Hay vida m¨¢s all¨¢ de la estaci¨®n espacial
La base internacional cumple diez a?os con pocos resultados en la investigaci¨®n - EE UU se plantea nuevos retos, como el del regreso a la Luna en 2020 - El laboratorio en ¨®rbita se ampl¨ªa
A unos 380 kil¨®metros sobre la superficie terrestre est¨¢ dando vueltas (una cada hora y media) un complejo de considerable tama?o: la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS, en sus siglas en ingl¨¦s). Sus m¨®dulos y estructuras de servicios, que empezaron a montarse en ¨®rbita hace ahora una d¨¦cada, suman ya 284 toneladas y dan cobijo a varios astronautas en sus 707 metros c¨²bicos habitables, algo as¨ª como una amplia vivienda de cinco dormitorios. Pero a¨²n est¨¢ sin terminar.
Precisamente ahora est¨¢n all¨ª los astronautas del transbordador Endeavour, que han llevado aparataje de la vida cotidiana, como un gimnasio compacto, un sistema de reciclado de agua, un aseo y nuevos m¨®dulos dormitorio, todos ellos equipos necesarios para que, a partir de la pr¨®xima primavera, puedan vivir en la base orbital seis astronautas a la vez en lugar de tres, como hasta ahora. Con esa tripulaci¨®n ampliada, aseguran las agencias espaciales, la estaci¨®n ser¨¢ el prometido centro de investigaci¨®n que tanto han aireado desde el inicio del proyecto, cuyo coste ronda los 100.000 millones de d¨®lares.
La ISS "es una gran proeza de ingenier¨ªa", afirma Pedro Duque
El 'Endeavour ha llevado un gimnasio, un aseo y nuevos dormitorios
Los hallazgos del laboratorio espacial han llegado con cuentagotas
Cada vuelo del transbordador cuesta 358 millones de euros
"La utilizaci¨®n real de la ISS comenzar¨¢ en el verano de 2009, cuando se instale la primera tripulaci¨®n permanente de seis personas y el tiempo que podr¨¢n dedicar a dicha utilizaci¨®n pr¨¢cticamente se triplique", explica Martin Zell, jefe de operaci¨®n de investigaci¨®n de la Administraci¨®n Europea del Espacio (ESA), que ha instalado este a?o en la estaci¨®n su m¨®dulo laboratorio Columbus, junto con el estadounidense Destiny y seguido del japon¨¦s Kibo -adem¨¢s de las dependencias rusas-.
Mientras tanto, la NASA se ocupa de cumplir su compromiso de construcci¨®n de la ISS, que tiene que acabar en a?o y medio con ocho vuelos de sus transbordadores espaciales, seg¨²n el plan actual. Pero a la vez est¨¢ volcada en el pr¨®ximo gran programa: el regreso de sus astronautas a la Luna hacia 2020, y tiene que desarrollar un nuevo sistema de transporte espacial, el Constellation. Todo ello exige fondos y esfuerzos, y la agencia estadounidense, principal socio y sost¨¦n de la ISS, no cuenta con un presupuesto extraordinario para abarcar los nuevos frentes.
La verdad es que en torno a la estaci¨®n no han faltado controversias. El mismo Michael Griffin, al ser nombrado director de la NASA en 2005, hered¨® la estaci¨®n en marcha, pero tambi¨¦n asumi¨® de buena gana el reto lunar, criticando poco despu¨¦s el derrotero seguido por Estados Unidos en el programa espacial tripulado: "En mi opini¨®n, con la perspectiva del tiempo se ver¨¢ como un error el periodo que se inici¨® con la retirada de EE UU de la Luna para concentrarse deliberadamente s¨®lo en la ¨®rbita baja terrestre [la ISS y los transbordadores]".
Estas palabras costaron a Griffin protestas del personal de los programas aludidos y tuvo que hacer aclaraciones alabando su trabajo, pero su idea no parece haber cambiado, aunque insiste en que la NASA va a satisfacer los compromisos de la ISS asumidos con los otros socios (Rusia, Europa, Jap¨®n y Canad¨¢).
El mundillo espacial debate el futuro m¨¢s all¨¢ de la estaci¨®n, y para algunos ni siquiera el regreso a la Luna es suficiente reto. La Planetary Society estadounidense ha elaborado su propuesta de hoja de ruta y el primer punto clave es "centrarse en Marte como objetivo de los vuelos espaciales tripulados". Lo cierto es que el plan lunar de Bush considera que la frontera realmente es Marte, pero sin los medios econ¨®micos necesarios, el planeta rojo es una mera declaraci¨®n de intenciones. Adem¨¢s, el senador y ex astronauta Jack Schmitt ha recordado a la Planetary Society que la estrategia dirigida directamente a Marte dejar¨ªa el hueco lunar a otros, como China, India o Rusia.
Pero antes de llegar al futuro, ?cu¨¢l ser¨ªa el balance de la ISS a los 10 a?os de arrancar? La verdad es que con las operaciones de construcci¨®n y con tripulaciones limitadas a tres miembros, los astronautas tienen que dedicar la mayor parte de su tiempo al montaje y mantenimiento de la propia estaci¨®n. Hasta ahora, el proyecto ha destacado, sobre todo, por su alto nivel tecnol¨®gico y por su importancia pol¨ªtica, dado el papel que ha jugado la plataforma orbital internacional como escenario de cooperaci¨®n con Rusia.
En cuanto a la investigaci¨®n cient¨ªfica, el dise?o de nuevos f¨¢rmacos y los experimentos de nuevos materiales, que supuestamente tendr¨ªan que atraer incluso a la industria a esta base espacial, han sido argumentos constantemente destacados en los comunicados oficiales. Pero la ciencia se mide por resultados, por descubrimientos, y los procedentes de la ISS han llegado con cuentagotas, si es que han llegado, a las l¨ªneas avanzadas de la ciencia mundial.
Mucho m¨¢s clara est¨¢ la importancia de la base desde el punto de vista de la ingenier¨ªa, "una gran proeza", en palabras de Pedro Duque, ingeniero y astronauta. "El mero transporte a la ¨®rbita terrestre de tal cantidad de equipamiento y su enganche en ¨®rbita son logros nunca imaginados antes; la estaci¨®n Mir era mucho m¨¢s sencilla desde este punto de vista", explica.
"Pero, adem¨¢s, determinados sistemas de la ISS son ¨²nicos: nunca tal cantidad de bater¨ªas se ha utilizado en vac¨ªo, nunca se hab¨ªan producido paneles solares de tama?o parecido y menos, desplegables (y replegables), etc¨¦tera. Todos estos logros novedosos est¨¢n dejando huella en los m¨¦todos de ingenier¨ªa, como en su tiempo hizo el programa Apolo", concluye Duque. ?l ha tenido la oportunidad de ir a la ISS y verla funcionando, "un gran privilegio", dice.
Mientras las complejas misiones de montaje de la estaci¨®n se suceden, las tripulaciones de la ISS se van turnando, los astronautas pasan all¨ª varios meses y hacen a menudo interesantes programas educativos y actividades promocionales que poco tienen que ver con la aut¨¦ntica investigaci¨®n cient¨ªfica. Tal vez el punto de inflexi¨®n se produzca con la tripulaci¨®n duplicada y los laboratorios m¨¢s completos.
Los europeos se han puesto recientemente a la tarea al estrenar el Columbus. "En los ¨²ltimos seis meses la ESA ha hecho unos 40 experimentos en la ISS", explica Zell. "Tenemos unos 200 experimentos seleccionados y haremos entre 50 y 70 por a?o". Espa?a participa con poco m¨¢s de un 2% en el programa a trav¨¦s de la ESA como menor de la estaci¨®n. Jap¨®n tiene una estrategia parecida a la europea en cuanto a utilizaci¨®n cient¨ªfica de su laboratorio Kibo y Rusia cumple un papel, sobre todo, tecnol¨®gico.
La NASA, por su parte, decidi¨®, con el anuncio de su plan lunar, que su prioridad en la ISS ser¨ªa la investigaci¨®n relacionada con los viajes espaciales tripulados y la permanencia humana ah¨ª fuera. Su programa de investigaci¨®n est¨¢, por tanto, centrado en estudios de fisiolog¨ªa humana, nutrici¨®n, sistema inmunol¨®gico...
Una excepci¨®n podr¨ªa ser un detector de part¨ªculas, el AMS -con significativa participaci¨®n de f¨ªsicos espa?oles-, que est¨¢ dise?ado para ser instalado en la ISS. Pero Griffin ha dicho que no puede hacer hueco en uno de los limitados vuelos de transbordador para este gran detector y lo ha quitado del calendario de misiones. Recientemente, la Casa Blanca ha aprobado la financiaci¨®n de un vuelo extraordinario para el AMS, pero la NASA sigue sin ponerlo en el plan, y la ¨²nica misi¨®n prevista al margen del montaje de la estaci¨®n es la de reparaci¨®n del telescopio Hubble.
Que la NASA quiere aprovechar la ISS con la vista puesta mucho m¨¢s lejos est¨¢ claro incluso por las declaraciones de sus astronautas. "Si vamos a vivir en la Luna durante seis meses o si vamos a vivir en Marte m¨¢s tiempo a¨²n, tendremos que dominar el arte de reciclar todo y vamos a tener que aprender c¨®mo producir nuestra propia comida", dice Christopher Ferguson, comandante de la actual misi¨®n del Endeavour. "La ISS nos proporcionar¨¢ un laboratorio para hacerlo, no de verdad pero s¨ª un entorno de microgravedad y aislado, en el sentido de que no puedes ir o volver en un d¨ªa".
Ferguson no olvida mencionar la capacidad de la estaci¨®n como laboratorio: "Por supuesto, se va a realizar un mont¨®n de trabajo cient¨ªfico en la ISS, con seis miembros de tripulaci¨®n y grandes instalaciones". Y a?ade: "Conf¨ªo en que cuando la estaci¨®n haya completado su trabajo, estaremos listos para dirigirnos a la Luna y a Marte".
De momento, lo que hay es una estaci¨®n que debe estar completa en 2010 (cuando se jubilen los transbordadores) y funcionar como laboratorio otros 10 a?os. ?C¨®mo se explotar¨¢?
La comunidad cient¨ªfica internacional no se ha volcado nunca en el programa de la ISS, aunque no faltan investigadores dispuestos a aprovechar esta plataforma que las agencias les ofrecen. La gran inversi¨®n que exigen los programas espaciales tripulados -un vuelo del transbordador cuesta 450 millones de d¨®lares (358 millones de euros), m¨¢s que una misi¨®n autom¨¢tica de exploraci¨®n en Marte- no se justifica por los resultados cient¨ªficos que cabe esperar, han argumentado una y otra vez los cr¨ªticos de los transbordadores y de la ISS.
"Ha habido un esfuerzo continuo para justificar [la estaci¨®n] en funci¨®n de la ciencia a desarrollar all¨ª", comentaba hace unos meses el premio Nobel de F¨ªsica Steven Weinberg en la revista The Space Review. "Es dif¨ªcil que un cient¨ªfico pueda juzgar el trabajo de diferentes ¨¢reas, pero yo puedo decir que en mi campo, que es la f¨ªsica fundamental y la astronom¨ªa, especialmente cosmolog¨ªa, la ISS no ha producido nada, que yo sepa", dec¨ªa este prestigioso f¨ªsico.
Muchos creen que ahora esa indiferencia o cr¨ªtica debe cambiar. "La comunidad cient¨ªfica es grande, activa y exigente", comenta Zell. "El entusiasmo se ha enfriado, en parte, por los retrasos del programa de la ISS y la prioridad en las operaciones de montaje, que reducen su utilizaci¨®n. Pero ahora la mayor parte de los equipos de investigaci¨®n est¨¢n en ¨®rbita y el programa experimental est¨¢ creciendo y ensanch¨¢ndose incluso partiendo de ¨¢reas de trabajo". Zell est¨¢ seguro del ¨¦xito: "Los resultados tanto de ciencia fundamental como aplicada ser¨¢n totalmente convincentes tanto para los investigadores como para la sociedad".
El gran proyecto de la estaci¨®n espacial, entretanto, se ha convertido en un destino ex¨®tico para turistas millonarios que pagan hasta 30 millones de d¨®lares (24 millones de euros) para viajar a bordo de una nave Soyuz rusa y pasar unos d¨ªas visitando la estaci¨®n y disfrutando de una vista maravillosa del planeta, seg¨²n cuentan todos los que han estado all¨ª.
En cuanto a la NASA y los dem¨¢s socios, los planes para la estaci¨®n est¨¢n definidos por ahora, sobre todo los referentes a los plazos para finalizar su construcci¨®n. Pero las cosas pueden cambiar en breve, con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca. El nuevo presidente puede alargar la vida de los transbordadores, dar m¨¢s ¨¦nfasis o menos a uno u otro programa y sustituir, o no, a Griffin en el puesto de mando de la NASA.
Obama y el futuro de los transbordadores
Una de las primeras decisiones que Barack Obama afrontar¨¢ como presidente de EE UU ser¨¢ el futuro de los transbordadores espaciales: puede dejar el plan como est¨¢ y aparcarlos definitivamente en 2010 o extender su vida ¨²til. ?l no se ha manifestado a¨²n al respecto, pero se ha mostrado partidario de seguir adelante con el plan del presidente George W. Bush para que los astronautas regresen a la Luna en 2020. Adem¨¢s, Obama ha prometido incrementar el presupuesto de la NASA en 2.000 millones de d¨®lares al a?o (1.600 millones euros) para acelerar la puesta en marcha del sistema de transporte espacial de nueva generaci¨®n: el Constellation.
Si el calendario oficial actual de la NASA no var¨ªa, a mediados de 2010 har¨¢ su ¨²ltimo vuelo un transbordador. Empezar¨¢n entonces cinco a?os ins¨®litos y dolorosos para el orgullo espacial estadounidense: sus astronautas no tendr¨¢n nave propia hasta que estrenen el Constellation, previsiblemente en 2015, y un a?o antes si hay financiaci¨®n apropiada. Mientras tanto tendr¨¢n que viajar a la Estaci¨®n Espacial Internacional (ISS) en las naves rusas Soyuz -las cargas ir¨¢n en las tambi¨¦n rusas Progress y en las nuevas ATV europeas-. El Congreso de EE UU ha autorizado a la NASA para contratar este servicio de Soyuz, que ya us¨® durante los dos a?os largos en que sus transbordadores estuvieron en el dique seco tras el accidente del Columbia (febrero de 2003).
El plazo de 2010 se fij¨® tras esa cat¨¢strofe, atendiendo al alto coste de operaci¨®n de los transbordadores, a su peligrosidad y a su complejidad. ?sta aument¨® a partir de ese accidente, ya que se a?adieron procedimientos en tierra y en el espacio para reducir el riesgo de sufrir un accidente similar.
En ese momento la NASA impuls¨® el Constellation, integrado por cohetes Ares y naves Orion. Los primeros se basan en las tecnolog¨ªas de propulsi¨®n de los transbordadores y las naves vuelven al concepto de c¨¢psula de reentrada en la atm¨®sfera terrestre (como las hist¨®ricas Apolo y las Soyuz). El plan es que la primera versi¨®n de este sistema ir¨¢ con tripulaciones y cargas a la ISS, y luego se realizar¨¢ la adaptaci¨®n necesaria para llevar al ser humano a la Luna.
Esos cinco a?os de ausencia de naves estadounidenses tendr¨¢n mucho que ver con el desarrollo y los ensayos del Constellation, que exigir¨¢n todos los recursos posibles. Mantener en vuelo los transbordadores y al mismo tiempo poner en marcha los Ares y los Orion resultar¨¢ imposible con los presupuestos corrientes. El coste de los vuelos de los transbordadores supone 2.500 millones de d¨®lares al a?o (1.990 millones de euros).
Los expertos han alertado que Obama no puede retrasar la decisi¨®n respecto a los transbordadores porque algunas l¨ªneas de montaje industriales asociadas a sus vuelos se empiezan a desmantelar. A esto se a?ade la preocupaci¨®n por los miles de puestos de trabajo que se perder¨¢n, aunque Griffin ha puntualizado que se ir¨¢ creando empleo con el Constellation.
Hay que tener en cuenta que la asesora de Obama en esto es Lori Garver, experta en pol¨ªtica espacial que ha defendido un mayor presupuesto para la NASA y m¨¢s vuelos de los transbordadores, informa Science.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Barack Obama
- ESA
- NASA
- ISS
- Transbordadores espaciales
- CIA
- Agencias espaciales
- Estaciones espaciales
- Servicios inteligencia
- Estados Unidos
- Exploraci¨®n espacial
- Astron¨¢utica
- Espionaje
- Seguridad nacional
- Fuerzas seguridad
- Organizaciones internacionales
- Relaciones exteriores
- Defensa
- Pol¨ªtica
- Justicia
- Ciencia
- Naves espaciales