Acuerdo en Bagdad

Despu¨¦s de casi un a?o de arduas negociaciones, el Gobierno iraqu¨ª, que dirige Nuri al Maliki, ha aprobado por casi unanimidad el acuerdo para que las fuerzas norteamericanas hayan abandonado el pa¨ªs a fin de 2011. La letra del pacto no aclara, sin embargo, si hasta el ¨²ltimo soldado de Washington debe ser repatriado, o unos cuantos miles de efectivos, como siempre pretendi¨® el presidente Bush, permanecer¨ªan en Irak, como apoyo al Gobierno de mayor¨ªa chi¨ª, as¨ª como en el servicio de las numerosas bases, de ellas cuatro de gran envergadura, que Washington ha construido en el pa¨ªs.

El mandato de la ONU que cubr¨ªa la acci¨®n de las tropas -unos 150.000 soldados- expiraba el pr¨®ximo 31 de diciembre; sin el pacto, ¨¦stas habr¨ªan estado en flagrante ilegalidad m¨¢s all¨¢ de esa fecha. Pero la evidencia de que, aun con la mejora de la situaci¨®n militar sobre el terreno, el Ej¨¦rcito iraqu¨ª no puede asumir por s¨ª solo el control del territorio, ha hecho que Bagdad -que ha demostrado no ser un pelele de Washington- se plegara en alg¨²n punto. El Gobierno de mayor¨ªa chi¨ª acepta que los soldados norteamericanos sigan teniendo como hasta ahora inmunidad ante la justicia iraqu¨ª, salvo en caso de delito grave, categor¨ªa penal todav¨ªa por definir.

El acuerdo se debatir¨¢ esta semana en el Parlamento iraqu¨ª para su aprobaci¨®n el domingo 23. Los que se oponen al mismo son bastante estent¨®reos como el jefe de milicias chi¨ªes M¨²qtada al S¨¢der, que considera el pacto una rendici¨®n, y advierte que, si la retirada no es total, combatir¨¢ al ocupante. Pese a ello, aun con la eventual oposici¨®n del bloque sun¨ª, unos 50 esca?os en una c¨¢mara de 275, la aprobaci¨®n parece probable. Y todo indica que la elecci¨®n de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos ha moderado las posiciones iraqu¨ªes, puesto que el dem¨®crata afirmaba que, con pacto o sin ¨¦l, la retirada deb¨ªa concluir para mediados de 2010. Pero tampoco en este caso se exclu¨ªa que quedaran tropas en el pa¨ªs, para asegurarse de que no cayera un Gobierno, si no t¨ªtere, s¨ª, al menos, tan bien dispuesto hacia Washington.

Las fuerzas norteamericanas invadieron Irak en 2003, en esa ocasi¨®n sin mandato de la ONU; aplastaron al Ej¨¦rcito iraqu¨ª en tres semanas; y detuvieron y dejaron que los iraqu¨ªes ejecutaran a su anterior presidente, Sadam Husein; pero libran desde entonces una guerra contra un enemigo, terrorista y nacionalista a la vez, en la que han muerto m¨¢s de 4.000 soldados norteamericanos. No obstante,el alistamiento por una paga de miles de sun¨ªes como auxiliares, y el mejor entrenamiento del Ej¨¦rcito iraqu¨ª, permiten hoy hablar de retirada. Errar¨¢, sin embargo, Obama si permite que m¨¢s de un m¨ªnimo contingente para el adiestramiento de la fuerza local permanezca en el pa¨ªs. La guerrilla y el terrorismo, que no han desaparecido pero atacan mucho menos a los objetivos extranjeros, podr¨ªan resurgir haciendo in¨²til todo lo actuado.