Grandes crisis, grandes oportunidades
La crisis puede ser la salvaci¨®n (F. H?lderlin)
No es s¨®lo un inmenso andamiaje econ¨®mico lo que se desmorona, sino una concepci¨®n del poder, de sus bases ideol¨®gicas. Es necesario tener en cuenta todas las dimensiones de este derrumbe para reconstruir con otros materiales. Y, sobre todo, reponer en el eje mismo de la acci¨®n p¨²blica los principios democr¨¢ticos que, en un error hist¨®rico, se sustituyeron indebidamente por las leyes del mercado.
Aprovechar las crisis para el cambio de rumbo y de destino: que no desoigan ni ridiculicen las propuestas de cambio los mismos que desoyeron y ridiculizaron las recomendaciones que les hac¨ªamos, desde principios de la d¨¦cada de los noventa, convencidos de que un sistema econ¨®mico guiado por los intereses mercantiles en lugar de por la justicia est¨¢ abocado al desastre. Ahora, que no juzguen quienes deber¨ªan ser juzgados. Han sido "rescatados" por el Estado y quedan desautorizados para opinar sobre unas propuestas que pretenden el "rescate" de la gente. Que callen ahora quienes -como el Banco Mundial, el FMI y la OMC- no levantaron la voz cuando deb¨ªan.
Se abre una posibilidad para edificar un mundo nuevo basado en la ¨¦tica de la justicia y la democracia
S¨®lo una autoridad supranacional puede regular los mercados
Despu¨¦s de la "burbuja tecnol¨®gica" de los a?os noventa, la "burbuja inmobiliaria". Durante todo este tiempo en que los "fondos soberanos" estaban vedados a los pa¨ªses dentro del "sistema globalizante", los que se hallaban fuera del mismo han acumulado inmensos capitales, sin tener en cuenta en muchos casos las condiciones laborales ni los derechos humanos.
Es una crisis del capitalismo y no en el capitalismo, como pretenden, para continuar despu¨¦s su desbocada carrera, los m¨¢s fervientes defensores de la econom¨ªa de mercado que, por la ausencia de valores y de pautas de buen gobierno, ha fracasado estrepitosamente. Conviene, sobre todo, no volver a un "nuevo capitalismo", sino promover un nuevo sistema econ¨®mico mundial basado en la justicia y regulado por instituciones integradas en unas Naciones Unidas completamente reformadas, quiz¨¢s refundadas, que dispongan de los recursos personales, t¨¦cnicos y econ¨®micos que les permitan actuar eficazmente y aplicar a los transgresores todo el peso de la ley.
Se ha hablado ¨²ltimamente de la necesidad de reformar urgentemente el FMI, cuando lo que hay que reformar es el sistema de Naciones Unidas en su conjunto, empezando por la inclusi¨®n en el mismo del FMI y el Banco Mundial, as¨ª como de la Organizaci¨®n Mundial del Comercio, para que se reafirme en su misi¨®n inicial, nunca cumplida: "Evitar la guerra", es decir, construir la paz, en favor de las "generaciones venideras".
La ONU, la Unesco -para que no volvamos a la paz de la seguridad en lugar de la seguridad de la paz- todos tienen que reformarse y reforzarse teniendo en cuenta su mandato original. Lo cierto es que se ha intentado desprestigiar y desautorizar a las Naciones Unidas y a las instituciones que la integran.
S¨®lo con una autoridad supranacional adecuada podr¨¢ tener lugar la regulaci¨®n de los mercados. Y la eliminaci¨®n inmediata de los para¨ªsos fiscales, con los que los tr¨¢ficos de drogas, armas, patentes, capitales y personas podr¨¢n tambi¨¦n desaparecer. Ha quedado claro que los mercados no se "autorregulan", sino que favorecen en el espacio supranacional, totalmente impunes, todo tipo de transgresiones y de mafias.
A escala nacional, es necesario que se establezcan r¨¢pidamente pactos entre los Gobiernos, los partidos, los representantes sindicales y empresariales (son un buen ejemplo los Pactos de la Moncloa) para que los beneficios de los avales financieros se hagan sentir r¨¢pidamente en la sociedad.
Algunas medidas que deber¨ªan adoptarse r¨¢pidamente:
- Realizar grandes inversiones p¨²blicas.
- Facilitar y regular la financiaci¨®n de y desde la ciudad, imprescindible para la promoci¨®n del empleo, de la actividad mercantil e industrial, especialmente de las pymes.
- Igual que se han encontrado fondos cuantiosos para el rescate de las instituciones financieras, ahora deben ser "rescatados" los ciudadanos: 1) con prestaciones familiares (la "bolsa familia-escuela" de Brasi, iniciada en algunas comunidades aut¨®nomas de Espa?a, es un excelente modelo); 2) prestaciones a los desempleados (con medidas como la "renta b¨¢sica de ciudadan¨ªa", principio general que se podr¨ªa iniciar atendiendo de este modo en primer lugar a los desempleados); 3) prestaciones a quienes pretenden poner en marcha un negocio o actividad mercantil; 4) prestaciones asimismo a todos los que, con un poco de ayuda, pueden seguir con sus hipotecas renegociadas para financiar sus viviendas; 5) la realidad no puede transformarse en profundidad si no se la conoce en profundidad: en consecuencia, fomento decidido de la I+D+i, con decidida colaboraci¨®n de las empresas y de los fondos propios de la UE.
A escala internacional, algunas iniciativas que se podr¨ªan adoptar de forma inmediata:
- Se dispondr¨¢ de los fondos necesarios para procurar la alimentaci¨®n a escala mundial y la lucha contra el sida.
- Se activar¨¢n tambi¨¦n los Objetivos del Milenio, especialmente la lucha contra la pobreza, redefiniendo plazos y cantidades y otorgando, por fin, las ayudas prometidas al desarrollo acompa?adas de la cancelaci¨®n de la deuda externa.
- Se convocar¨¢ r¨¢pidamente una cumbre de las Naciones Unidas en las que no se escatimen, como se hizo en el a?o 2005, los fondos destinados a la erradicaci¨®n del hambre.
- Considerar r¨¢pidamente la inmediata aplicaci¨®n de f¨®rmulas como las tasas sobre transacciones de divisas, propuesta recientemente de nuevo, bien elaboradas, a las Naciones Unidas, y contenidas en la declaraci¨®n sobre fuentes innovadoras para el financiamiento de la Iniciativa contra el hambre y la pobreza, suscrita el 24 de septiembre de 2008 en Nueva York por los presidentes Michelle Bachelet, Lula y Rodr¨ªguez Zapatero y el ministro de Asuntos Exteriores franc¨¦s, Bernard Kouchner.
- Reducci¨®n del impacto de cat¨¢strofes naturales y provocadas, mediante la puesta en pr¨¢ctica de las Propuestas del Decenio (1989-1999) de las Naciones Unidas y de las recientes disposiciones al respecto de la Uni¨®n Europea (GAP), para evitar los efectos de episodios recurrentes (huracanes, inundaciones, incendios, etc¨¦tera) que siguen hallando, incluso en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados tecnol¨®gicamente, una falta total de preparaci¨®n con una gran vulnerabilidad social.
- Atenci¨®n prioritaria a ?frica, eliminando con apremio la verg¨¹enza que representa la explotaci¨®n en el Congo, en territorio kivu, del colt¨¢n (mineral de columbita-tantalita empleado en ordenadores y telefon¨ªa m¨®vil), as¨ª como de situaciones como la de Angola, con tantas riquezas explotadas, con tanto petr¨®leo y quilates retirados de su subsuelo mientras la poblaci¨®n malvive con menos de 2 d¨®lares al d¨ªa.
En resumen, se trata de facilitar r¨¢pidamente el tr¨¢nsito de una econom¨ªa de guerra a una econom¨ªa de desarrollo global.
La sociedad civil tiene ahora la posibilidad -que no se presenta frecuentemente- de favorecer transformaciones radicales. Despu¨¦s de tantos a?os de deso¨ªdas recomendaciones de Casandras, la comunidad intelectual, cient¨ªfica y acad¨¦mica tiene, con tanta serenidad como rigor y firmeza, que hacerse o¨ªr. Llega el momento de la exigencia, de la participaci¨®n activa -que ya puede ser no presencial, haciendo uso de la moderna tecnolog¨ªa de la comunicaci¨®n como el SMS e Internet- para que los gobernantes sepan que los tiempos de resignaci¨®n y de silencio han concluido. Que los s¨²bditos se transforman en ciudadanos, los espectadores impasibles en actores, para que tenga lugar un cambio profundo del fondo y de la forma en el ejercicio del poder: la gran transici¨®n de una cultura de fuerza e imposici¨®n a una cultura de la palabra requiere educaci¨®n en todos los grados y durante toda la vida; el fomento de la creatividad y diversidad cultural; la promoci¨®n de la investigaci¨®n cient¨ªfica; de la sanidad para todos.
Grandes oportunidades, grandes responsabilidades que deben asumir los ciudadanos que tienen m¨¢s que aportar al cambio. Ahora, poder ciudadano. Ahora, los pueblos, la gente.
Las crisis son una oportunidad de edificar un mundo nuevo, de volver a situar los principios ¨¦ticos universales de la justicia, de la democracia genuina. No desperdiciemos las oportunidades. Debemos recordar, todos los d¨ªas, el sabio aviso de S¨®focles: "Cuando las horas decisivas han pasado es in¨²til correr para alcanzarlas".
Federico Mayor Zaragoza es presidente de la Fundaci¨®n Cultura de Paz.
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