Yo quiero un Obama en mi telediario
Los pol¨ªticos espa?oles est¨¢n lejos de la seducci¨®n y el dominio de escena de los estadounidenses - El discurso en Espa?a est¨¢ peor preparado y busca un contenido m¨¢s ideol¨®gico que emocional
Para desintoxicarse de la irresistible seducci¨®n de Barack Obama, es una buena terapia buscar un v¨ªdeo en YouTube. En uno de los infinitos m¨ªtines de la pasada campa?a electoral, en el Ayuntamiento de Bristol, Virginia, parece que se le apaga el teleprompter. Tambi¨¦n llamado autocue, es una pantalla cuadrada, semitransparente, situada sobre un pie de micr¨®fono. En ella va leyendo el texto mientras habla. De pronto, Obama hace gestos en los que parece decir a los t¨¦cnicos "no veo", mientras, literalmente, se queda sin palabras y comienza a balbucear. Los blogs pol¨ªticos republicanos que han recogido este v¨ªdeo (ning¨²n medio serio le dio mayor importancia) est¨¢n llenos de comentarios en los que se le llama desde "farsante" hasta "marioneta". El v¨ªdeo se corta antes de que sepamos si el asombroso comunicador que va a presidir EE UU sale airoso de la situaci¨®n.
El PSOE da un cursillo de tres d¨ªas sobre comunicaci¨®n a sus candidatos
"La exageraci¨®n de la imagen lleva a la simpleza pol¨ªtica", advierte un experto
Una alocuci¨®n debe ser "comprensible y memorizable", indica un asesor
El reglamento del Senado proh¨ªbe las intervenciones le¨ªdas de un tir¨®n
S¨ª. Obama lee sus discursos en un aparatito. Pero, ?c¨®mo lee! El p¨²blico de todo el mundo ha ca¨ªdo rendido, primero, con su campa?a para conseguir la nominaci¨®n dem¨®crata, y despu¨¦s con la campa?a por la presidencia. Algunos de sus discursos han dado la vuelta al mundo, desde aquel que abord¨® con valent¨ªa y con elegancia quir¨²rgica el racismo, hasta el Yes we can.
Tanto ¨¦l como John McCain pusieron el broche a la campa?a con sus discursos de la noche electoral del 4 de noviembre. "El cambio ha llegado a Am¨¦rica" es una frase que telespectadores de todo el mundo recordar¨¢n durante a?os. "Por encima de todo somos americanos", que dijo McCain, tambi¨¦n. Hoy apenas nadie recuerda qu¨¦ dijeron Zapatero y Rajoy en la noche del 9 de marzo. Quiz¨¢ s¨®lo el misterioso "adi¨®s" del l¨ªder del PP sea citado a¨²n de aquellos discursos ante los militantes. Aparte de que son dif¨ªciles de encontrar, ni se moleste en buscarlos en YouTube. No resisten la comparaci¨®n.
El victory speech y el concession speech, por muy le¨ªdos, medidos y ensayados que fueran, cerraban una campa?a electoral que ha empeque?ecido a nuestros pol¨ªticos ante los ojos del ciudadano. ?Por qu¨¦ no pueden ser como Obama? ?O por lo menos como Sarah Palin? ?Por qu¨¦ no hay nadie con ese magnetismo? No hay tradici¨®n de hablar en p¨²blico, ni formaci¨®n al respecto, responden los expertos. El pol¨ªtico espa?ol que domina eso tan indefinido que es hablar bien lo hace por su talento natural.
Sin embargo, las diferencias puede que no sean tantas, ni siempre desfavorables a los pol¨ªticos espa?oles.
La formaci¨®n que los pol¨ªticos espa?oles reciben en comunicaci¨®n es una de sus ¨²ltimas prioridades. En el PSOE, por ejemplo, a los candidatos de las auton¨®micas y municipales, y algunos diputados, se les da un cursillo de tres d¨ªas sobre estos temas. "Y alguno pone problemas para venir tres d¨ªas", asegura Norma Bernad, entrenadora de pol¨ªticos de la Fundaci¨®n Jaime Vera, vinculada al partido. La mayor parte del primer Gobierno de Zapatero, cuando eran candidatos a diputados, pas¨® por sus cursos.
"Yo no concibo que alguien se ponga delante de un micr¨®fono sin saber lo que va a decir ni c¨®mo lo va a decir", proclama Bernad. En el caso de Obama y McCain opina, con admiraci¨®n, que "hab¨ªan preparado meticulosamente sus discursos, la entonaci¨®n, las historias que contaban, el contenido emocional...".
En tono acad¨¦mico, Bernad desgrana los elementos que debe tener un buen discurso pol¨ªtico. Debe ser "comprensible y memorizable". El discurso debe permitir al candidato "contar historias, que es lo que lo hace recordable, contar una idea a trav¨¦s de los hechos y personificarlos". Es lo que hizo Obama cuando cont¨® la historia de Ann Nixon Cooper, una mujer negra de 106 a?os que hab¨ªa hecho cola para votar ese d¨ªa. Con ella simboliz¨® el camino recorrido desde que los negros no pod¨ªan votar hasta que uno de los suyos lleg¨® a presidente.
Aparte, en Espa?a no nos creemos a los pol¨ªticos cuando se ponen emotivos. La historia de la ni?a de Rajoy provoc¨® m¨¢s risas que suspiros. Incluso acusaciones cruzadas dentro del PP rechazando la autor¨ªa de esa idea. Meses antes, Obama hab¨ªa utilizado esa misma imagen de una ni?a "que nunca m¨¢s ser¨¢ confinada al barrio en el que naci¨®", en un celebrado discurso.
Gloria Ostos, de la consultor¨ªa pol¨ªtica Ostos y Sola, destaca que en este sentido ayuda la solidez del sistema. "Ellos tienen una historia democr¨¢tica que nosotros no tenemos". Tambi¨¦n comparten un sustrato: "Los dos partidos, dem¨®crata y republicano, tienen una conciencia moral s¨®lida. Ambos hablan no s¨®lo de econom¨ªa, sino tambi¨¦n de valores. Aqu¨ª no se entender¨ªan esas referencias a Dios, a qui¨¦nes somos, a lo que estamos llamados a ser... Son conceptos y palabras que aqu¨ª no se atreven ni a mencionar".
Esa "conciencia moral s¨®lida" tambi¨¦n es el dato clave detr¨¢s de otro aspecto de la noche electoral que no se puede ver fuera de EE UU. Los seguidores de cualquier partido pol¨ªtico lo bastante comprometidos como para acudir a arropar a su l¨ªder en la derrota, se parecen en todas partes. Al igual que los partidarios de McCain silbaron con fuerza al o¨ªr que su candidato felicitaba al ganador, cuando Rajoy dijo en la noche electoral del 9 de marzo que hab¨ªa llamado a Zapatero, sus seguidores lo interrumpieron al grito de "?Zapatero, embustero!".
Pero McCain hizo un gesto con las manos para calmar los silbidos de los suyos y mantuvo una expresi¨®n grave, como si no le hiciera ninguna gracia. Rajoy sonri¨® al respetable desde el balc¨®n de la calle de G¨¦nova, acompa?ado por m¨¢s sonrisas de ?ngel Acebes. Pasado medio minuto dijo "bueno, vamos all¨¢", como si fuera a cumplir con una obligaci¨®n desagradable, y termin¨® su frase. Es decir: no s¨®lo hablamos de oratoria, tambi¨¦n de elegancia. "Ojal¨¢ lleguemos a eso, que ambos se reconozcan los servicios a la naci¨®n", dice Gloria Ostos.
Pr¨¢cticamente cualquier experto en comunicaci¨®n pol¨ªtica al que se pregunta se remite a Felipe Gonz¨¢lez como ejemplo de seducci¨®n, dominio de la escena y capacidad para comunicar. Pero adem¨¢s, Gonz¨¢lez comparti¨® telediarios con Alfonso Guerra, Adolfo Su¨¢rez, Jordi Pujol o Xabier Arzalluz, todos ellos capaces de echar abajo una sala de conferencias con un micr¨®fono. No hace falta fijarse en Obama para cuestionarse a nuestros l¨ªderes actuales.
Con Su¨¢rez y con Aznar trabaj¨® el director de teatro Gustavo P¨¦rez Puig. "A Su¨¢rez le grab¨¦ todas sus intervenciones, menos la dimisi¨®n", recuerda. "Ten¨ªa mucha disciplina, te escuchaba y te respetaba". Desde su visi¨®n de vieja escuela, opina que ahora los mejores del PP son Gallard¨®n y Esperanza Aguirre, "aunque Rato era mejor". Y rechaza que Zapatero sea mejor o peor. "El equipo de imagen de Zapatero lo hace muy bien, comunica bien y tiene simpat¨ªa", opina. "S¨®lo hay un detalle, que cuando habla mueve la cabeza de arriba abajo, como d¨¢ndose la raz¨®n a s¨ª mismo, y queda mal". No parece dif¨ªcil de corregir.
En sus cursos del PSOE, Bernad utiliza una videoteca en las que est¨¢n, por ejemplo, "Rubalcaba y sus comparaciones", o intervenciones de Jos¨¦ Bono, de quien dice que "es un artista". Forzada a elegir a alguien del enemigo, se ha fijado en Esteban Gonz¨¢lez Pons, actual responsable de comunicaci¨®n del Partido Popular. "Se le nota que trabaja mucho la t¨¦cnica". Bernad, como otros profesionales, insiste mucho en que las habilidades de comunicaci¨®n, aparte de que hay quien nace con un pico de oro, "son una t¨¦cnica, y se aprenden". Cita como ejemplo al ex presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. "Todos estaremos de acuerdo en que no ten¨ªa buenas cualidades. Sin embargo, con el tiempo lleg¨® a ser un comunicador, cuando menos, eficaz".
Pero cuando se le pide que nombre qui¨¦n le ha sorprendido m¨¢s, no se queda con ninguno de ellos. La entrenadora de pol¨ªticos del PSOE se queda con Adri¨¢n Barb¨®n. Tiene 29 a?os y desde hace mes y medio es el alcalde de Pola de Laviana, en Asturias. Dej¨® impactada a Bernad cuando pas¨® por un curso suyo como candidato a concejal en 2003. Lo que se puede encontrar de Barb¨®n en YouTube confirma que estamos ante el Obama de Asturias.
"Son t¨¦cnicas, pero no se trata s¨®lo de fachada", advierte Daniel Ure?a, experto en campa?as de MAS Consulting Group. Es decir, que lo de Obama no se aprende en un cursillo. "La pol¨ªtica es valores, contenido. Lo que hay son t¨¦cnicas para vender ese contenido". Y en esas t¨¦cnicas es en lo que estamos a a?os luz de Estados Unidos. "En EE UU, la asesor¨ªa pol¨ªtica es una industria", destaca Daniel Ure?a. "All¨ª los medios de comunicaci¨®n siempre han marcado la pauta". As¨ª que personajes como Obama son producto de un sistema pol¨ªtico que demanda de ellos precisamente eso, dar bien en televisi¨®n. Y se preparan para ello.
"?sta ha sido una campa?a especialmente de imagen, todo ha pivotado sobre la imagen del candidato, sin entrar en temas delicados", afirma Ure?a. "Por ejemplo, Obama est¨¢ a favor de la pena de muerte, pero eso no ha salido en ning¨²n sitio".
Para Ure?a, no es que a los nuestros les falte talento, es que son otro tipo de pol¨ªticos. "Nosotros tenemos l¨ªderes con peso ideol¨®gico. Aqu¨ª los partidos tienen m¨¢s influencia que las personas. Adem¨¢s, las estructuras de los partidos son cerradas y no siempre son los mejores los que salen adelante". Los nuestros no son pol¨ªticos-personaje, sino la cabeza de un partido.
En cuanto a hablar bien, "tiene mucho que ver con el aprendizaje del lenguaje cuando eres peque?o", reconoce Ure?a. En Estados Unidos, hablar en p¨²blico es casi una asignatura en s¨ª misma en los colegios. En Espa?a se valora la capacidad oratoria y discursiva, pero no se tiene en cuenta que eso se puede aprender. Sin embargo, Daniel Ure?a dice que en los siete a?os que lleva asesorando campa?as ha visto "una evoluci¨®n muy clara". "Cada vez m¨¢s los pol¨ªticos est¨¢n m¨¢s preocupados por conocer lo que se hace fuera".
En cuanto al teleprompter, no nos desilusionemos. "Lo hacen todos, es algo muy habitual", dice Ure?a, que ha estado en EE UU siguiendo las elecciones. "Pero hay quien s¨®lo lee el discurso y quien es capaz de hacer una interpretaci¨®n magn¨ªfica", advierte. Obama, por ejemplo, "en los debates, cuando empezaba cada intervenci¨®n, clavaba la mirada en la c¨¢mara y era como si hablara a cada uno de los espectadores. Eso se ensaya. Estoy convencido de que ha pasado muchas horas en un estudio de televisi¨®n ensayando". ?Y en Espa?a? "En Espa?a los debates se preparan el d¨ªa antes".
Los pol¨ªticos americanos no s¨®lo leen. A veces, no escriben sus propios discursos. Algo que, si se piensa, es bastante l¨®gico, aqu¨ª no se menciona. "El escritor de discursos es un valor en la campa?a de EE UU que no se oculta, es m¨¢s, te da cierto prestigio", explica Jorge R¨¢bago, director de telegenia del PP y asesor de imagen en campa?as presidenciales en toda Latinoam¨¦rica. Igual que John F. Kennedy ten¨ªa a Ted Sorensen para escribirle los discursos, nombres como Jon Favreau (que tiene 27 a?os) o David Axelrod acompa?an al de Obama cuando la prensa elogia los grandes discursos de su campa?a. Los m¨¢s importantes, se preparan y pulen durante meses. De nuevo, aparece el valor de la interpretaci¨®n, de la capacidad del pol¨ªtico para emocionar con ese material.
"El pol¨ªtico en EE UU no es s¨®lo un actor, pero es verdad que su imagen tiene mucho valor", explica R¨¢bago. Insiste, como Ure?a, en que la comparaci¨®n con los nuestros no es del todo justa. "El sistema electoral no tiene nada que ver. El suyo es presidencialista y el nuestro est¨¢ basado en los partidos. Aunque cada vez se parecen m¨¢s, aqu¨ª la campa?a la componen el candidato, el partido y el programa. All¨ª toda la campa?a pivota sobre la persona".
R¨¢bago advierte, sin embargo, de que "la exageraci¨®n de todo esto puede llevar a una simpleza pol¨ªtica preocupante". "No se puede supeditar todo al simplismo que exigen los medios", o, como le gusta decir, "no le puedes dar a Arist¨®teles 30 segundos para sus exordios". "El medio no debe anular el discurso pol¨ªtico", es su conclusi¨®n.
En Espa?a, discurso pol¨ªtico s¨ª hay. El caso es que, si se leen las intervenciones parlamentarias de los primeros espadas, son por lo general bastante solventes (para quien tenga la paciencia, o la obligaci¨®n profesional, de le¨¦rselas). Tienen contenido, est¨¢n bien ordenadas y el ciudadano medio las entiende con facilidad. Pero falta magnetismo, capacidad para hacerlo cre¨ªble en televisi¨®n. Frente a la "obsesi¨®n por la puesta en escena" en EE UU, "aqu¨ª nos preocupamos m¨¢s por el qu¨¦ digo que por el c¨®mo", asegura R¨¢bago.
Pero dejar caer los ojos al atril cada dos por tres resta credibilidad sea cual sea el mensaje. Las propias leyes le dan importancia a la oratoria en pol¨ªtica. Alg¨²n senador se va a quedar helado si le echa un vistazo al art¨ªculo 84 del Reglamento del Senado: "Los discursos se pronunciar¨¢n sin interrupci¨®n, se dirigir¨¢n ¨²nicamente a la C¨¢mara y no podr¨¢n, en ning¨²n caso, ser le¨ªdos, aunque ser¨¢ admisible la utilizaci¨®n de notas auxiliares". S¨ª, se?or¨ªas y ministros, leer las intervenciones est¨¢ prohibido por ley. Mirando al frente, con buen tono y nada de folios. Por ah¨ª se empieza.
Dos formas de ganar las elecciones y dos formas de perderlas
- Barack Obama, 4 de noviembre de 2008, en su discurso de la victoria electoral: Esta noche recib¨ª una llamada extraordinariamente cort¨¦s del senador McCain. El senador McCain luch¨® larga y duramente en esta campa?a. Y ha luchado a¨²n m¨¢s larga y duramente por el pa¨ªs que ama. Ha aguantado sacrificios por Estados Unidos que no podemos ni imaginar. Todos nos hemos beneficiado del servicio prestado por este l¨ªder valiente y abnegado. Le felicito; felicito a la gobernadora Palin por todo lo que han logrado. Y estoy deseando colaborar con ellos para renovar la promesa de esa naci¨®n durante los pr¨®ximos meses.
- Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, tras ganar el 9 de marzo: Acabo de recibir la felicitaci¨®n de Mariano Rajoy. Quiero agradec¨¦rsela p¨²blicamente y expresarle mi respeto. A los otros candidatos de todos los partidos quiero expresarles tambi¨¦n mi reconocimiento, a todos los candidatos.
- John McCain, en su discurso de reconocimiento de la derrota: El senador Obama ha logrado algo grande para s¨ª mismo y para el pa¨ªs. Le aplaudo por ello, y le ofrezco mi sincero p¨¦same porque su querida abuela no haya vivido para ver este d¨ªa (...) El senador Obama y yo hemos confrontado nuestras diferencias, y ¨¦l ha ganado. No cabe duda de que muchas de esas diferencias persisten. ?stos son tiempos dif¨ªciles para nuestro pa¨ªs. Y yo le prometo esta noche hacer todo lo que est¨¦ en mi mano para ayudarle a liderarnos ante los muchos desaf¨ªos que afrontamos. Pido a todos los americanos que me apoyaron que se unan a m¨ª no s¨®lo para felicitarle, sino para ofrecer a nuestro pr¨®ximo presidente nuestra mejor voluntad y esfuerzo para dejar acercar nuestras diferencias y ayudar a restaurar nuestra prosperidad (...) Cualesquiera que sean nuestras diferencias, somos americanos.
- Mariano Rajoy, tras perder el 9 de marzo: He llamado al candidato del Partido Socialista y le he deseado suerte por el bien de Espa?a.
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