?Pero qu¨¦ caro sale pensar en el pa¨ªs!
Me cont¨® un viejo periodista, hijo de periodista, una historia que le hab¨ªa llegado por tradici¨®n oral. Un breve presidente de la breve I Rep¨²blica -Pi i Margall- estaba en su despacho trabajando y dio dinero a un ujier para que le subiese algo de cenar de un establecimiento pr¨®ximo. El ujier, respetuosamente, le contest¨® que el presidente de la Rep¨²blica ten¨ªa derecho a cenar con cargo al presupuesto, y que exist¨ªa a estos efectos una cantidad ya prefijada. Cada noche el ujier hac¨ªa al se?or presidente entrega de la misma.
Seg¨²n la tradici¨®n, oral, pero fiable, cuando el presidente Margall dej¨® el cargo, hallaron en uno de los cajones de la mesa todo lo que le hab¨ªan dado para el gasto privado de la cena. No se hab¨ªa atrevido a gastar un duro.
?Pobres pol¨ªticos que no pensaban en la grandeza del pa¨ªs, ni en la suya! Los de ahora son mejores
Cuando Francesc Maci¨¤ accedi¨®, casi inesperadamente, a presidente de la Generalitat, el cargo no ten¨ªa prevista ninguna presidencia oficial, y al alto magistrado eso pareci¨® importarle poco. Ni estren¨® despacho ni se lo hizo decorar. Sencillamente, vivi¨® en casa de una hija, hasta que los de protocolo se dieron cuenta de que el presidente ten¨ªa que dormir en alg¨²n lugar m¨¢s suntuoso. Casi a la fuerza hubo que meterle en el Hotel Ritz, porque Maci¨¤ pensaba que no hab¨ªa que dilapidar el dinero p¨²blico.
Cuando llegan las vacaciones de verano, nuestros actuales pol¨ªticos, la fuerza espiritual del pa¨ªs, suelen hacerse pagar una mansi¨®n donde poder meditar sobre lo que Espa?a necesita. O bien se hacen invitar por amigos a palacetes, yates de lujo o casas de yantar de m¨¢s de una estrella, donde en la sobremesa se habla tambi¨¦n de lo que necesita el pa¨ªs y (qui¨¦n sabe) de los que necesitan los amigos. Sigue diciendo la tradici¨®n oral que los ministros de la izquierda de antes del 36 veraneaban poco, lo cual es l¨®gico porque los veraneos populares de la ¨¦poca consist¨ªan en comprarse un botijo. Y as¨ª Largo Caballero, por ejemplo, veraneaba en El Escorial, en una casita de dos habitaciones. Parece que el que m¨¢s gastaba era Indalecio Prieto, porque le gustaba el champ¨¢n.
El gran periodista Josep Maria Llad¨®, muy vinculado a la Generalitat republicana (cierto d¨ªa le vi simular un combate de boxeo con el reci¨¦n regresado presidente Tarradellas), me cont¨® que un d¨ªa Llu¨ªs Companys le pidi¨® prestados cinco duros. Llad¨® era uno de los periodistas m¨¢s amenos y simp¨¢ticos de Espa?a y, adem¨¢s se acordaba de todo lo que fuera pintoresco. Me cont¨® una noticia que hab¨ªa aparecido a?os antes en un rotativo barcelon¨¦s. "En un bosque de la monta?a de Montju?c ha sido hallado el cad¨¢ver de un ni?o de dos a?os con un cuchillo clavado en el pecho. Por el momento se ignora si se trata de un crimen o un suicidio".
?Pobres pol¨ªticos aquellos que no pensaban en la grandeza del pa¨ªs, ni por supuesto en su propia grandeza! Los de ahora son mejores. Conscientes de que ellos no tienen la culpa de la crisis, alg¨²n pr¨®cer como Rodr¨ªguez Ibarra se ha gastado 300.000 euros en un nuevo despacho. Para evitar el fraude en Catalu?a (y que no pase como en Extremadura) se ha autorizado una Oficina Antifraude, que m¨¢s o menos tiene las mismas funciones que la Sindicatura de Cuentas, y que de momento costar¨¢ m¨¢s de tres millones de euros. Pero eso no es nada, porque una campa?a p¨²blica para animar a la gente -la llamada Som-hi- nos ha costado a todos m¨¢s de un mill¨®n de euros, perfectamente justificables, eso s¨ª, porque de ¨¢nimos andamos m¨¢s bien hechos polvo.
Menos mal que, pese a la crisis, nuestro prestigio externo est¨¢ a salvo. Todo el mundo sabe que el coche del se?or Benach ha costado 83.000 euros, y que la TV y la mesa que se introdujeron como extras costaron 9.276. Todo est¨¢ perfectamente justificado porque el se?or Benach asegur¨® que, por el bien del pa¨ªs, necesitaba trabajar mucho en su coche. Aunque -denuncien los usuarios de la autopista- en el coche no deb¨ªa pasar mucho rato, porque siempre lo ve¨ªan haciendo luces, desbordando los l¨ªmites de velocidad y hasta adelantando por el carril de emergencia de la derecha. Eso no se ha atrevido a hacerlo ni el hermano de Carod Rovira.
En fin, perd¨®neme usted por haber olvidado que el pa¨ªs va mejor que nunca y haberles hablado de viejos pol¨ªticos que contaban los duros uno a uno. La m¨ªa es peligrosa se?al de que yo tambi¨¦n me estoy haciendo viejo.
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