Cambalache
Cuando era un ¨¢ngel de la guardia y director general de la Benem¨¦rita, Luis Rold¨¢n no consigui¨® nunca ser entrevistado a fondo y en prime time en televisi¨®n. ?se era su verdadero anhelo. Lo intent¨® por todos los medios, pero s¨®lo obtuvo displicencia. Un d¨ªa tuvo una revelaci¨®n. Se le apareci¨® en sue?os Alfred Hitchcock y le dijo: "Escucha, Rol, muchacho. Cuanto m¨¢s elaborado sea el malo, mejor ser¨¢ la pel¨ªcula". Desde entonces, se aplic¨® a la tarea, desarroll¨® lo mejor que supo lo peor de s¨ª mismo, derroch¨® talento para hacer bien el mal, se sacrific¨® incluso en penosas org¨ªas y desagradables dispendios, hasta conseguir, no sin alguna incomprensi¨®n en este pa¨ªs de la envidia, una meritoria condena de 31 a?os de prisi¨®n por delitos propios de una encomiable voluntad de estilo, como malversaci¨®n, cohecho, fraude y estafa. Y todo por conseguir una entrevista en hora de m¨¢xima audiencia. El gui¨®n de Luis Rold¨¢n no se entiende de otra forma. Con todos los matices y diferencias pertinentes, ¨¦se es tambi¨¦n el caso de otros esteticistas como Mario Conde o Juli¨¢n Mu?oz. Por fin empiezan a ser comprendidos.
La crisis los humaniza, les devuelve esa condici¨®n de personajes que no son malhechores sino que se han limitado a interpretar el mal. Tal vez la "mano invisible" no gu¨ªa con la eficacia debida el mercado, pero hace maravillas con el mando a distancia. Hab¨ªa incautos que esperaban que esta crisis llevase a la pantalla a aquellas mentes l¨²cidas que la vieron venir y no especularon con la mentira. Podr¨ªa ser un espect¨¢culo rentable o¨ªr por fin en entrevistas o debates a gentes como Joseph Stiglitz, Noam Chomsky o la mism¨ªsima Susan George. O a nuestros ¨²ltimos mohicanos, como Vi?ens Navarro, Jos¨¦ Luis Sampedro o Jos¨¦ Vidal Beneyto.
Es una pena que esta gente talentosa no montase una banda de atracadores. Ahora ser¨ªan entrevistados en la hora punta.
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