Lo de Bono
Lo que preocupa del v¨ªdeo en el que Bono se r¨ªe a carcajadas con un grupo de congresistas es su aire tabernario.
Bono lleva a?os mir¨¢ndose al espejo; el d¨ªa que tuvo problemas con su visi¨®n se arregl¨® el pelo. Pero el pelo no es el espejo del alma; el espejo del alma es la risa. O la sonrisa. Es decir, la boca. Como pongas la boca, as¨ª eres. Y en ese v¨ªdeo, Bono ha puesto la boca tal como la tiene.
Hay gente que habla de lado, como para decir confidencias, y Bono es de los que hablan de lado hasta cuando habla de frente. Quiere que el que tiene enfrente est¨¦ de acuerdo; es un Zelig de la pol¨ªtica.
En este caso celebra con algunos conmilitones la ocurrencia que paladea hasta que la suelta. A esta gente clerical le gusta decir palabrotas. Y como est¨¢n hablando de una santa, pues Bono expele su confidencia en busca de carcajadas:
-Hijos de puta.
Y alrededor los tabernarios emiten una sonora carcajada. ?l est¨¢ tan feliz. Se siente escuchado. Qu¨¦ risa.
Giulio Andreotti, al que tambi¨¦n le gustan las santas, le dijo una vez a su colega Jos¨¦ Mar¨ªa de Areilza, durante la transici¨®n:
-A este pa¨ªs le falta finura.
Manca finezza. La expresi¨®n se ha citado mucho. A Andreotti le parec¨ªa ¨¦ste un pa¨ªs insult¨®n y tabernario; todo el mundo gritaba. Manca finezza.
Lo de Bono es de una relevante ausencia de finura. Quiso meter en el santoral laico de la C¨¢mara a una monja, e irrit¨® la sensibilidad laica (la que queda) de la sociedad a la que la adulaci¨®n innecesaria le parece una falta de respeto.
Y, claro, se arm¨®. Entonces Bono va a la taberna, improvisa, y pide la asistencia de los que le pueden re¨ªr su aguardiente:
-Hijos de puta.
Es com¨²n entre los que hablan con la boca ladeada buscar la complicidad de los que no son de su bando, para que las chinitas suenen m¨¢s fuertes, y sean como pellizcos de monja, precisamente.
En esa risa de Bono, y en la carcajada de sus conmilitones, se ha podido ver un nuevo cap¨ªtulo de esa frescura de aquel al que le trae al fresco la taberna que regenta. Lo que quiere es gastar unas copas con sus tertulianos, y al negocio que le den dos duros.
As¨ª se fastidian los negocios, precisamente, y¨¦ndose de fiesta con los parroquianos.
Que tenga cuidado Bono, porque la risa, en determinadas circunstancias, rompe los espejos. -
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