Todos los hombres del presidente
Empresarios y ex colaboradores de Clinton dirigen la transici¨®n econ¨®mica
El viernes 7 de noviembre el presidente electo, Barack Obama, hizo la presentaci¨®n oficial del que es su grupo de asesores econ¨®micos para la transici¨®n. Obama dej¨® patente la importancia del momento al elegir ese d¨ªa, tras la reuni¨®n del equipo para analizar la crisis, y no otro, para ofrecer su primera rueda de prensa. El d¨ªa anterior hab¨ªa tenido una reuni¨®n con los responsables de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para empezar a tomar contacto con los asuntos de Estado, pero Obama quer¨ªa trasladar a toda la sociedad la importancia que otorga al dif¨ªcil momento econ¨®mico.
Buena prueba de esa inquietud es el perfil de los integrantes de ese equipo, con el objetivo de que los graves problemas que atraviesa la econom¨ªa no queden desatendidos en los meses que restan hasta que Obama jure su cargo, el pr¨®ximo 20 de enero, y tambi¨¦n lo hagan sus colaboradores.
El equipo recoge las distintas sensibilidades dem¨®cratas
Robert Rubin se opuso a regular el mercado de derivados
Emanuel es el congresista que m¨¢s fondos ha recibido del sector financiero
Summers revoc¨® la ley que separaba la banca comercial y de inversi¨®n
Para empezar, Obama ha reclutado a buena parte de su equipo econ¨®mico entre los antiguos colaboradores de Bill Clinton en sus ocho a?os de presidencia. Robert Rubin y Lawrence Summers (ex secretarios del Tesoro), Robert Reich (secretario de Trabajo), William Daley (secretario de Comercio) y Laura Tyson (presidenta del Consejo de Asesores Econ¨®micos y directora del Consejo Econ¨®mico Nacional) son los que m¨¢s directamente trabajaron con el ¨²ltimo presidente dem¨®crata. Uno de los que no forman parte del equipo econ¨®mico pero s¨ª asisti¨® a la reuni¨®n del pasado 7 de noviembre es John Podesta, jefe de Gabinete del presidente Clinton y uno de los encargados de dirigir los equipos de transici¨®n.
Estas designaciones garantizan a Obama el asesoramiento de gente que ha trabajado directamente en la Administraci¨®n aunque tambi¨¦n cuenta con el apoyo de actuales responsables de gobierno, como la gobernadora de Michigan, Jennifer Granholm.
Hay otros cuya colaboraci¨®n con las Administraciones dem¨®cratas son algo m¨¢s indirectas, como Paul Volcker (presidente de la Reserva Federal entre 1979 y 1987), o Roger Ferguson (vicepresidente de la entidad entre y 1997 y 2006), y tampoco falta gente con destacada experiencia en la negociaci¨®n parlamentaria, como su propio jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, o el congresista David Bonior.
En todo caso, la formaci¨®n de este equipo no se ha dejado al azar. Detr¨¢s de estos nombramientos se esconden las batutas de los que han sido los dos principales asesores econ¨®micos de Obama durante la campa?a: Jason Furman y Austan Goolsbee.
Furman, economista formado en Harvard, de 37 a?os, se perfila como director del Consejo Econ¨®mico Nacional. Lleg¨® a Washington en la d¨¦cada de los a?os noventa como asesor del despu¨¦s premio Nobel de Econom¨ªa y tambi¨¦n asesor de Obama Joseph Stiglitz. Hasta su designaci¨®n como jefe del gabinete de pol¨ªtica econ¨®mica del candidato Barack Obama, en junio pasado, Furman dirig¨ªa el proyecto Hamilton, destinado a investigar y analizar las cuestiones econ¨®micas dentro de la Brookings Institution, organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro sobre pol¨ªticas p¨²blicas.
Furman y Goolsbee tienen en com¨²n sus posiciones centristas en materia econ¨®mica, lo que ya les ha supuesto cr¨ªticos y detractores casi a partes iguales. Goolsbee ha sido uno de los asesores m¨¢s pr¨®ximos a Obama. Profesor de Econom¨ªa de la Universidad de Chicago, de 39 a?os, no defiende sin embargo los postulados liberales que estableci¨® Milton Friedman y que se conocen como Escuela de Chicago. Sus escritos se enmarcan dentro de la Nueva Econom¨ªa Social, m¨¢s centrada en los problemas diarios de los ciudadanos y defensor del establecimiento de un sistema de pensiones en Estados Unidos siguiendo el modelo europeo de Seguridad Social. Goolsbee aparece en las quinielas como presidente del Consejo de Asesores Econ¨®micos, lo que le mantendr¨ªa dentro del c¨ªrculo presidencial en la Casa Blanca. Pese a sus v¨ªnculos evidentes con Obama, ninguno de ellos est¨¢ incluido en el equipo de transici¨®n.
De lo que no cabe ninguna duda es de que la selecci¨®n del equipo econ¨®mico de esta primera etapa trata de dar satisfacci¨®n a las diferentes sensibilidades del partido y del electorado dem¨®crata: hay abogados, economistas, gente de perfil m¨¢s centrista, otros de marcado acento progresista, latinos, jud¨ªos, alg¨²n republicano (Richard Parsons), defensores del libre mercado, cr¨ªticos del acuerdo de libre comercio con M¨¦xico y Canad¨¢, empresarios de las nuevas tecnolog¨ªas pero tambi¨¦n del sector inmobiliario, y una gobernadora en ejercicio conocida por sus recortes presupuestarios.
Como reconoc¨ªa uno de sus integrantes, Robert Reich, "espero que Jason [Furnam] demuestre que es un buen negociador y que los puntos de vista de Bob Rubin y compa?¨ªa est¨¦n compensados por otras miradas y otras voces dentro del partido". ?se es desde el primer momento el reto del nuevo equipo.
Obama ya ha empezado a hacer gestos para marcar diferencias con la actual Administraci¨®n. John Podesta, uno de los directores de la transici¨®n, ha hecho p¨²blicas esta semana las reglas que van a marcar este periodo. Sin duda, la m¨¢s significativa ha sido la decisi¨®n de excluir a los lobbies de esta etapa de gobierno en lo que Podesta ha calificado como "las reglas ¨¦ticas m¨¢s estrictas y de mayor alcance de ning¨²n equipo de transici¨®n en la historia de Estados Unidos".
Pese a lo pomposo de sus palabras, esas reglas no excluir¨¢n que algunos de los asesores que m¨¢s dinero han recaudado de los lobbies tengan un papel destacado en esta etapa.
Sin ir m¨¢s lejos ah¨ª est¨¢ Rahm Emanuel, su ya designado jefe de gabinete para la Casa Blanca. El congresista por Illinois ha sido el miembro de la C¨¢mara de Representantes que m¨¢s contribuciones ha recibido de los hedge funds, firmas de Bolsa y empresas de inversi¨®n, seg¨²n Open Secrets, una organizaci¨®n dedicada a investigar la financiaci¨®n de las campa?as electorales y de los dirigentes pol¨ªticos.
Claro que Emanuel es conocido por su estilo combativo (envi¨® por correo un pescado podrido a un colaborador con el que hab¨ªa discutido) y sus habilidades para captar financiaci¨®n. ?se fue uno de sus principales cometidos durante la campa?a de elecci¨®n de Bill Clinton como candidato dem¨®crata en 1991 y despu¨¦s como presidente de Estados Unidos. Trabaj¨® en la Casa Blanca como uno de sus m¨¢s estrechos asesores hasta su renuncia en 1998 por diferencias con Hillary, pese a lo cual form¨® inicialmente de su equipo en las primarias.
Despu¨¦s de abandonar la Casa Blanca, Emanuel se convirti¨® en un banquero de inversi¨®n y, en apenas dos a?os y medio, hizo un patrimonio de m¨¢s de 16 millones de d¨®lares, seg¨²n las cuentas que ¨¦l mismo present¨® al Congreso. Un empleo que compatibiliz¨® con el de consejero de la entidad hipotecaria recientemente intervenida Freddie Mac y que no estuvo exento de esc¨¢ndalos relacionados con irregularidades contables. Por ese trabajo Emanuel recibi¨® apenas 31.060 d¨®lares en el a?o 2000, cifra que ascendi¨® a unos nada desde?ables 231.655 d¨®lares en 2001.
Fue al a?o siguiente, en 2002, cuando decidi¨® presentarse al Congreso por Illinois, y una vez instalado en Washington pas¨® a ser miembro del poderoso Comit¨¦ de Procedimientos y Recursos de la C¨¢mara de Representantes, lo que convirti¨® a Emanuel en un claro objetivo de la industria financiera. Los datos de la Comisi¨®n Electoral Federal no dejan lugar a dudas. Desde su elecci¨®n, hace seis a?os, Emanuel ha recaudado un mill¨®n y medio de d¨®lares de empresas relacionadas con la inversi¨®n, casi 700.000 d¨®lares procedentes de firmas de abogac¨ªa y unos 375.000 de la industria del entretenimiento.
Unas conexiones que, evidentemente, ya han levantado todo tipo de suspicacias pero que no son las ¨²nicas dentro del equipo. Es el caso de Robert Rubin, calificado por el propio Clinton como "el mejor secretario del Tesoro de la historia desde Alexander Hamilton". Aunque los dem¨®cratas exhiben los logros alcanzados en materia macroecon¨®mica durante el tiempo en que Rubin ocup¨® la Secretar¨ªa del Tesoro (entre 1995 y 1999), hay muchos sectores dentro del partido que le acusan de su excesiva complacencia con la industria financiera. De hecho, desde el principio de su carrera, Rubin ha estado muy vinculado a Wall Street, e incluso ahora, que es director y asesor de Citigroup.
Sus cr¨ªticos le acusan de haber sentado las bases -junto al anterior presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, y su sucesor en el cargo, Lawrence Summers- de las condiciones que provocaron el estallido de la crisis financiera en agosto de 2007. Rubin y Greenspan se opusieron firmemente a cualquier tipo de regulaci¨®n del mercado de derivados, el m¨¢s importante el relacionado con los seguros contra el riesgo de impago, los credit default swaps. Unos productos que el magnate Warren Buffet, otra de las voces que escucha Obama, califica como "armas financieras de destrucci¨®n masiva" por el papel que han jugado en la actual crisis.
Rubin y Greenspan defend¨ªan que la regulaci¨®n frenaba la innovaci¨®n financiera y que eso llevar¨ªa a que la potente industria bancaria estadounidense perdiera su supremac¨ªa mundial.
Un argumento muy parecido al que esgrimi¨® -con ¨¦xito- la banca de inversi¨®n ante Summers para revocar las restricciones regulatorias que estaban en vigor, precisamente, desde la gran depresi¨®n.
En 1933 el senador republicano Carter Glass impuls¨® una ley bancaria que prohib¨ªa que los bancos comerciales desarrollaran actividades propias de la banca de inversi¨®n. Quer¨ªa imponer un cortafuegos entre los dos modelos de negocio con el fin de evitar que se repitiera lo sucedido durante esa crisis. Entre 1929 y 1933 el 40% de los bancos estadounidenses declararon la bancarrota.
La ley Glass-Steagall fue revocada en 1999 bajo mandato de Summers y permit¨ªa que los bancos comerciales, las firmas de inversi¨®n, los fondos de alto riesgo, los inversores institucionales, los fondos de pensiones y las compa?¨ªas de seguros pudieran invertir sin restricciones en los negocios de los dem¨¢s, as¨ª como la integraci¨®n total de sus operaciones financieras.
Un cambio tan profundo, en palabras de Summers, que supon¨ªa "la fundaci¨®n legislativa del sistema financiero del siglo XXI", dijo entonces. Unas de las firmas que presionaron para lograr este cambio de legislaci¨®n fueron Goldman Sachs (entonces presidida por el actual secretario del Tesoro, Henry Paulson) y Citigroup, firma a la que para entonces ya se hab¨ªa unido Rubin.
Por si el sector financiero no tuviera suficientes defensores dentro del nuevo equipo econ¨®mico, tambi¨¦n cuenta con Roel Campos y William Donaldson. El primero es comisario del mercado de valores estadounidense (SEC, por sus siglas en ingl¨¦s) desde el a?o 2002 y en su mano estaban los asuntos relacionados con la regulaci¨®n internacional del sector.
Donaldson ha jugado un papel m¨¢s directo en la crisis. Fue presidente de la SEC entre febrero de 2003 y junio de 2005. Desde ese cargo, presidi¨® una reuni¨®n en 2004 a petici¨®n de las principales firmas de inversi¨®n de Wall Street en la que los bancos ped¨ªan a la SEC que excluyera a sus firmas de corretaje de la obligaci¨®n de tener un nivel de capital proporcional a los riesgos que asum¨ªan. De nuevo, en esa reuni¨®n estaba Henry Paulson al frente de Goldman Sachs.
La petici¨®n dio sus frutos y el consejo de la SEC (Donaldson y Campos incluidos) vot¨® por unanimidad la propuesta de los banqueros. La desregulaci¨®n no se qued¨® ah¨ª. La SEC presion¨® a las autoridades europeas para evitar ese mismo escrutinio sobre las filiales extranjeras de la banca de inversi¨®n. Bruselas cedi¨® a las presiones bajo la promesa de que ser¨ªan supervisadas en su lugar por la propia comisi¨®n del mercado de valores estadounidense. Los bancos s¨®lo accedieron a proporcionar esos datos con car¨¢cter voluntario.
Para compensar esta excesiva cercan¨ªa a Wall Street, entre los integrantes del equipo de transici¨®n tambi¨¦n hay miembros -pocos- del ala m¨¢s a la izquierda del partido. Es el caso del congresista David Bonior, que fue la cara de la oposici¨®n dem¨®crata al Acuerdo de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte, con Canad¨¢ y M¨¦xico. Bonior se hac¨ªa eco as¨ª de las preocupaciones de los sindicatos, que tienen en Robert Reich a otro de sus grandes defensores. Reich fue secretario de Trabajo con Clinton entre 1993 y 1997 y fue el que promovi¨® en ese periodo la subida del salario m¨ªnimo, la ley de protecci¨®n de las pensiones e impuls¨® programas para mejorar la formaci¨®n tecnol¨®gica de los trabajadores.
Con la selecci¨®n de este equipo econ¨®mico, el ahora presidente electo se ha asegurado el asesoramiento de gente con experiencia y formaci¨®n. Pero muchos cambios tendr¨¢ que hacer Barack Obama para que el aire del cambio que ha impulsado su campa?a y clave en su elecci¨®n se haga realidad en su equipo econ¨®mico cuando forme gobierno. -
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