La pintura a¨²n da alegr¨ªas
La pintura est¨¢ muerta? ?La pintura est¨¢ enferma? ?O simplemente tiene resaca? ?stas podr¨ªan ser las preguntas a lo Rub¨¦n Dar¨ªo con las que mejor podr¨ªamos responder a la instalaci¨®n que Albert Oehlen ha montado en la galer¨ªa Juana de Aizpuru (hasta hoy) y que tiene todo el aspecto de la habitaci¨®n bohemia del artista adolescente que el propio Oehlen fue en su d¨ªa en Sevilla, redondeada por su propio autorretrato tendido sobre el jerg¨®n y medio cubierto por una manta de colores muy matizados. Pero sea cual sea la respuesta que queramos dar a estos interrogantes, la paradoja la pone el vigor actual de la pintura, que, aunque sea post m¨®rtem, resulta inocultable. Y para probarlo est¨¢ la exposici¨®n de Oehlen, que representa una nueva vuelta de tuerca en una trayectoria como la suya, hecha precisamente de s¨²bitos cambios de rumbo y de metamorfosis incesantes. La ¨²ltima vez que le vimos en Madrid y en Salamanca iba de virtuoso de la paleta electr¨®nica, componiendo im¨¢genes abstractas con pinceladas elegantes, largu¨ªsimas, vibrantes: un Parmigianino del siglo XXI. Ahora lo que nos ofrece es una serie de collages de gran formato que tienen su antecedente en los que hizo hace ya medio siglo Robert Rauschenberg y que, sin embargo, resultan completamente distintos, tanto porque las im¨¢genes entresacadas de los diarios y de la publicidad pol¨ªtica y simplemente comercial son de hoy d¨ªa como por esa elegancia en la pincelada y en la disposici¨®n de los toques de color que me he atrevido a calificar de manierista. En estos collages de Oehlen no queda ni rastro del patetismo con el que anta?o se libraron, desde la estrategia detonante del collage, las batallas contra la hegemon¨ªa cultural de la pintura de cuadro de caballete. Y menos a¨²n ese regusto por el garabato, los monigotes y los tachones en los que a¨²n se complace el americano Douglas Kolk, quien, en la galer¨ªa Pilar Parra & Romero y bajo el t¨ªtulo de Doom Day, expone una muestra de su trabajo reciente (hasta el 13 de diciembre).
Otra prueba e igualmente potente de cu¨¢n activa sigue la pintura la ofrece la exposici¨®n de Concha Prada en la galer¨ªa Oliva Arauna (hasta el 29 de noviembre), que representa, igual que la de Oehlen, otra vuelta de tuerca, aunque distinta, por lo distintas que han sido hasta ahora las trayectorias de estos artistas. El trabajo de Prada podr¨ªa calificarse como la del eterno retorno a la pintura, por la que se decidi¨® al inicio de su carrera art¨ªstica y a la que, despu¨¦s de marcharse de la misma, ha vuelto obstinadamente, una y otra vez, siempre experimentando con nuevos medios y recursos. Los que ha empleado esta vez pueden calificarse de extremos, porque son pinturas hechas a ciegas, en la oscuridad estanca del cuarto de revelado, donde ella se encerr¨® por largos meses para pintar sobre pliegos de papel de copia fotosensible, con diminutos focos de luces de colores que dejaban sobre el papel unas manchas y unas pinceladas que ella, de hecho, no pod¨ªa ver mientras las hac¨ªa. S¨®lo pod¨ªa verlas despu¨¦s, cuando por pura intuici¨®n daba por finalizado el proceso, encend¨ªa las luces y ve¨ªa qu¨¦ es lo que hab¨ªa conseguido. Nosotros tambi¨¦n podemos verlo ahora y aprobar o desaprobar con entera libertad esas composiciones aleatorias de trazos son¨¢mbulos y colores intensos, desplegadas siempre sobre un fondo blanco.
El oficio de tinieblas de Prada contrasta con la plenitud solar caracter¨ªstica de la obra pictorialista de Adrian Tyler. Bajo el t¨ªtulo de Prohibido el paso, re¨²ne en la galer¨ªa Max Estrella (hasta el 17 de enero) dos series de fotograf¨ªas en apariencia opuestas. La primera est¨¢ dedicada a dos de las encarnaciones arquitect¨®nicas actuales del poder: los pasillos del Parlamento Europeo en Bruselas y las salas de varias centrales nucleares espa?olas. La precisi¨®n t¨¦cnica y la g¨¦lida claridad formal de estas im¨¢genes lo dicen todo acerca de la clase de poder que se ejerce en esos lugares, mientras que el silencio y el vac¨ªo espectral de los bosques fotografiados en la otra serie remiten a la idea que, en definitiva, tienen esos mismos poderes de la naturaleza. En ambos escenarios faltamos nosotros completamente. -

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