Por qu¨¦ y para qu¨¦
Despejada la inc¨®gnita de la presencia de Espa?a en la cumbre que dar¨¢ inicio, ?esperemos!, a la reforma del sistema financiero mundial, ser¨¢ dif¨ªcil que no se le d¨¦ continuidad. Depender¨¢ m¨¢s, a partir de ahora, de su contribuci¨®n al nuevo orden econ¨®mico y financiero que necesitamos, que de las razones objetivas que hacen l¨®gica y razonable su presencia en un grupo de 20 pa¨ªses que combinen a los m¨¢s desarrollados con los emergentes m¨¢s significativos.
Es decir, depender¨¢ m¨¢s del para qu¨¦ de este ejercicio imprescindible de la comunidad internacional, que del por qu¨¦ Espa?a debe estar representada con los criterios que se quiera de nivel de desarrollo, de producto bruto o de otros.
Es decisivo centrarse en la contribuci¨®n de Espa?a a la cumbre financiera
En la ¨¦poca que presid¨ª el Gobierno, sobre todo a partir del comienzo de los noventa, ya se discut¨ªa sobre nuestra participaci¨®n en el G-7, despu¨¦s G-8 por la adici¨®n pol¨ªtica de Rusia. Nunca entr¨¦ en esa pugna, aunque algunos miembros del Gobierno lo consideraban de gran importancia y discut¨ªan sobre los datos que hac¨ªan de nuestro pa¨ªs un candidato objetivo. Despu¨¦s, el empe?o por estar en este foro ha sido expl¨ªcito por parte de mis sucesores.
El Grupo se hab¨ªa creado para coordinar iniciativas entre las econom¨ªas con mayor producto bruto del mundo y nac¨ªa -controvertidamente- como una ¨¦lite de facto que trataba de influir en la marcha de la econom¨ªa mundial. El entonces Canciller de la Rep¨²blica Federal Alemana -Helmut Smith-, uno de los fundadores, me dec¨ªa a principios de la d¨¦cada de los noventa que la eficacia del G-7+1 era inversamente proporcional a la publicidad de las reuniones.
Era razonable porque las reuniones derivaron hacia la discusi¨®n sobre el mensaje que hab¨ªa que transmitir a los medios, abrumadoramente presentes en esos encuentros, m¨¢s que hacia los debates de contenidos que eran la raz¨®n de ser del Grupo. Por eso nacieron otros, como una r¨¦plica medi¨¢tica a los pronunciamientos del G-8, entrando en una din¨¢mica de declaraciones cruzadas entre los m¨¢s desarrollados y los emergentes.
En el 50 aniversario de la creaci¨®n del Fondo Monetario Internacional, celebrado en Madrid, este enfrentamiento fue lo m¨¢s destacado. M¨¢s tarde se ha ido abriendo paso un escenario m¨¢s racional para debatir los desaf¨ªos de la econom¨ªa mundial, tambi¨¦n de facto, con las reuniones del G-20, que permit¨ªa combinar una nueva realidad global con la presencia de econom¨ªas y demograf¨ªas emergentes de gran importancia.
Ah¨ª estamos cuando ha estallado la crisis financiera m¨¢s grave de la historia, con epicentro en EE UU y contagio inmediato a la UE, para propagarse con sus graves efectos a todo el mundo, mostrando, m¨¢s all¨¢ de las dudas de recorrido, el car¨¢cter sist¨¦mico del problema y, por tanto, la necesidad de una respuesta global.
El desaf¨ªo es tan serio como lo muestran las intervenciones masivas de los Gobiernos y los bancos centrales de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados, rompiendo todas las convenciones establecidas sobre el funcionamiento del mercado y poniendo en evidencia que una econom¨ªa y un sistema financiero globalizados no pueden funcionar sin una gobernanza en ese mismo nivel.
Nadie cuestiona la necesidad de reformar las instituciones de Bretton Woods, y nadie puede ni debe esperar de la cumbre de Washington m¨¢s que la puesta en marcha de ese proceso ineludible de reforma. La urgencia y la magnitud de la tarea obligan a no precipitarse y a no perder el tiempo. Ser¨¢ la Administraci¨®n de Obama la que enfrente, por parte de EE UU, este desaf¨ªo que nos implica a todos.
Visto as¨ª, el formato de los encuentros para avanzar hacia un acuerdo parece el adecuado y nuestra presencia como pa¨ªs bastante importante.
Adecuado, a pesar de la naturaleza de facto de este grupo, porque es racional que est¨¦n presentes los intereses reales de la nueva geograf¨ªa econ¨®mica del mundo. Habr¨¢ pol¨¦micas sobre qui¨¦nes m¨¢s deber¨ªan estar y es inevitable, pero si el arranque de este ejercicio se hiciera con el formato de asamblea de la ONU ser¨ªa casi imposible avanzar una propuesta en tiempo y forma.
Nuestra presencia tiene importancia obvia para nosotros como naci¨®n, pero me parece que tambi¨¦n puede ser apreciada por otros pa¨ªses si lo hacemos bien.
Bien en el contenido de las propuestas, partiendo de la base reconocida de que el funcionamiento, control y vigilancia del sistema financiero espa?ol ha sido comparativamente mejor que otros y esto pesar¨¢ en las decisiones de los dem¨¢s.
Tambi¨¦n por la coordinaci¨®n que necesitamos de una posici¨®n com¨²n de la UE, que de manera natural exigir¨¢ un esfuerzo entre los que est¨¦n presentes para representar adecuadamente los intereses de los 27, de acuerdo con las instituciones de la Uni¨®n. Ser¨ªa determinante una propuesta de toda la UE para la reforma, sin olvidar que los emergentes exigir¨¢n, con raz¨®n, que se den pasos decisivos en el comercio mundial.
Se nos ofrece, adem¨¢s, la oportunidad de avanzar en la coordinaci¨®n con Am¨¦rica Latina, como ya se ha iniciado en la Cumbre Iberoamericana de El Salvador. La regi¨®n en su conjunto tiene m¨¢s producto bruto que China y potencialidades de crecimiento como pocas en el mundo.
Por eso me parece m¨¢s decisivo que nos concentremos en el para qu¨¦ vamos y participamos en esta cumbre, que discutamos el por qu¨¦ debemos estar.
Felipe Gonz¨¢lez es ex presidente del Gobierno.
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