Lennart Bergelin, tenista, entrenador de Bj?rn Borg
Con 15 a?os, un adolescente indomable, maleducado y casi insoportable fue convocado por primera vez para el equipo sueco de Copa Davis. "Soltaba tacos, tiraba mi raqueta por todos los lados y hac¨ªa trampas". Bj?rn Borg no pudo seguir mucho tiempo haciendo el tonto: Lennart Bergelin, capit¨¢n del equipo sueco, observ¨® su comportamiento, la federaci¨®n le prohibi¨® entrenarse en sus instalaciones y... arranc¨® una de las asociaciones m¨¢s fruct¨ªferas en la historia del deporte. Bergelin, fallecido la semana pasada a los 83 a?os por una insuficiencia cardiaca, acab¨® empleado como domador de demonios. El capit¨¢n apag¨® con su mirada acerada el volc¨¢n que herv¨ªa en el interior del genio sueco.
Lo dirigi¨® como su entrenador entre 1971 y 1983 a la conquista de seis t¨ªtulos de Roland Garros, cinco de Wimbledon y la Copa Davis. Y, en medio, orgulloso de su pasado como tenista de ¨¦lite, incluido el t¨ªtulo de dobles en Par¨ªs, pr¨¢cticamente inaugur¨® la figura del entrenador profesionalizado. Bergelin lo fue todo para Borg. Y Borg, concede el campe¨®n, no hubiera sido lo que fue sin Bergelin.
Cuenta la leyenda que el jugador se despertaba por las noches sobresaltado por los sonoros latigazos de las cuerdas de sus raquetas, rotas de pura tensi¨®n en la habitaci¨®n de al lado, la de su t¨¦cnico. Pocos cordajes hab¨ªan sentido antes el peso de un hombre. Eran los kilos de Bergelin, que pisaba las raquetas con la esperanza de conseguir una distribuci¨®n uniforme de la tensi¨®n, la mejor arma para disparar los golpes de Borg, su top spin endiablado, aquel mazazo curvo recuperado para el siglo XXI por Rafael Nadal.
Mantener la tensi¨®n
No fue la ¨²nica contribuci¨®n del entrenador. A la responsabilidad de transformar a aquel adolescente incendiario en Ice Borg, el tenista de hielo, un tipo inalterable, Bergelin uni¨® su an¨¢lisis del juego, sublimado en frases capaces de captar la atenci¨®n de un disc¨ªpulo rodeado de fama, mujeres y dinero. El deporte ya hab¨ªa entrado en la era pop.
"Subir a la red cuando uno no est¨¢ acostumbrado", aleccionaba por ejemplo Bergelin a Borg, "es como estar en una frontera. Luchas contra lo desconocido". Y el tenista, claro, buscaba las victorias desde el fondo, bien alejado del peligro. ?C¨®mo mantener la tensi¨®n en un jugador invencible? Convocando constantemente enemigos gigantescos: "Incluso si hab¨ªa que mentir, que suponer que un rival ser¨ªa muy duro, o que una circunstancia lo har¨ªa duro, as¨ª pens¨¢bamos antes del partido. Aunque no hubiera un peligro, ve¨ªamos peligro".
Apagada la carrera de Borg, lleg¨® el an¨¢lisis de Bergelin. "Creo que su gran victoria fue el cambio por el que pas¨®, con una determinaci¨®n terrible, para controlar su apasionado esp¨ªritu". ?l ayud¨® a que fuera posible. El campe¨®n se lo reconoci¨® siempre. Borg no se entiende sin Bergelin. "Organiza mis viajes, la hora de la comida, la del entrenamiento, busca compa?eros de peloteo, incluso me levanta [de la cama]. Lo hace todo".
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