventar un joven de 23 a?os procedente del rhythm and blues y con alg¨²n ¨¦xito en el pop. El compositor hab¨ªa transformado los vatios de los Them en sinuosos acordes ac¨²sticos que besaban las orillas del folk, pero tambi¨¦n lanzaban destellos de jazz, soul, blues y gui?os celtas.
El Le¨®n de Belfast vierte amplias dosis de improvisaci¨®n vocal y eleva a categor¨ªa universal sus propias vivencias infantiles. Peter Handke ha escrito que en sus cuerdas vocales anida "el canto de una vieja, una mujer, un ni?o y un hombre. La voz de un hombre". Evoca las calles de su ni?ez irlandesa, el dolor por la inocencia perdida y los primeros amores de un pasado que recupera con chispazos de belleza. Morrison persigue un renacimiento interior y all¨ª, a miles de kil¨®metros de su hogar, entre Boston y Nueva York, "en otro tiempo, en otro lugar", encuentra Belfast para siempre, donde refulge la belleza de los d¨ªas perdidos.
Pero las letras apenas significan nada si se desgajan de su voz, el instrumento esencial que invita a cuerdas y vientos a transitar por caminos inexplorados; es una garganta que se adentra por territorios musicales arriesgados, edificando instantes irrepetibles. Machaca las palabras, las vac¨ªa, las repite y las vuelve a llenar hasta desmantelar el lenguaje y convertir las s¨ªlabas en m¨²sica que alza el vuelo sin m¨¢s ley que la libertad.
Astral Weeks encumbra a Morrison como el poeta m¨ªstico en el firmamento del rock. Su profundidad espiritual y la b¨²squeda filos¨®fica le han situado en una ¨®rbita extremadamente personal, repleta de momentos m¨¢gicos y trascendentes. Tal vez por ello esta pasada primavera Bruce Springsteen confes¨® ante el p¨²blico que este ¨¢lbum era como una religi¨®n para ¨¦l.
El disco carece de espina dorsal, porque cada canci¨®n alberga vida propia y se conecta de forma tan sutil como f¨¦rrea con el resto. La voz navega desde la placidez de Sweet thing hasta las turbulencias de The way young lovers do para fundirse en el silencio de la inquietante Slim slow slider. En los estertores de 1968, se lanzaron unas 20.000 copias del vinilo, pero Warner no pudo promocionar las ventas con un sencillo: Madame George sobrepasa los nueve minutos; Ballerina y Astral Weeks, los siete; Cyprus Avenue, los seis
... Unos tiempos que rompen las costuras comerciales de su tiempo. Sin embargo, el boca a boca salta todos los obst¨¢culos y el disco cala como una fina lluvia hasta erigirse como un s¨ªmbolo misterioso de la cultura popular.
Astral Weeks. Warner. 1968. Producido por Lewis Merenstein para Inherit Productions. M¨²sicos: Van Morrison, Richard Davis, Jay Berliner, Connie Kay, John Payne, Warren Smith, Jr. Miguel L¨®pez es autor, junto a Isabel L¨®pez, del libro Van Morrison. Viaje a Caledonia. Fundamentos, 2005.
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