Brechas en ETA
La direcci¨®n etarra suspende de militancia a su representante en las negociaciones con el Gobierno. Las bases de la banda piden golpear al PNV, pero de forma selectiva
La ruptura de la tregua reabri¨® en ETA y Batasuna una brecha divisoria que ha llegado a resquebrajar el propio n¨²cleo dirigente de la organizaci¨®n terrorista. Fuentes de los servicios de informaci¨®n policiales aseguran que Francisco Javier L¨®pez Pe?a, Thierry o Zulos, representante de ETA en las frustradas negociaciones con el Gobierno espa?ol y elemento clave del periodo de tregua, se encuentra suspendido de militancia y a la espera de que la actual direcci¨®n de la banda adopte sobre ¨¦l una decisi¨®n definitiva. En id¨¦ntica situaci¨®n permanece la antigua dirigente de Batasuna integrada en el aparato pol¨ªtico de ETA Ainhoa Ozaeta, la encapuchada que el 22 de marzo de 2006 anunci¨® el "alto el fuego" en el v¨ªdeo enviado a la televisi¨®n vasca (ETB). Ambos fueron detenidos el 20 de mayo pasado en Burdeos, en la misma operaci¨®n policial en la que fueron arrestados tambi¨¦n Jon Salaberria e Igor Suberbiola, miembros igualmente del aparato pol¨ªtico.
Dos franquicias de 'kale borroka' se han puesto en marcha en suelo franc¨¦s para amenazar al Gobierno de Par¨ªs
ETA sigue sin ser una prioridad para Francia. Y los franceses acusan a Espa?a de desmedido af¨¢n publicitario
L¨®pez Pe?a, 'Thierry', cerr¨® el grifo de la financiaci¨®n a 'Txeroki' para impedir atentados durante la tregua
Arnaldo Otegi, Rafa D¨ªez y otros promueven ahora una plataforma independentista sin contar con ETA
La divisi¨®n interna recorre, asimismo, las desmoralizadas filas militantes de Batasuna y se manifiesta en la promoci¨®n de din¨¢micas y proyectos de participaci¨®n electoral que cuestionan impl¨ªcitamente el papel de "vanguardia dirigente" asignado a ETA y se anticipan a la posibilidad de que la organizaci¨®n terrorista opte por la abstenci¨®n y el boicoteo de las elecciones. Arnaldo Otegi, el ex portavoz de Batasuna recientemente excarcelado, el ex secretario general del sindicato LAB, Rafael D¨ªez Usabiaga, y otros antiguos dirigentes como Tasio Erkizia est¨¢n impulsando junto al ex secretario general de ELA, Joseba Elorrieta, y el ex consejero vasco de EA, Sabin Intxaurraga, la creaci¨®n de una plataforma independentista abierta a las formaciones pol¨ªticas y sindicales de izquierda abertzale: EA, Aralar, Zutik y Euskal Batasuna (partido de ¨¢mbito vasco-franc¨¦s), adem¨¢s de ELA. La creaci¨®n de esta plataforma, un remedo de Nafarroa Bai, con Batasuna en el lugar del PNV, les permitir¨ªa a la base militante y a su electorado salir del ostracismo pol¨ªtico, salvar la prohibici¨®n judicial que pesa sobre su actividad p¨²blica y descargarse, en buena medida, de la f¨¦rrea tutela que ejerce la organizaci¨®n terrorista. El congreso nacional del sindicato ELA ha condicionado su participaci¨®n a que el proceso sea "democr¨¢tico" y "civil", esto es: libre de las presiones e interferencias de ETA. Y cabe pensar que las condiciones de EA, partido que parece decantarse por romper su alianza electoral con el PNV, y del resto de los grupos convocados no ser¨ªan menos exigentes. La inc¨®gnita reside en saber si los promotores de este proyecto seguir¨¢n adelante en el caso de que la organizaci¨®n terrorista lo rechace.
Aunque la dimensi¨®n de la crisis resulta dif¨ªcilmente mensurable en una organizaci¨®n de estructuras estancas como ETA, parece claro que la insospechada fractura abri¨® en su seno una brecha de gran calado. El aparato militar, que dirige Garikoitz Aspiazu Rubina, Txeroki, acus¨® a L¨®pez Pe?a de haberle cerrado el grifo de la financiaci¨®n durante el periodo previo a la declaraci¨®n de tregua para impedir que cometieran atentados. Estos y otros datos obtenidos recientemente deshacen la idea de que Thierry, a quien lleg¨® a atribu¨ªrsele la doble jefatura militar y pol¨ªtica, desempe?¨® un papel determinante a favor de la reanudaci¨®n de la violencia. Por el contrario, pese a la actitud desafiante y chulesca que adopt¨® en su ¨²ltimo encuentro con el Gobierno, reuni¨®n a la que, para sorpresa de sus interlocutores, acudi¨® solo, L¨®pez Pe?a no respald¨® el atentado contra la T-4 de Barajas. Al igual que Arnaldo Otegui, siempre crey¨® que la din¨¢mica del bombazo no s¨®lo no ablandar¨ªa la voluntad del Gobierno espa?ol, sino que acabar¨ªa por agostar la v¨ªa de la negociaci¨®n, como as¨ª fue.
La raz¨®n por la que Josu Ternera no acudi¨® a esa ¨²ltima reuni¨®n sigue siendo un misterio envuelto en conjeturas diversas que van desde su destituci¨®n al frente del aparato pol¨ªtico hasta la reaparici¨®n de la enfermedad cancer¨ªgena que padeci¨® en el pasado y de la que se le supon¨ªa curado. "Puede que, simplemente, haya optado por quitarse de en medio, vista la situaci¨®n de enfrentamiento interno. Eso le pega bastante", comenta un investigador policial. En cualquier caso, conviene relativizar las diferencias y tener en cuenta que la propia din¨¢mica violenta de las organizaciones terroristas ejerce un efecto envolvente que arrastra al colectivo hacia la ortodoxia oficial. "La diferencia entre Txeroki y Thierry puede estar en que mientras el primero es partidario de matar todo el rato, el segundo piensa que ser¨ªa mejor hacerlo los lunes, mi¨¦rcoles y viernes de ocho a tres", ironiza un analista policial. Hablar de moderados o blandos en el mundo del terrorismo vasco es, efectivamente, una broma macabra. De hecho, las cr¨ªticas a la continuidad de la lucha armada vertidas por algunos presos no se han sustentado nunca en juicios ¨¦ticos, lo que exigir¨ªa una reflexi¨®n autocr¨ªtica sincera y valiente, sino en la conveniencia estrat¨¦gica o en la oportunidad de poner fin a una violencia que se habr¨ªa revelado ineficaz o contraproducente.
La l¨ªnea divisoria que recorre ETA-Batasuna deslinda dos an¨¢lisis, dos percepciones m¨¢s bien, adobadas, a veces, en la experiencia y en los sentimientos personales de cansancio, decepci¨®n, frustraci¨®n o temor, y hasta en las dudas ¨ªntimas, nunca aireadas, que la violencia terrorista llega a suscitar incluso en ese universo sectario. Mientras los m¨¢s posibilistas, los menos fanatizados, creen que la lucha armada de ETA puede terminar arruinando el proyecto pol¨ªtico de la izquierda abertzale en la medida en que provoca un rechazo cada vez mayor de la sociedad vasca y carece de la fortaleza suficiente para forzar la mano del Estado espa?ol, los m¨¢s recalcitrantes y sanguinarios difunden la tesis de que, en realidad, es el Estado espa?ol el que necesita desesperadamente negociar con ellos. Sostienen que la acci¨®n de ETA ha impedido la consolidaci¨®n del Estado auton¨®mico y ha abocado a Espa?a a una grave crisis territorial de la que no se repondr¨¢ hasta que obtenga la paz en Euskadi. "No cabe duda de que hemos salido de este proceso negociador reforzados en nuestros planteamientos y que hemos conseguido la internacionalizaci¨®n del conflicto, aunque haya habido desmovilizaci¨®n", escriben. Tan convencidos est¨¢n de que pueden volver a sentar al Gobierno a negociar, que quieren ver en el incremento de la represi¨®n policial y judicial un indicativo del af¨¢n gubernamental en negociar con una ETA-Batasuna debilitada.
Los zutabes (bolet¨ªn interno de ETA) ofrecieron durante la tregua significativas muestras de que esa teor¨ªa alentaba los pasos de la banda. Pocos meses despu¨¦s del "alto el fuego", el propio EKIN (sustituto de KAS, ¨®rgano de direcci¨®n y coordinaci¨®n del entramado civil dirigido por ETA) explic¨® que el proceso deb¨ªa servir a los objetivos de la autodeterminaci¨®n y la territorialidad (Navarra), y no ten¨ªa por qu¨¦ ser definitivo, por lo que se reservaban la posibilidad de "responder a los ataques". Y sin embargo, adem¨¢s de la oportunidad de avanzar en la consecuci¨®n de sus objetivos pol¨ªticos, buena parte de la militancia de Batasuna vio en las negociaciones con el Gobierno la ocasi¨®n propicia para la b¨²squeda de una salida digna al "conflicto". Muchos no entendieron que ETA rompiera la tregua y se embarcara en un "nuevo ciclo de enfrentamiento", cuando la percepci¨®n dominante era que la doble negociaci¨®n -la de los partidos vascos (excepto el PP) y la del Gobierno con ETA- no estaba enteramente agotada. Ahora se sabe, conocida la suspensi¨®n de militancia de L¨®pez Pe?a y de Ainhoa Ozaeta -compa?era sentimental de Ekaitz Urrutikoetxea, el hijo de Josu Ternera-, que el enfrentamiento lleg¨® a darse en las entra?as mismas de ETA.
A?o y medio despu¨¦s de la vuelta al asesinato, las divisiones persisten sin que las medidas adoptadas por la direcci¨®n de la banda hayan logrado restablecer la confianza ni el ¨¢nimo militante. Para contrarrestar el malestar en campo propio y poder enarbolar el supuesto apoyo de la mayor¨ªa, la direcci¨®n ha abierto una suerte de debate interno en el que han participado tambi¨¦n los presos y los huidos organizados en el extranjero. La participaci¨®n en esta "asamblea no presencial" consist¨ªa en la posibilidad de comentar, por escrito, forzosamente, el documento sobre la l¨ªnea pol¨ªtica a seguir elaborado por la direcci¨®n. A juzgar por las respuestas, no parece que se hayan despejado las dudas.
Asomarse a ese debate desarrollado a lo largo del a?o es penetrar en un universo irreal en el que los criminales se reclaman v¨ªctimas de sus v¨ªctimas, damnificados del misterioso empe?o en "prolongar el sufrimiento y el conflicto" que pondr¨ªan los condenados a morir a sus manos. Combatientes de una guerra invisible de la que extraen el derecho, o mejor dicho, la ineludible obligaci¨®n patri¨®tica, del asesinato, los autoerigidos guardianes del pueblo vasco ignoran el dato de que la gran mayor¨ªa del pueblo vasco realmente existente les odia y teme a partes iguales.
De los 115 escritos con valoraciones y propuestas sobre la l¨ªnea pol¨ªtica a seguir aportados por el conjunto de la militancia e intervenidos por la polic¨ªa, una decena aborda la cuesti¨®n de si deben incluir al PNV entre sus objetivos. El asunto ya fue debatido en la asamblea interna desarrollada entre 2002 y 2003, y aunque no faltaron los partidarios de golpear frontalmente al partido, se acord¨® entonces dejar esa opci¨®n en suspenso hasta que estuviera claro el sentido de la evoluci¨®n de la primera fuerza nacionalista. A partir de aquel debate, eso s¨ª, la Ertzaintza fue considerada objetivo en cualquiera de sus niveles, y ETA se reserv¨® la posibilidad de atentar contra los miembros del PNV que se significaran por su hostilidad hacia la "izquierda abertzale".
Tambi¨¦n ahora han renunciado, de momento, a actuar sin distingos contra el PNV, aunque la insistencia en la cuesti¨®n y las respuestas ofrecen un panorama preocupante. "Respecto al PNV, no digo que debamos abrir de par en par ese frente, pero s¨ª que veo adecuado ir, taca, taca, dando algunos golpes", escribe un militante. "?A qu¨¦ estamos esperando? No podemos tratarlos como a enemigos principales, pero tampoco continuar con la indefinici¨®n actual. No hay una parte buena y otra mala. Todo el partido es malo", indica otro. "La cuesti¨®n es cu¨¢ndo, c¨®mo y d¨®nde dar. (...) Puede haber un mont¨®n de maneras para hacerlo. Dar a personas inmersas en el mundo de la corrupci¨®n o a empresarios, hacer una especie de discriminaci¨®n con el impuesto, darles a sus empresas...". S¨®lo una de las 10 respuestas es contraria a actuar contra el PNV.
El nulo ascendente de los elementos incorporados a EKIN, j¨®venes clandestinos, obedientes, fanatizados y de escasa formaci¨®n, tampoco ha contribuido, precisamente, a superar los recelos que dentro de Batasuna inspira la actual l¨ªnea de ETA, ni a resolver las dificultades que la ilegalizaci¨®n acarrea en la pr¨¢ctica.
Tal y como preve¨ªan los sectores menos fanatizados, la vuelta a las armas ha tra¨ªdo consigo el regreso a la marginaci¨®n pol¨ªtica. La ilegalizaci¨®n judicial de sus siglas de ocasi¨®n -ANV y PCTV- alcanzar¨¢ a buena parte de los 430 concejales de que disponen en la actualidad y pone fecha de caducidad, abril del a?o pr¨®ximo, a los nueve esca?os con que cuentan en la C¨¢mara vasca. Y si la movilizaci¨®n callejera es el term¨®metro adecuado para medir el ¨¢nimo de Batasuna, habr¨¢ que convenir que ¨¦ste se encuentra en horas muy bajas: menos de 3.000 manifestantes en las ¨²ltimas convocatorias "a nivel nacional". Adem¨¢s, las encuestas y sondeos elaborados por el Gobierno y la Universidad del Pa¨ªs Vasco dan cuenta del incremento del rechazo social al terrorismo y de la reducci¨®n significativa del n¨²mero de independentistas.
En este contexto, ETA apuesta por el terrorismo a lo grande, convencida, por lo visto, de que le bastar¨¢n unas vueltas de tuerca m¨¢s para volver a sentar al Estado a negociar. Lo que busca ahora es la m¨¢xima conmoci¨®n pol¨ªtica y social, ahondar en la depuraci¨®n de los no nacionalistas (el ex concejal socialista Isa¨ªas Carrasco), silenciar a sus cr¨ªticos, dejar que el miedo campee en Euskadi y fuera de Euskadi. "Nuestro objetivo tiene que ser urgir la resoluci¨®n del conflicto", escriben hoy los j¨®venes de Segi, de la misma manera que los j¨®venes de Jarrai escrib¨ªan en 1995: "Se trata de acelerar el proceso y ganar", cuando "acelerar" quer¨ªa decir llevar a cabo ekintzas (atentados) de extrema crueldad, como el secuestro y asesinato de Miguel ?ngel Blanco.
"Pondremos en marcha una presi¨®n continua sobre los responsables de la prolongaci¨®n del conflicto. No les dejaremos vivir con normalidad en el pueblo. Periodistas, empresarios, concejales, partidos pol¨ªticos. (...) Se les fotografiar¨¢ para hacer carteles propios con su rostro. (...) Hay que dar v¨ªa a ataques puntuales", subrayan los jefes de Segi, tras aleccionar a sus seguidores sobre la conveniencia de camuflarse debidamente -"el sujeto no es Segi, sino el Movimiento Juvenil", puntualizan- a la hora de dar "respuesta a la estrategia de guerra de los Estados".
Las estructuras de la ETA civil han solventado hasta ahora algunos de los obst¨¢culos que acarrea la ilegalizaci¨®n gracias a que la direcci¨®n y coordinaci¨®n se ejercen desde Francia, donde Batasuna es una asociaci¨®n legal. Pero, cuatro a?os despu¨¦s de la comisi¨®n rogatoria en la que el juez Garz¨®n se interes¨® por las actividades de esta formaci¨®n en el pa¨ªs vecino, tambi¨¦n la justicia francesa ha empezado a moverse. Seg¨²n fuentes judiciales espa?olas, la propia fiscal¨ªa francesa est¨¢ plante¨¢ndose iniciar un proceso de ilegalizaci¨®n de Batasuna en Francia, aunque m¨¢s por compromiso con Espa?a que por iniciativa propia. La protesta que la detenci¨®n de los responsables locales de Batasuna ha suscitado entre algunos alcaldes de la regi¨®n -"no se deben ilegalizar las ideas", han apuntado, como si ¨¦se fuera el caso- ha irritado a las autoridades gubernativas, sobre todo, porque algunas de estas quejas provienen de regidores de la derecha que se apoyan en alianzas con nacionalistas. "?Es mejor tener a Batasuna clandestina en Francia que a la vista y controlada?", se pregunta un analista policial franc¨¦s.
Pese a que la colaboraci¨®n hispanofrancesa alcanza calificativos de sublime o insuperable en boca de los pol¨ªticos de uno y otro pa¨ªs, el d¨ªa a d¨ªa no est¨¢ exento de lagunas y dificultades. Cinco meses y medio despu¨¦s de la detenci¨®n de L¨®pez Pe?a, la polic¨ªa espa?ola sigue sin disponer de la copia de la informaci¨®n encriptada que el terrorista guardaba en su ordenador. "Por lo general, suelen dejarnos que echemos un r¨¢pido vistazo a la documentaci¨®n por si hay algo operativo a la vista, antes de ponerlo bajo control judicial", indica un polic¨ªa espa?ol. El problema es que los tribunales antiterroristas de Par¨ªs trabajan con un ¨²nico perito privado experto en desencriptar, y que el asunto de ETA no figura, a menudo, entre las prioridades francesas.
"Es desesperante", se lamenta un magistrado de la Audiencia Nacional, "no podemos hacer nada por muchos desencriptadores expertos que tengamos en la Guardia Civil y en el CNI". Sin negar la penuria de recursos materiales y humanos con que trabajan, los franceses reprochan a su vez a la parte espa?ola el desmedido af¨¢n por dar la m¨¢xima publicidad a todo lo relacionado con ETA. "Tuvimos que precipitar la detenci¨®n de Thierry porque, incre¨ªblemente, result¨® que hab¨ªa un equipo de televisi¨®n espa?ol merodeando por la zona. ?Y sabe usted que, seg¨²n el calendario de citas que encontramos en la vivienda, iba a producirse una reuni¨®n del comit¨¦ ejecutivo en fechas posteriores?".
La respuesta a la colaboraci¨®n policial francesa y a la pretendida "opresi¨®n" del Estado franc¨¦s ha sido activar los grupos de kale borroka (lucha callejera) Irrintzi y Euskal Herria ez da Salgai (El Pueblo Vasco no se Vende), dos franquicias suyas que hostigan particularmente al sector inmobiliario. Es su manera de ense?ar la zarpa a las autoridades francesas y de hacer patente la amenaza de que podr¨ªan pasar a mayores si el Gobierno de Par¨ªs les aprieta el cerco. "Se ha dado un salto cualitativo. (...) Las acciones de sabotaje demuestran que se ha abierto una nueva fase de lucha que estamos dispuestos a sostener con firmeza. (...) Si el Estado franc¨¦s persiste del mismo modo en la profundizaci¨®n de la estrategia de la represi¨®n, la respuesta popular y la movilizaci¨®n ser¨¢n tambi¨¦n contundentes. (...) Francia debe tener claro que el conflicto al que parece mantenerse ajena est¨¢ tambi¨¦n en su territorio", se indica en uno de los zutabes.
ETA no anda sobrada de dinero, dicen los expertos policiales, porque buena parte de los extorsionados han empezado a retraerse a ra¨ªz del procesamiento en Espa?a de una serie de empresarios. "Pueden sobrevivir con tres millones de euros al a?o porque ahora son una organizaci¨®n m¨¢s peque?a y obsesionada con las filtraciones, pero si nadie les pagara el impuesto, tendr¨ªan que cerrar en tres meses por falta de liquidez", apunta un investigador franc¨¦s. De lo que anda sobrada es de colaboradores que seleccionan, marcan y presionan en Euskadi a las v¨ªctimas de la extorsi¨®n. La documentaci¨®n incautada invita a pensar que puede haber hasta una cuarentena de individuos ocupados en estos menesteres bajo las instrucciones de cuatro responsables, uno por provincia. Y mientras haya dinero ser¨¢ dif¨ªcil que los m¨¢s fan¨¢ticos y obtusos se planteen seriamente abandonar el terrorismo, por muchas discrepancias internas que surjan en su seno y por grande que sea el rechazo del pueblo vasco.
Si ETA est¨¢ ahora lanzada a causar el mayor da?o posible es tambi¨¦n porque en estos momentos busca enterrar las cr¨ªticas internas con los escombros de sus bombas, porque necesita demostraciones de fuerza para convencer a sus bases de que la victoria est¨¢ al alcance de la mano. Es la historia de siempre repetida en un ciclo infernal, eso s¨ª, cada vez m¨¢s corto y recurrente; la historia del maquinista que salta en marcha de un tren desbocado a punto de descarrilar y que es sustituido por otro maquinista que, a su vez, aumenta la velocidad, antes de ser reemplazado por un tercero que...
Hay dos posiciones en ETA-Batasuna, pero est¨¢ por ver si existe una voluntad de poner fin a esta locura sangrienta. Y es que para que se conforme esa voluntad har¨¢ falta que el maquinista se mantenga en su puesto, frene la locomotora y cierre el paso a los conductores suicidas, aunque sea a riesgo de que los fan¨¢ticos le llamen traidor y le peguen un tiro. Es decir, har¨¢ falta alguien responsable y valiente para la historia de Euskadi, alguien de un perfil inexistente hasta ahora entre tantos cr¨ªticos que, por temor religioso a ser expulsados de la secta o por miedo f¨ªsico, terminan someti¨¦ndose a los dictados del otro lado (los jefes de ETA en Francia); en el lado oscuro de la fuerza.
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