"Para salir de la crisis econ¨®mica falta un ingrediente: la mujer"

En su primera estancia en Bilbao, la abogada y ex diplom¨¢tica venezolana Ana Lucina Garc¨ªa Maldonado ha aprovechado para ver la exposici¨®n de Sorolla en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. "Estuvo muy inspirado. Logr¨® captar todo el sabor de Espa?a para la Hispanic Society de Nueva York", relata antes del comienzo oficial del Congreso Iberoamericano de Mujeres Empresarias, inaugurado ayer en el Palacio Euskalduna. Participar¨¢ en una mesa redonda sobre la innovaci¨®n en Iberoam¨¦rica.

Pregunta. ?Cu¨¢nto ha cambiado el papel de la mujer en Espa?a visto desde fuera?

Respuesta. Vine para trabajar en la reforma del C¨®digo Civil espa?ol con Mar¨ªa Telo N¨²?ez porque ya hab¨ªamos reformado el nuestro en Venezuela en los a?os setenta. Alguna palabrita del C¨®digo espa?ol se podr¨ªa decir que la puse yo. Y hoy tienen un gabinete ministerial paritario, algo impensable entonces. La revoluci¨®n silenciosa del siglo XX es la participaci¨®n de la mujer. Y esto es irreversible.

"Las mujeres son m¨¢s reflexivas a la hora de invertir, no juegan al p¨®quer"

P. ?Percibe el mismo cambio en el papel de la mujer en los negocios en el mundo?

R. A la econom¨ªa le falta el ingrediente de la mujer para salir de la crisis. En materia de inversiones es mucho m¨¢s cuidadosa que el hombre, que a veces parece que juega al p¨®quer cuando hace negocios. Las mujeres piensan m¨¢s sus inversiones. Son m¨¢s reflexivas y cuidadosas y consiguen mejores rentabilidades a largo plazo. Hace falta una perspectiva femenina en la cumbre de Washington. Esperemos que alcance con Cristina [Fern¨¢ndez de Kirchner, presidenta de Argentina] y [la canciller alemana] Angela Merkel. Dicho esto, todav¨ªa queda camino por recorrer y falta un poco de esp¨ªritu emprendedor en Latinoam¨¦rica. Es extra?o, porque muchas de las discriminaciones que ocurren aqu¨ª en Europa no las tenemos all¨ª. En Venezuela, por ejemplo, no tenemos la disparidad que existe en los salarios entre hombre y mujer para un mismo puesto que persiste aqu¨ª.

P. Puede que Europa se?ale con demasiada facilidad los problemas ajenos sin barrer en casa antes...

R. Efectivamente. Recuerdo que una vez estuve en Viena, en 1997, para dar una conferencia en el Parlamento austriaco, justo cuando empez¨¢bamos a plantear en serio el tema de la violencia de g¨¦nero. Todos me hablaban de la tremenda violencia en Latinoam¨¦rica cuando, a unos kil¨®metros, el monstruo de Amsteten ten¨ªa encerrada a su hija.

P. ?Cu¨¢l ha sido el papel que han jugado las mujeres en la construcci¨®n econ¨®mica de Am¨¦rica Latina?

R. Ha estado en todas las ¨¢reas, pero no ha sido valorada en su justa medida. Hab¨ªa mujeres que durante la ¨¦poca colonial comerciaban con perlas, cacao, caf¨¦ o ma¨ªz. Incluso algunas que ten¨ªan encomiendas a su cargo. La ¨²nica condici¨®n para ello era que estuvieran solteras, viudas o divorciadas para poder administrar sus bienes. Si estaban casaban, todo pasaba a ser controlado por el marido.

P. ?Se ha sentido discriminada alguna vez por el poder?

R. A veces ocurren cosas sutiles que parecen peque?as, pero no lo son. Cuando viaj¨¦ a Paraguay para asistir a la ratificaci¨®n de la convenci¨®n contra la violencia de la mujer, en nombre de la Organizaci¨®n de Estados Americanos, vi que no me hab¨ªan asignado un puesto para el evento y tuve que pedirlo. Detalles as¨ª parecen de otra ¨¦poca.