"Mi est¨®mago es de all¨ª donde ruedo pel¨ªculas"

Barbet Schroeder naci¨® en Teher¨¢n (1941), vivi¨® en Colombia de ni?o y en muchos sitios, en Ibiza tambi¨¦n. "Pero mi est¨®mago es de donde ruedo pel¨ªculas". Rod¨® en Ibiza, en los sesenta, y all¨ª su est¨®mago se hizo mediterr¨¢neo. De Vietnam le viene la pasi¨®n por la sopa Pho, "donde voy y s¨¦ que hay un restaurante que haga bien una sopa Pho, cruzo cualquier distancia para probarla".

En este hotel de Madrid no hay sopa Pho, as¨ª que Schroeder se ha servido una raci¨®n de huevos revueltos. Alguien le dijo que algo as¨ª desayunan los escritores (egos revueltos), y record¨® una visita suya a la ¨²ltima casa de Victor Hugo. "Qu¨¦ ego. En la chimenea hab¨ªa colocado la inscripci¨®n 'Ego Hugo'. ?Y en la cocina ten¨ªa un sitio para los muertos!".

El cineasta dio voz a los chicos de la calle colombiana en 'La virgen de los sicarios'

Schroeder es el director de La virgen de los sicarios (la pel¨ªcula basada en la novela de su amigo el colombiano Fernando Vallejo); la rod¨® en 2000 en Medell¨ªn. La violencia le obligaba a trabajar, a ¨¦l y a su equipo, con guardaespaldas. ?l vivi¨® en Colombia cuando ten¨ªa nueve a?os; tiene en la memoria "la violencia del bogotazo, as¨ª que nada de lo que all¨ª suceda me sorprende. Y tampoco me sorprende el humor con que se lo toma la gente". Y esa pel¨ªcula, un emblema de su filmograf¨ªa (de director y de productor; ¨¦l promovi¨® a algunas figuras de la nouvelle vague), le permiti¨® trabajar con un escritor, como hizo con Bukowski (El borracho). "Vallejo es un milagro. Cada tanto voy a verlo a M¨¦xico; me carga de creatividad".

En La virgen de los sicarios hay 18 muertos. "Yo le ped¨ª a Fernando que los dejara en cinco, porque en cine los muertos pesan much¨ªsimo". Los di¨¢logos los hizo Fernando tambi¨¦n. "Y eran tan perfectos que cuando los leyeron los chicos de la calle que protagonizan la pel¨ªcula parec¨ªa que se les hab¨ªan ocurrido a ellos".

Despu¨¦s de una pel¨ªcula sobre el abogado Jacques Verg¨¨s (El abogado del terror), ha rodado en Jap¨®n la pel¨ªcula Inju, sobre la bestia que todos tenemos dentro. Y cuando dice "la bestia que todos tenemos dentro" su cara angulosa, de ojos expresivos y grandes, se abre como si quisiera meter miedo. Lo dice junto a la fruta del buf¨¦, muy cerca de las tortillas. ?No las prefiere, en lugar de los huevos revueltos? "No, una tortilla ha de estar muy bien hecha para ser tomada en serio", dice.

?Y d¨®nde est¨¢ la bestia, Schroeder? "Uy, uy, en todos los lados. En primer lugar, est¨¢ en el hombre y no est¨¢ en los animales. ?Los inventores del verdadero mal son los hombres! F¨ªjate en la dictadura; mira lo que pasa en Zimbabue, y en el Congo. Y lo que ha hecho Bush, borrar las huellas que revelan los ataques al clima. ?Eso es un crimen!".

Schroeder ha venido a Madrid a un homenaje que la Casa de Am¨¦rica le dedic¨® al cineasta colombiano Jaime Ossorio. No encontr¨® sopa Pho. ?Qu¨¦ ingredientes? "Oh, una maravilla, noodles, hierba. Y saber hacerlo". Y otro manjar est¨¢ en su memoria como un regusto eterno: "Halva, de Ir¨¢n. Az¨²car, s¨¦samo. Cuando mi madre me daba la leche ya lo tomaba. Y el jam¨®n de Jabugo. Mejor que el caviar, ?y cuesta lo mismo!".

Tom¨® jam¨®n, y luego se fue a Ibiza, donde a¨²n vive su madre, en la casa que se compr¨® la familia en 1951. "Aquello es el para¨ªso".