"No vi terroristas, s¨®lo la sangre que pisaba descalza"

"?Buenos d¨ªas! ?Aqu¨ª no se celebra Consejo de Gobierno como todos los jueves?", brome¨® ayer la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, nada m¨¢s entrar en la Real Casa de Correos de la Puerta del Sol, sede oficial de su Gobierno. En la puerta la esperaban todos los consejeros, tras la reuni¨®n semanal del Gabinete.

La presidenta llegaba de Bombay, donde se hab¨ªa visto envuelta, al final de un viaje con empresarios, en uno de los golpes terroristas que sembraron de muertos y heridos la capital financiera de India. Ella hab¨ªa tomado un avi¨®n con tres miembros de su delegaci¨®n. En plena calle, entre explosiones y caos, quedaron atrapados 10 miembros del grupo. Y dos m¨¢s, encerrados en el hotel Oberoi, donde hab¨ªa estallado una bomba. Anoche, ?lvaro Rengifo, un directivo de Isolux y Alejandro de la Joya, consejero delegado de Ferrov¨ªal, a¨²n segu¨ªan retenidos en el establecimiento, cuando la polic¨ªa intentaba entrar en el edificio tomado por los terroristas.

"Lo que tom¨¦ por un ruido de cristales eran disparos", afirma Aguirre

"El 'hall' del hotel est¨¢ en llamas" les advierte un SMS. Y deciden salir de ¨¦l

Aguirre lleg¨® a las once de la ma?ana de ayer con el pelo aplastado, el escaso resto de maquillaje y el mismo traje de chaqueta de lunares con el que sali¨® a la calle el mi¨¦rcoles por la ma?ana, un jersey verde sobre los hombros, y calzada con unas sandalias blancas de tac¨®n, bajo unos patucos que le dieron en el avi¨®n. Era la ant¨ªtesis de la imagen habitual de la presidenta, generalmente muy cuidadosa con su apariencia. "Perd¨®n por la toilette", se disculp¨®.

Sus primeras palabras ante medio centenar de periodistas, fueron para ofrecer las ¨²ltimas noticias del resto de espa?oles que la acompa?aban. "Hemos estado en contacto mediante SMS con los que est¨¢n en el avi¨®n", explic¨®.

En un relato cuajado de referencias personales y puntilloso en los detalles, Aguirre confes¨® que, en un principio, no fue consciente de que el hotel era objeto de un ataque terrorista. "Lo que tom¨¦ por un ruido de cristales eran disparos, que luego se convirtieron en r¨¢fagas de metralleta, en un tiroteo constante; seguido de una gran confusi¨®n entre el personal que corr¨ªa en medio de gritos y empujones".

Pero ella se hallaba enfrascada en una "dram¨¢tica conversaci¨®n" con el alcalde de Majadahonda (Madrid), Narciso de Fox¨¢, a quien se hab¨ªa encontrado en la entrada del hotel. De Fox¨¢ hab¨ªa viajado dos d¨ªas antes a Bombay para repatriar el cad¨¢ver de su hermano Agust¨ªn, que sufri¨® un ataque al coraz¨®n mientras hac¨ªa turismo. "Abrazada a Narciso de Fox¨¢, mi amigo de la infancia, estaba inmersa en una conversaci¨®n de gran profundidad y dramatismo", insist¨ªa Aguirre, para justificar su despiste.

"No advertimos que los dem¨¢s, que estaban en la recepci¨®n, empujados por el personal del hotel, hab¨ªan salido. S¨®lo cuando vimos las caras de p¨¢nico de los empleados, Narciso y yo, como arreciaba la ensalada de tiros, nos refugiamos tras el mostrador de recepci¨®n", relat¨®. Ambos quedaron tumbados en el suelo, hasta que el jefe de gabinete de Aguirre, Regino Garc¨ªa-Badell, y una ejecutiva de Promomadrid (la empresa que promociona el turismo de la Comunidad Aut¨®noma), B¨¢rbara Cabrera, regresan a rescatarlos. Ya entonces, la salida principal est¨¢ tomada, y no pueden seguir al resto de la delegaci¨®n. Mientras, a Aguirre se le sale una de las alpargatas y decide descalzarse, antes de escapar por la cocina. "De ah¨ª fuimos a las c¨¢maras, despu¨¦s nos refugiaron en la lavander¨ªa, tambi¨¦n en un despacho y, por fin, nos sacaron y nos llevaron a un sal¨®n de bodas, en el que se hab¨ªan refugiado unas 200 personas", prosigue el relato la presidenta. A la misma sala hab¨ªa llegado por su pie el director de Promomadrid, Jes¨²s Sainz, que se suma al grupo.

"Se supon¨ªa que ¨ªbamos a pasar all¨ª la noche. Nos lo insist¨ªan los empleados del hotel por seguridad", explic¨® Aguirre. Pero entonces les lleg¨® un mensaje de la directora de Comunicaci¨®n, Isabel Gallego, que, junto al resto de la delegaci¨®n se hab¨ªa refugiado en la playa, tras un cord¨®n policial. "El hall del hotel est¨¢ en llamas", les advierte.

En ese momento, el grupo decide que es peligroso permanecer en el edificio y se aventuran a volver a la cocina, donde suponen que debe haber otra puerta de salida. Por el camino, s¨®lo De Fox¨¢ advierte los resultados del ataque, al ver a una mujer herida. "Yo no vi ni terroristas, ni heridos. S¨®lo la sangre que tuve que pisar descalza. Cruc¨¦ bastantes charcos de sangre", explicaba la presidenta.

Ya en la calle, se refugian primero en un edificio cercano. "Tuvimos la suerte de encontrarnos el coche de la agencia", explic¨® Aguirre. Los cinco espa?oles y el conductor se dirigen entonces al aeropuerto, tratando de atravesar una ciudad asediada por los ataques terroristas. La polic¨ªa no hab¨ªa acordonado a¨²n el centro y eso les facilit¨® el camino de salida. "Mi peor momento fue cuando ¨ªbamos al aeropuerto", record¨® la presidenta. "Nos quedamos atrapados en un inmenso atasco, fruto de que un coche bomba hab¨ªa explotado en la terminal de vuelos internos del aeropuerto". En ese momento, recordaba ayer, pens¨®: "Aqu¨ª nos hemos quedado y, encima, no estamos libres de que haya otra bomba". Pero el conductor logr¨® sacarlos del laberinto de veh¨ªculos. "Por suerte, nos llev¨® por unos vericuetos que nos condujeron hasta la terminal internacional".

Una vez en el aer¨®dromo, comienzan a hacer gestiones por tel¨¦fono para tratar de rescatar al resto de la delegaci¨®n madrile?a, que se encontraba con el c¨®nsul, C¨¦sar Alba, en la playa junto al hotel. Desde all¨ª, fueron testigos de las explosiones y tiroteos hasta que, alrededor de las tres de la ma?ana (hora de Espa?a), cinco horas despu¨¦s, consiguen convencer a los polic¨ªas que les rodeaban para acercarse al coche que hab¨ªan utilizado durante el viaje, aparcado en los alrededores.

Para entonces, ya hac¨ªa m¨¢s de cinco horas que Aguirre, junto a su jefe de Gabinete, el director de Promomadrid y la ejecutiva, hab¨ªa subido a un vuelo de Swissair con destino a Z¨²rich. El vuelo de Lufthansa que la delegaci¨®n deb¨ªa tomar en la ma?ana de ayer hab¨ªa sido cancelado.

El alcalde de Majadahonda decide en cambio asumir el riesgo. Con gran valent¨ªa por la inseguridad que vive la ciudad decide terminar lo que hab¨ªa ido a hacer: recoger el cad¨¢ver de su hermano fallecido para repatriarlo. Regresa a Bombay en el mismo coche y se une despu¨¦s al resto de la delegaci¨®n en el domicilio del c¨®nsul espa?ol.

Ya en el avi¨®n, Aguirre se acuerda de los zapatos de sal¨®n de repuesto que lleva y que guarda en el bolso que siempre lleva encima su jefe de Gabinete, que no se ha separado de ¨¦l. Se los pone. Cuando hacen el transbordo en Z¨²rich -"est¨¢bamos a menos seis grados y hac¨ªa mucho fr¨ªo", explic¨® la presidenta ayer despu¨¦s de la rueda de prensa-, pide adem¨¢s unos calcetines. Con el mismo atuendo, se present¨® ante los periodistas.