La ca¨ªda del jefe de ETA acelera la crisis en su entorno
La izquierda 'abertzale' prev¨¦ cambios a medio plazo en la banda
Nadie sab¨ªa cu¨¢ndo. Pero todo el mundo daba por hecho en la izquierda abertzale que, tras la detenci¨®n en mayo en Burdeos (Francia) del jefe intelectual de ETA, Javier L¨®pez Pe?a, Thierry, m¨¢s pronto que tarde acabar¨ªa cayendo el jefe militar, Garikoitz Aspiazu, Txeroki. Y la idea m¨¢s extendida es que la ca¨ªda del principal responsable de la ruptura del ¨²ltimo proceso de final dialogado del terrorismo acabar¨¢ implicando un cambio de estrategia a medio plazo, tras las elecciones vascas de esta primavera.
Mientras, son v¨¢lidas las advertencias del ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, sobre el riesgo de ataques muy peligrosos. Ahora mismo, ETA est¨¢ regida por la m¨¢xima brutalidad, como revel¨® el atentado con coche bomba de hace tres semanas en el aparcamiento de la Universidad de Navarra, que pod¨ªa haber sido una matanza.
La conclusi¨®n que ha sacado ETA de la tregua es que faltaron muertos
La l¨ªnea de actuaci¨®n de la banda viene marcada por las orientaciones dictadas en la asamblea que se celebr¨® en junio -a trav¨¦s de un sistema de consultas dilatado en el tiempo-, cuyas conclusiones pol¨ªticas fueron de la m¨¢xima alarma. La direcci¨®n etarra hizo autocr¨ªtica por la gestaci¨®n y la gesti¨®n del proceso de final dialogado del terrorismo. Consider¨® que quienes hab¨ªan participado en su gestaci¨®n -sobre todo Jos¨¦ Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera- hab¨ªan cometido un error de ingenuidad al entrar en un proceso sin suficientes garant¨ªas en el que fueron enga?ados por el Gobierno de Zapatero. No faltaron reproches a la izquierda abertzale por no haberse movilizado en las calles y presionar sobre la marcha del proceso.
Pero su principal conclusi¨®n fue que el error n¨²mero uno hab¨ªa sido no poner muertos sobre la mesa antes de hablar con el Gobierno. La tregua de marzo de 2006, que desencaden¨® el ¨²ltimo proceso de di¨¢logo, lleg¨® tras casi tres a?os sin asesinatos. Era la primera vez que suced¨ªa algo as¨ª. Las conversaciones de Argel, en la primavera de 1989, estuvieron precedidas de los atentados m¨¢s terribles de ETA, como el de Hipercor de Barcelona, con 21 muertos. Y el proceso de conversaciones de 1998 estuvo precedido de una campa?a de asesinatos de ediles del PP, el ¨²ltimo a s¨®lo tres meses de la declaraci¨®n de tregua.
Tras la detenci¨®n de la actual c¨²pula etarra, en la izquierda abertzale, desconcertada y marginada de las instituciones tras la ruptura de la tregua, se ha instalado la idea de un fracaso estrat¨¦gico. A dos a?os del fin del alto el fuego han ca¨ªdo la c¨²pula de la banda y los comandos que ¨¦sta puso en marcha. En ese mismo tiempo, ETA ha asesinado a siete personas, pero no ha conseguido ninguna respuesta del Estado.
Ese fracaso de la banda incide en los radicales, donde desde hace semanas se producen movimientos con la expectativa de que ETA cambie a medio plazo, bien por una crisis interna o por temor al desmembramiento de la izquierda abertzale. Miembros relevantes de ese mundo no han esperado y desde hace semanas integran un grupo de reflexi¨®n con el ex consejero y dirigente de Eusko Alkartasuna (EA) Sabin Intxaurraga para crear un "polo soberanista", entre el PNV y ETA, pero sin inmediatas ambiciones electorales.
La izquierda abertzale oficial no acepta esta iniciativa y tratar¨¢ de impedirla, ya que acata las consignas de ETA. Los l¨ªderes veteranos que ya no pertenecen a la direcci¨®n -Arnaldo Otegi, Rafael Diez Usabiaga...- discrepan de la actual orientaci¨®n etarra pero, por el momento, no planean dar pasos que les enfrenten a ella, como ser¨ªa respaldar una lista blanca.
Han asumido la posici¨®n del Gobierno de Zapatero de que, una vez roto el proceso de di¨¢logo hace dos a?os, no habr¨¢ otro. El Gobierno ha dejado claro que su pol¨ªtica antiterrorista es inequ¨ªvoca: represi¨®n policial y judicial hasta que ETA abandone definitivamente las armas. De ah¨ª que los abertzales traten de recuperar el Pacto de Lizarra, el acuerdo entre nacionalistas como pista de aterrizaje para el final de ETA. Pero a diferencia de hace diez a?os, sin el PNV, por considerar que est¨¢ abandonando el soberanismo.
Otro frente que puede convertirse en un polvor¨ªn para la direcci¨®n de ETA son las c¨¢rceles. Numerosos presos est¨¢n descontentos, y no s¨®lo porque no fueron consultados para la ruptura de la tregua. Tambi¨¦n por los privilegios de dirigentes como Elena Beloki y Juan Mar¨ªa Olano, que se acogen a beneficios penitenciarios vedados para el resto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.