Tras las huellas del cine
Jos¨¦ Luis Borau ensalza en su ingreso en la Real Academia Espa?ola la omnipresencia cinematogr¨¢fica en el habla y la escritura
Fue un discurso minucioso, divertido y erudito a la b¨²squeda de las huellas profundas y abundantes que el cine ha marcado en el lenguaje y la escritura. Jos¨¦ Luis Borau, elegante e ir¨®nico, se ech¨® ayer al monte en su ingreso en la Real Academia Espa?ola para recorrer, con abundantes y divertidos datos, la omnipresencia cinematogr¨¢fica en el habla de la gente, s¨ª, pero tambi¨¦n en escritores, poetas, ensayistas o dramaturgos. Fue recordando palabras, frases o expresiones nacidas en la gran pantalla y que la calle ha hecho suyas. "La mula Francis"; "El malo de la pel¨ªcula"; "Tarz¨¢n"; "El s¨¦ptimo de caballer¨ªa"; "M¨¢s franquista que el No-Do"; "Siempre nos quedar¨¢ Par¨ªs", o "La vida es una t¨®mbola", y demostr¨® c¨®mo las artes se han rendido a la grandeza del cine por su riqueza de vocabulario y expresiones nacidas "al calor del duro oficio de fascinar y, por supuesto, al entusiasmo de los seducidos".
Vargas Llosa destac¨® en su discurso la tenacidad del director de 'Furtivos'
Su pasi¨®n y estudio del cine recorrieron todo su discurso, que fue contestado por Mario Vargas Llosa, pero tambi¨¦n sus recuerdos, especialmente a la hora de hablar del actor Fernando Fern¨¢n-G¨®mez, a quien sustituye como acad¨¦mico para ocupar el sill¨®n B may¨²scula, y del guionista Rafael Azcona. El sal¨®n de actos de la RAE, en el que el nuevo acad¨¦mico entr¨® flanqueado por Javier Mar¨ªas y Dar¨ªo Villanueva, se llen¨® de caras conocidas del cine como Manuel Guti¨¦rrez Arag¨®n, ?ngeles Gonz¨¢lez Sinde, Jaime Rosales, Ic¨ªar Bolla¨ªn, Fernando M¨¦ndez Leite, Ventura Pons o Antonio Isasi Isasmendi, entre otros. La ocasi¨®n no era para menos. Borau era el segundo cineasta elegido miembro de la Academia.
Tras agradecer a los miembros que apoyaron su presencia en la instituci¨®n, Antonio Fern¨¢ndez Alba, Antonio Mingote y Emilio Lled¨® -"rompieron lanzas a favor del acad¨¦mico en ciernes dej¨¢ndolo deudor, es decir, tocado de por vida"-, el nuevo acad¨¦mico, a punto de cumplir 80 a?os, y con ese bast¨®n que ya no le abandona desde hace meses, fue desgranando el lenguaje enriquecido o viciado por el cine, esa profesi¨®n en la que empez¨® hace ya 40 a?os y en la que ha hecho de todo: productor, actor, director, distribuidor. "De pronto, todo lo relativo al cine acab¨® siendo mejor. Expresiones como "una casa de cine", "una cocina de cine" o "un novio de cine" comenzaron a o¨ªrse en bocas femeninas, las m¨¢s excitadas ante la novedad. "Pasarlo de cine" o "un paisaje de cine" se siguen escuchando a diario cuando alguien pretende describirnos alg¨²n desider¨¢tum, por mucho que haya perdido ya la fe como espectador". Detallista al m¨¢ximo, Borau fue desgranando ejemplos, para regocijo de los presentes, de acogidas de t¨¦rminos de la gran pantalla. Como la palabra rebeca, ese jersey en forma de chaquetilla abotonada, que se incorpor¨® a nuestro lenguaje tras lucir la actriz Joan Fontaine esa prenda en la pel¨ªcula Rebeca, o los hermanos Marx, "fuente inagotable de di¨¢logos aptos para alegrarnos la existencia": "la parte contratante de la segunda parte contratante", "?y dos huevos duros!" o "?es la guerra!".
Habl¨® el cineasta de c¨®mo los autores, "quieran reconocerlo o no, lo sepan o lo ignoren, cuentan con el cine a la hora de fabular" y c¨®mo muchos de ellos "acuden a la pantalla en busca de apoyo sin empacho ni tapujos". Iba finalizando el discurso y el nuevo acad¨¦mico iba plegando velas. "El ser humano parece no haber ca¨ªdo en la cuenta de lo que realmente ha supuesto la irrupci¨®n del cine en nuestra mente y, de rebote, en el af¨¢n de comunicarnos con el pr¨®jimo", asegur¨® Borau antes de despedirse con un "tiemblen despu¨¦s de haber re¨ªdo".
Mario Vargas Llosa alab¨® la reciedumbre y el esp¨ªritu tenaz del director de Furtivos, el filme que en 1975 le dio a Jos¨¦ Luis Borau una proyecci¨®n nacional e internacional. El autor quiso abundar en el "hombre de ideas", como la naturaleza y los l¨ªmites del realismo en el arte. Para Borau, asegur¨® el escritor, "el realismo no consiste en un arte que imita objetivamente a la realidad, que en su diversidad y sus tumultos es escurridiza e inapresable, sino en crear algo distinto a ella, un producto art¨ªstico que valga por s¨ª mismo y sea autosuficiente".
Y si la gran amiga de Borau, Carmen Mart¨ªn Gaite, siempre dijo de ¨¦l que era un solitario y que esa soledad la sobrellevaba sin esfuerzo ni amargura, Vargas Llosa le prometi¨® que, a partir de ahora, "sus flamantes compa?eros haremos cuanto haga falta para que se sienta menos solo".
Babelia
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