Un paso en la buena direcci¨®n
El anuncio de que el Tesoro va a comenzar a avalar algunas emisiones de entidades financieras es una buena noticia y responde a la intenci¨®n hecha p¨²blica hace varias semanas de que algo se iba a hacer en esta l¨ªnea. La cuant¨ªa anunciada fue de 100.000 millones de euros este a?o y otro tanto el que viene, lo que coincide en l¨ªneas generales con los vencimientos a los que las entidades financieras deber¨¢n hacer frente en los pr¨®ximos meses.
Conviene recordar que Espa?a es un pa¨ªs muy endeudado. La llamada posici¨®n de inversi¨®n internacional neta, que mide las inversiones de un pa¨ªs en el exterior y las del extranjero en el pa¨ªs, muestra que Espa?a debe al extranjero casi el 80% de su producto interior bruto (PIB). Se trata, fundamentalmente, de deuda privada, ya que el sector p¨²blico ha reducido notablemente su endeudamiento en los ¨²ltimos a?os. El origen de esta deuda se encuentra, fundamentalmente, en los d¨¦ficit que Espa?a ha registrado en su cuenta corriente a lo largo de la presente d¨¦cada, que han llegado a superar el 10% de nuestro PIB, y que no son otra cosa que el reflejo del desajuste interno entre ahorro e inversi¨®n.
Espa?a debe al extranjero casi el 80% de su producto interior bruto
Se ha perdido un tiempo precioso en la elaboraci¨®n de medidas
Los optimistas aseguran que la deuda acumulada refleja el hecho de que en Espa?a se ha invertido mucho m¨¢s que en los pa¨ªses de nuestro entorno. Ello es cierto, si bien una parte desproporcionada de esta inversi¨®n ha ido al sector de la construcci¨®n, cuya grave crisis viene a sumarse a la financiera. Los pesimistas, por su parte, argumentan que un d¨¦ficit tan abultado de los intercambios con el exterior no hace sino reflejar la falta de competitividad de nuestros productos. En apoyo de esta tesis aducen el escaso crecimiento de la productividad y el relativamente bajo nivel tecnol¨®gico de nuestras exportaciones, que las hace muy vulnerables a la competencia de los productos de pa¨ªses emergentes.
Dada la magnitud de la crisis financiera internacional, es razonable que el Estado avale emisiones de deuda privada. En el floreciente mercado de la demagogia se ha presentado esta ayuda como si el coste final para el Tesoro fuera el total de las cantidades avaladas. La realidad es muy distinta. Si est¨¢ bien calculado, el coste del aval deber¨ªa hacer que la operaci¨®n fuera neutra para el Tesoro. El medio punto que se pretende cobrar por los avales parece razonable, as¨ª como los recargos que se aplicar¨¢n en funci¨®n del riesgo de cada entidad y de los plazos.
Puestos a avanzar en esta direcci¨®n, la Administraci¨®n deber¨ªa considerar la posibilidad de extender la l¨ªnea de avales a algunas operaciones del mercado interbancario. El sector real de la econom¨ªa se est¨¢ hundiendo m¨¢s r¨¢pidamente de lo que se cree en una recesi¨®n que, a su vez, se ve agravada por la escasez de cr¨¦dito provocada por la par¨¢lisis de los mercados monetarios. Si los bancos no son capaces de prestarse dinero entre ellos, dif¨ªcilmente podr¨¢n hacerlo a las empresas.
Estamos entrando en un c¨ªrculo vicioso: la falta de liquidez deteriora la situaci¨®n de las empresas, por lo que sus posibilidades de acudir al cr¨¦dito se reducen. El riesgo que corremos es que cuando al fin se solucionen los problemas de los mercados monetarios, y los bancos se encuentren de nuevo en condiciones de prestar dinero a sus clientes con normalidad, una buena parte de ¨¦stos haya visto muy comprometida su solvencia precisamente por no haber podido obtener financiaci¨®n en el momento adecuado.
No se trata, con ello, de afirmar que la soluci¨®n de la crisis econ¨®mica y financiera a la que nos enfrentamos se arregle con estas medidas. Resolver el problema de la financiaci¨®n es una condici¨®n necesaria, pero no suficiente, para superar nuestros problemas. Se ha perdido un tiempo precioso en la elaboraci¨®n de las medidas que deber¨ªan ayudarnos a salir de la crisis. A estas alturas ya nadie duda de que se superar¨¢ el l¨ªmite del 3% de d¨¦ficit presupuestario acordado en Maastricht, si bien nadie duda tampoco de que estamos ante la situaci¨®n excepcional que el tratado contempla para permitir que se superen los l¨ªmites establecidos.
El tiempo corre muy deprisa: el paro aumenta, las previsiones para 2009 se ensombrecen y el pesimismo se extiende como si la soluci¨®n de nuestros problemas ya no estuviera en nuestras manos. Es urgente resolver el problema de la financiaci¨®n de las empresas y de las familias para que, cuanto antes, podamos salir de la recesi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.