La Godia estrena casa

La Fundaci¨®n Francisco Godia ha dado el gran salto. Tras darse a conocer y afianzarse en un primer piso de la calle de Val¨¨ncia, donde se inaugur¨® en 1999, empieza hoy una nueva etapa en un espacio a la altura de las obras que posee: una colecci¨®n formada por unas 1.500 piezas, de las que se exhiben 260, desde el siglo XII al XX.

La nueva sede, en la Casa Garriga Nogu¨¦s, un edificio modernista del arquitecto Enric Sagnier, no s¨®lo cuenta con una entrada a pie de calle, que le otorga mayor accesibilidad y visibilidad, sino que cuadruplica el espacio expositivo. El arquitecto Jordi Garc¨¦s, autor tambi¨¦n de la ampliaci¨®n del Museo Picasso, ha conseguido combinar lo nuevo con lo antiguo, en una "operaci¨®n de restituci¨®n y restauraci¨®n" de la mayor¨ªa de elementos interiores, como los suelos de mosaico, la decoraci¨®n de cornisas y florones y la policrom¨ªa original.

La intervenci¨®n arquitect¨®nica tuvo que respetar la distribuci¨®n del edificio, que, tras servir de residencia familiar, se convirti¨® en escuela y despu¨¦s en sede de Enciclop¨¨dia Catalana. Esta condici¨®n, lejos de entorpecer el recorrido, crea ¨¢mbitos ¨ªntimos y espaciosos a la vez, ideales para una colecci¨®n que abarca un marco cronol¨®gico tan amplio. Y que es, adem¨¢s, tan ecl¨¦ctica como su creador, Francisco Godia (1921-1990), empresario, coleccionista y piloto de carreras, el espa?ol con el mejor palmar¨¦s hasta Fernando Alonso.

De hecho, la fundaci¨®n creada por su hija Liliana, ha sido definida como "una prueba del amor de una hija hacia su padre", un homenaje que se plasma en las vitrinas de trofeos y en los dos coches de carreras que tambi¨¦n se exhiben: el Maserati rojo con el que gan¨® el Campeonato del Mundo de F¨®rmula de 1956, reluciente y situado a lado de la suntuosa escalera de m¨¢rmol; y el Ford GT40 con el que gan¨® las Seis Horas de Montju?c en Barcelona en 1968, que se muestra en la sala dedicada al informalismo. Lo rodean algunas de las ¨²ltimas adquisiciones: dos t¨¤pies de 1956 y 1960, la plenitud de su etapa mat¨¦rica; dos chillidas, una gran tela de Karel Appel y un lienzo de Lucio Fontana.

Para estrenar su nueva sede, la Fundaci¨®n Godia ha querido que de las 260 obras que componen la muestra inaugural, unas 80 se exhiban por primera vez. Entre ellas figura un peque?o y precioso retrato on¨ªrico de Magritte, la cubierta de Fernand L¨¦ger para un libro de Malraux, una escultura de formas sinuosas de Jean Arp y un barcel¨® de 1984, con cristales incrustados.

Sin embargo, es en el amplio patio interior donde el compromiso de Liliana Godia con el arte m¨¢s contempor¨¢neo se pone de manifiesto en una pieza monumental de Cristina Iglesias, encargada especialmente para este espacio. Como indica su t¨ªtulo, se trata de una Habitaci¨®n vegetal, con el exterior de acero inoxidable que refleja los edificios del Ensanche, y pasadizos secretos de hojarasca enmara?ada, hecha de resina y bronce oxidado, en la misma l¨ªnea de las puertas que cre¨® para el Museo del Prado.

En la planta baja, que a partir de febrero dedicar¨¢ una parte de su espacio a las muestras temporales, se encuentran los grandes nombres de las vanguardias (entre otros, Mir¨®, Picasso, Gris, Torres-Garc¨ªa, Clav¨¦, Gonz¨¢lez y Manzoni), pero el recorrido, que se desarrolla cronol¨®gicamente, empieza en la primera planta, donde se exhiben obras que raramente se encuentran en manos privadas. Las tallas rom¨¢nicas, hier¨¢ticas y severas, son espectaculares, as¨ª como Pentecost¨¦s, de Lluis Borrass¨¤, la Virgen de la leche, de Lloren? Saragossa, y la Piedad de Alejo de Vah¨ªa, que transmiten toda su fuerza pl¨¢stica, tras haber sido sometidas a un proceso de limpieza que ha sacado las capas policromas a?adidas en ¨¦pocas posteriores.

El mayor espacio permite exhibir una amplia selecci¨®n de cer¨¢micas, repartidas seg¨²n las diferentes escuelas y manufacturas regionales. El siglo XVII est¨¢ representado por un Bodeg¨®n de Juan van der Hamen, San Jos¨¦ con el Ni?o de Zurbar¨¢n y tres ¨®leos de Luca Giordano, que dan paso a las obras de Casas, Rusi?ol, Opisso, Nonell y Mir, que parecen hechas a medida del entorno modernista que las rodea.