Una noche en la ¨®pera
Por la ma?ana, las clases medias espa?olas de Nissan -?o hay que volver a llamarlos obreros?- hicieron ese d¨ªa su en¨¦sima manifestaci¨®n, desbaratando el tr¨¢fico, y los ciudadanos, tan preocupados que ya no compran ni coches ni casi nada, vieron otra de las mil caras reales de la crisis. En juego: una cadena de puestos de trabajo que empieza en la f¨¢brica japonesa y no se sabe d¨®nde va a terminar. En riesgo: las clases medias que tanto cost¨® construir en Espa?a. Hace a?os, cuando el analista norteamericano Jeremy Rifkin promocionaba su prof¨¦tico libro El fin del trabajo (1995), dej¨® una frase para la posteridad, puro Perogrullo: "Sin trabajo ?qui¨¦n consumir¨¢ e invertir¨¢?". Quiz¨¢s los 24 millones de nuevos puestos de trabajo que los chinos tratan de lograr este a?o, pero a ellos, seg¨²n cuentan las cr¨®nicas, tambi¨¦n les llega la crisis pese a que 12 millones de chinos se han afiliado en los ¨²ltimos 12 meses al partido comunista con el fin de estar entre las clases medias del mundo.
En pleno espejismo de una crisis inabarcable, mirar la realidad ofrece tantas lecciones como uno sea capaz de ver
Ese mismo d¨ªa, los peri¨®dicos aseguraban que El capital de Karl Marx figuraba entre las listas de best sellers en la Alemania de Angela Merkel mientras alguien, tan entusiasta como indocumentado, comparaba p¨²blicamente la Barcelona ol¨ªmpica con la Barcelona que acoger¨¢ en mayo de 2009 la sede de la secretar¨ªa t¨¦cnica de la Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo. Este optimista vacuo hab¨ªa tan s¨®lo sobrevolado los macrodatos del proyecto: 43 pa¨ªses, 760 millones de personas participar¨¢n en el proyecto. Ya los ve¨ªa -?qu¨¦ importantes somos!- circulando por la ciudad. ?Ah, las cantidades! ?C¨®mo impactan en la espuma fr¨ªvola del apresuramiento provinciano! ?Qu¨¦ es Europa? ?Qu¨¦ es el Mediterr¨¢neo? ?Qu¨¦ es Barcelona ahora mismo? ?Qu¨¦ es la crisis? ?A qui¨¦n le interesa el porqu¨¦ de cualquier cosa?
Apenas las clases medias barcelonesas acababan su manifestaci¨®n para que tom¨¢ramos nota de los movimientos profundos de nuestra realidad cuando el Liceo abr¨ªa su temporada con un lleno a rebosar. Se trataba de una premi¨¨re: Llu¨ªs Pasqual echaba un pulso desigual al genio de Mozart y a un ingenioso Beaumarchais, provocador prefeminista del siglo XVIII, dirigiendo unas Bodas de F¨ªgaro con una puesta en escena tan ambiciosa como poco trabajada que convert¨ªa el intencionado juego mozartiano en efectismo posmoderno gratuito. Justo lo adecuado para lograr el ¨¦xito en ese escaparate del poder que ha sido siempre el Gran Teatro. Bur¨®cratas con mando en plaza, discretos empresarios, profesionales de ¨¦xito -ya no quedan marquesas o burgueses textiles ahora mismo- se arremolinaban en torno a la infanta Cristina: una corte de nuevo cu?o se exhibe con la consabida precauci¨®n barcelonesa en esas contadas noches del Liceo. Algo digno de ver: una tribu de influyentes y poderosos sustituye a la anterior.
Proust lo hubiera explicado a la perfecci¨®n y habr¨ªa sacado todo el partido posible al encuentro p¨²blico -en una amplia mesa del exclusivo C¨ªrculo del Liceo- de la consejera de Justicia, la socialista Montserrat Tura, y el abogado m¨¢s influyente de la cuidad, Miquel Roca Junyent. S¨®lo un ejemplo de los muchos posibles que hacen de estas citas lice¨ªsticas un estupendo objeto de estudio sociol¨®gico sobre lo que cambia y lo que permanece en esta ciudad. Por cierto, en la era Obama del mestizaje, los pasillos del Liceo luc¨ªan un personal de pura ortodoxia aut¨®ctona: ni negros americanos, ni africanos, ni asi¨¢ticos: catalanes aut¨¦nticos. De puertas afuera, en plenas Ramblas, el mundo/Obama dejaba constancia de su presencia heterog¨¦nea. Era la evidencia, el mundo real: Barcelona es mestiza, plural, diversa, multicultural.
Con un poco de suerte y mucha inteligencia, esa realidad compleja y variopinta traspasar¨¢ los guetos si la Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo hace bien su trabajo. No hay que pensar en fuegos de artificio o en marketing, sino en aproximaciones de fondo entre culturas, necesidades, intercambios, proyectos, saberes y realidades concretas. Por primera vez el dinero p¨²blico de la Uni¨®n Europea trabajar¨¢ junto al dinero privado en iniciativas colectivas imprescindibles. ?Qu¨¦ es el Mediterr¨¢neo sino un lago de encuentro inmemorial de gentes variopintas pese a las guerras, la marginaci¨®n o la ignorancia mutua? ?Qu¨¦ es Europa sino un m¨¦todo de aproximaci¨®n de diversos y de contrarios? ?Qu¨¦ es Barcelona sino una ciudad que ha perdurado gracias a haber sido cobijo de los de fuera y de experimentos como el que quiere devolver al Mediterr¨¢neo su car¨¢cter de mar compartido por sus habitantes?
Que este conjunto de cosas exista a la vez en esta Barcelona diversa habla de la din¨¢mica de nuestra ¨¦poca y de sus contradictorias realidades. Una noche en la ¨®pera es tan ilustrativa sobre las ¨¦lites como lo es la movilizaci¨®n de las clases medias en la calle o el lento avance del m¨¦todo europeo para el encuentro y la comprensi¨®n de contrarios. En pleno espejismo de una crisis inabarcable mirar la realidad ofrece tantas lecciones como uno sea capaz de ver.
m.riviere17@yahoo.es
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