Mil ni?os diab¨¦ticos m¨¢s cada a?o
Los casos del tipo 1 de la enfermedad han crecido el 4% en un lustro
Cada a?o hay en Espa?a m¨¢s de 1.000 nuevos ni?os con diabetes tipo 1, una enfermedad que precisa tratamiento diario con insulina para su control y que altera la vida de las familias. En Espa?a, al margen de las diferencias entre comunidades aut¨®nomas, la diabetes infantil ha crecido casi el 4% en los ¨²ltimos cinco a?os, lo que supone que podr¨ªa haber cerca de 30.000 ni?os y adolescentes menores de 15 a?os diagnosticados.
Seg¨²n los datos del estudio Eurodiabet que ha presentado Gyla Solt¨¦sz, de la Universidad de P¨¦cs (Hungr¨ªa), en los pa¨ªses del sur de Europa, tradicionalmente menos afectados por esta enfermedad, se est¨¢ produciendo un incremento que debe alertar a las autoridades. Dicho aumento se observa especialmente en los menores de cinco a?os, "edad en la que resulta muy complicado reconocer los s¨ªntomas". Si la tendencia se mantiene, es posible que en un lustro se duplique el n¨²mero de ni?os menores de cinco a?os con diabetes tipo 1 en Europa.
En un quinquenio pueden duplicarse los peque?os con el mal en Europa
La educaci¨®n de los padres es vital para un buen control de la afecci¨®n
Los expertos advierten de que la situaci¨®n es a¨²n peor porque hay muchas personas con diabetes tipo 1 sin diagnosticar y porque tambi¨¦n se est¨¢ produciendo un aumento de la diabetes tipo 2 en ni?os, ligada a la obesidad y al sedentarismo, "algo que hasta hace poco no hab¨ªamos observado en Espa?a", apunta Ricardo Garc¨ªa Mayor, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Diabetes.
De momento se desconocen las verdaderas causas de dicho incremento (la incidencia mundial de diabetes tipo 2 en ni?os podr¨ªa aumentar el 50% en los pr¨®ximos 15 a?os). Es poco probable, dice Solt¨¦sz, que se hayan modificado tanto las caracter¨ªsticas gen¨¦ticas de los europeos del sur en tan pocos a?os. "Sospechamos de muchos factores ambientales, como el sobrepeso, el retraso en la edad de maternidad y el sedentarismo, pero no tenemos todav¨ªa una imagen completa", reconoce.
El diagn¨®stico precoz en los ni?os es clave para evitar las complicaciones. P¨¦rdida de peso injustificada, sed, ganas de orinar frecuentes y cansancio son s¨ªntomas que indican que un ni?o puede padecer diabetes tipo 1 y, por eso, seg¨²n Garc¨ªa Mayor y Solt¨¦sz, resulta fundamental alertar a los padres si se presentan estos cuatro s¨ªntomas. En el caso de la diabetes tipo 2, al estar asociada con la obesidad, los s¨ªntomas son m¨¢s f¨¢ciles, aunque tambi¨¦n est¨¢ infradiagnosticada.
A pesar de que el tratamiento con insulina permite llevar una vida normal, la diabetes tipo 1 exige un compromiso y un control absoluto para evitar las complicaciones, que pueden llegar a ser mortales. Y es m¨¢s exigente todav¨ªa en los ni?os, porque no s¨®lo implica al afectado. La diabetes, dice Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez, presidente de la Asociaci¨®n para la Atenci¨®n y Defensa del Ni?o y Adolescente de Sevilla, "es para las familias y los amigos. Hay que integrar a todos los c¨ªrculos cercanos al ni?o para garantizar que lleve una vida normal". Es una enfermedad cr¨®nica, trasciende el ¨¢mbito sanitario y transforma la vida familiar, seg¨²n Garc¨ªa Mayor.
Los pilares en el control de la diabetes son, adem¨¢s del tratamiento con insulina, la dieta, el ejercicio f¨ªsico y la educaci¨®n. Este ¨²ltimo punto es clave en el control de la enfermedad en los ni?os porque, como dice Esther Gil, en el momento del diagn¨®stico "se deben tomar decisiones importantes relativas a la dieta y la insulina, entre otras". Desgraciadamente, a?ade, no hay en Espa?a suficientes educadores en diabetolog¨ªa preparados para informar a los padres "ni sobre el tratamiento con insulina, ni sobre la dieta y al estilo de vida que debe llevar su hijo".
Los padres, que en muchas ocasiones est¨¢n desesperados, "tienen derecho a recibir una educaci¨®n de calidad", asegura Gil, presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Educadores en Diabetes. "En ocasiones, la informaci¨®n que recibimos los padres en los hospitales", a?ade Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez, "es m¨ªnima y tenemos que apoyarnos entre nosotros para completarla".
La responsabilidad de los padres es vital hasta que el ni?o cumple los 11 o 12 a?os, apunta Gonz¨¢lez. Los ni?os aceptan con naturalidad tener que inyectarse insulina tres o cuatro veces al d¨ªa y controlarse los niveles de az¨²car; los problemas vienen en la adolescencia, cuando se rebelan ante cualquier tipo de control. Son los padres los que deben recibir una educaci¨®n en diabetes para asumir el tratamiento en un principio y preparar a su hijo.
"Sin educaci¨®n e informaci¨®n es muy dif¨ªcil", afirma Antonio P¨¦rez Navarro, padre de un ni?o de 12 a?os al que hace cuatro le detectaron la enfermedad. Fruto de su empe?o es el Centro para la Innovaci¨®n de la Diabetes Infantil, CIDI, asociado al Hospital Sant Joan de D¨¦u, el primero en Espa?a dedicado a la investigaci¨®n de la diabetes tipo 1 en la edad pedi¨¢trica.
Quiero ir al cole
Una de las demandas m¨¢s frecuentes de los padres de ni?os con diabetes se refiere a las complicaciones que plantea su acceso a las escuelas. Un reciente estudio de la Fundaci¨®n para la Diabetes realizado en 13 centros de Madrid demostr¨® que existen. S¨®lo tres datos: el 25% de los padres tuvo alg¨²n problema al informar de que su hijo era diab¨¦tico, el 12% tuvo que cambiar de centro y en el 6% de los casos el ni?o fue rechazado.
"Los ni?os tienen derecho a una educaci¨®n en igualdad", aseguran los padres. Pero, ?deben convertirse los maestros en profesionales sanitarios? ?Qu¨¦ ocurre si tienen alumnos con diabetes, asma u otra enfermedad que demande una preparaci¨®n especial? Hay que perder el respeto a esta enfermedad a trav¨¦s de programas de educaci¨®n a los docentes, afirma Ricardo Garc¨ªa Mayor, presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de Diabetes.
Los diab¨¦ticos producen respeto en los educadores, que desconocen c¨®mo actuar ante una bajada o subida de az¨²car, por ejemplo. "A veces, ese desconocimiento produce situaciones de rechazo", afirma Garc¨ªa Mayor. Para evitar estas situaciones, que obligan a algunos padres a dejar de trabajar, en algunas comunidades se han firmado acuerdos para que profesionales sanitarios atiendan a estos ni?os en la escuela. En Madrid, por ejemplo, para que haya enfermeras en los colegios. En Andaluc¨ªa, dice Jos¨¦ Manuel Gonz¨¢lez, existe un protocolo de colaboraci¨®n para que haya un educador o un profesional sanitario. Pero en la mayor¨ªa de las ocasiones se depende de la voluntariedad y sensibilidad de los maestros. "Son demasiadas responsabilidades. No es que no quieran, es que a veces no pueden", se?ala Esther Gil, de la Federaci¨®n Espa?ola de Asociaciones de Educadores en Diabetes.
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