Los bodegones vivos de Picasso
El museo barcelon¨¦s del artista exhibe su revisi¨®n de la naturaleza muerta
Botellas y vasos que se convierten en bailarines; rostros que asumen rasgos de guitarras; objetos que se transforman en figuras gesticulantes; ¨¢rboles que se tornan cuerpos. La metamorfosis de objetos inanimados en cuerpos vivos y viceversa, es el leitmotiv de la exposici¨®n Objetos vivos. Figura y naturaleza muerta en Picasso, que re¨²ne en el Museo Picasso, hasta el 1 de marzo, unas 70 obras, realizadas entre 1907 y 1931. Seg¨²n el director Josep Serra, la exposici¨®n "marca un punto de no retorno" en el camino del museo, que aspira a convertirse en un centro de referencia en las nuevas narrativas y perspectivas in¨¦ditas de la obra del artista malague?o.
Por ello, las piezas seleccionadas por Christopher Green, profesor del Courtauld Institute of Art de Londres, en muchos casos in¨¦ditas, prestadas por los herederos del artista y coleccionistas privados de Barcelona, responden a la voluntad de plasmar visualmente los resultados de sus investigaciones. "Hace tiempo que la metamorfosis se considera un elemento fundamental de la obra de Picasso, pero nunca se ha estudiado la transformaci¨®n de lo inanimado en animado y viceversa. Los objetos de los bodegones son como personajes en un escenario; ves c¨®mo adquieren vida y empiezan a actuar", asegura Green. Su tesis se resume en los dos peque?os y exquisitos dibujos que abren el recorrido, un rostro arb¨®reo de 1907 y un grupo de ba?istas de 1924, que anticipa las naturalezas muertas curvil¨ªneas de 1930, en las que los objetos adquieren un car¨¢cter er¨®tico, relacionado con la pasi¨®n por su joven amante Marie-Th¨¦r¨¨se Walter y el transitorio triunfo de la sexualidad sobre el temor a la vejez y la muerte.
Una tras otra, las obras muestran c¨®mo Picasso va descubriendo la posibilidad de transformar las formas y convertir lo inanimado en animado y viceversa, en una oscilaci¨®n mental entre figura y objeto, vida y muerte. "El proceso de la imaginaci¨®n de Picasso queda perfectamente explicado en dos grandes telas inacabadas, propiedad de la familia, una del 1917 y otra del 1926", explica el comisario, que ha conseguido una serie de pr¨¦stamos excepcionales. Entre ¨¦stos los cuatro grandes ¨®leos -procedentes del Museo Stedelijk de Amsterdam, el Metropolitan y el Guggenheim de Nueva York y la Galer¨ªa Nacional de Dubl¨ªn- que Picasso pint¨® en 1924, en los que una serie reducida de objetos, caracter¨ªsticos de su iconograf¨ªa (guitarra, mandolina, botella y frutera), se convierten en actores sobre mesas, que evocan escenarios y establecen relaciones cargadas de erotismo. La exhibici¨®n se completa con dos telas de Juan Gris, quien recogi¨® la idea de la analog¨ªa y la transformaci¨®n mutua y la aplic¨® en sus rimas visuales.
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