Manguis

La millonaria movida con el tal Mu?oz, ese hortera de gesto quejumbroso, va a ser por entregas y publicitando hasta el mareo el suspense sobre sus futuras e imagino que metaf¨ªsicas revelaciones. Tenemos lo que merecemos, la oferta fecal que anhela nuestra lamentable demanda. El morbo que suscita el fulano no estriba en que haya saqueado una ciudad gen¨¦ticamente corrupta, sino en su vinculo sentimental y presuntamente empresarial con una gloria patria, con una tonadillera que cuando besa, besa siempre de verdad.

Hay un dato esperanzador, una tentaci¨®n por la cordura y es que el programa sobre Rold¨¢n sufri¨® un imprevisible hosti¨®n en el b¨ªblico share. Si ocurriera lo mismo con el atribulado mamporrero de aquel ente siniestro llamado Jes¨²s Gil, es probable que la basura se replanteara con terror su rentabilidad econ¨®mica.

La vocaci¨®n franciscana de Mu?oz repite hasta el sonrojo "con todo el cari?o y todo el respeto" y su m¨ªstico arrobo carcelario ante los pajaritos y las palomitas que surcan el cielo encarnando la libertad. Se siente como un puzzle que se ha descompuesto y que trata de recuperar las piezas. Conmovedora su l¨ªrica y simb¨®lica certidumbre de que es un acorde¨®n viejo al que hay que reparar, pero el momento m¨¢s surrealista es cuando el intuitivo entrevistador le pregunta: "?No quiere volver a la c¨¢rcel?" y Perogrullo en vez de responderle con l¨®gica: "?Ha consumido alguna sustancia psicod¨¦lica o es que es as¨ª de tonto?", le contesta con gesto de haber descubierto la teor¨ªa de la relatividad: "Nadie quiere volver a la c¨¢rcel". En ?D¨®nde est¨¢s coraz¨®n? montan un circo paralelo sobre lo que est¨¢ ocurriendo en Telecinco. Est¨¢ guapo el vertedero. Que miedo me da la vena que se le hincha en el cuello a la anfetam¨ªnica torturadora Pati?o.