"S¨®lo pod¨ªamos ir al ba?o una vez al d¨ªa"
Cinco marroqu¨ªes denuncian a un patr¨®n por "esclavitud manifiesta"
Mohammed, Khalip y Chahid quer¨ªan una vida mejor. Por eso, cuando un empresario les ofreci¨® el pasado mayo viajar a Espa?a, a la localidad onubense de Cartaya, desde Marruecos, dijeron que s¨ª sin dudarlo. Cobrar¨ªan 1.500 euros al mes, el triple de lo que recib¨ªan en T¨¢nger. El trabajo era el mismo: taller de corte y confecci¨®n. Lo que encontraron fueron palizas constantes por parte del patr¨®n (tambi¨¦n marroqu¨ª), 15 horas sin parar de trabajar y abusos verbales y psicol¨®gicos. El salario prometido se qued¨® en 200 euros por dos meses. Y a dividir entre cinco. Los mismos que presentaron una denuncia a la Guardia Civil. Ahora, el "jefe peligroso", como ellos lo llaman, est¨¢ imputado por delitos contra la libertad de los trabajadores, de amenazas, lesiones y estafa.
"S¨®lo pod¨ªamos ir al ba?o una vez en todo el d¨ªa", aseguraba uno de los tres trabajadores marroqu¨ªes que deambulaban ayer por el pueblo. "Si levantaba la cabeza de la m¨¢quina, me daba un golpe fuerte". "Entr¨¢bamos a la habitaci¨®n [el supuesto taller] a las ocho de la ma?ana y sal¨ªamos a medianoche". Con la mirada perdida y un espa?ol escas¨ªsimo, s¨®lo acertaban a decir: "Trabajar y trabajar, pero dinero nada". Prefieren esconderse en un portal por si "el jefe" pasa por la calle. No vive muy lejos.
"Lo que se ha producido aqu¨ª es un hecho manifiesto de esclavitud", resume Fernando Osuna, el abogado que les lleva el caso.
"En T¨¢nger ten¨ªamos un contrato con la empresa textil Solinge. Hac¨ªamos ropa para exportar a Europa. Ten¨ªamos un buen trabajo", explicaba ayer Khalip, de 30 a?os. "Pero pensamos que aqu¨ª era mejor porque cobr¨¢bamos el triple", contin¨²a Mohammed. Con las manos en los bolsillos y la cabeza baja, confiesan que tienen hambre. "Hay que esperar el juicio y mientras tanto no podemos trabajar en nada. ?C¨®mo pago un caf¨¦ del bar?", se pregunta. Khalip ense?a su permiso de residencia. Se lee: Confecci¨®n Industrial. "?Ves? S¨®lo puedo trabajar en eso". Mohammed llevaba 17 a?os en la empresa de T¨¢nger. "Tengo 35 a?os, una mujer y tres hijos peque?os. Ellos me preguntan: 'Pap¨¢, ?cu¨¢ndo regresas?'. ?Y qu¨¦ digo yo, eh? Trabajar, s¨ª, pero dinero no. No soy hombre listo". Khalip asiente a su lado. "No ten¨ªamos que haber venido", consigue decir entre franc¨¦s y ¨¢rabe.
Situaci¨®n dram¨¢tica
As¨ª describi¨® la Guardia Civil la situaci¨®n de los trabajadores:
- El empresario cobr¨® 7.000 euros a cada uno de ellos por darles trabajo.
- Trabajaban 15 horas en un local de 60 metros cuadrados sin ventilaci¨®n.
- Pod¨ªan ir una vez al ba?o y la segunda vez no les dejaba.
- Iban a cobrar 1.500 euros al mes, pero por dos meses les pag¨® 200 a repartir entre cinco.
- Les escup¨ªa a la cara, les insultaba y les daba patadas.
- Un trabajador con diarrea fue m¨¢s de una vez al lavabo. Al darse cuenta el empresario, lo sac¨® del cuarto de ba?o, sin limpiarse, y lo sent¨® a trabajar.
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