La epigraf¨ªa y los poderes de Internet
Despu¨¦s de dedicar 35 a?os a la investigaci¨®n y docencia de la Epigraf¨ªa, a la lectura y revisi¨®n de lo que otros autores publican sobre inscripciones romanas, a diversos estudios sobre falsos epigr¨¢ficos y, sobre todo, desde junio de 2006, dos a?os y medio bastante intensos al caso Iru?a-Veleia, participando y/o moderando diez foros (Iru?a-Veleia I-X) en el portal www.celtiberia.net, o creando archivos de informaci¨®n gr¨¢fica y textual sobre los ¨®straka, all¨ª y en www.terraeantiqvae.com, me gustar¨ªa compartir algunas impresiones, en este momento de tensi¨®n profesional, institucional, medi¨¢tica y social en torno a las pol¨¦micas e intrigantes cer¨¢micas escritas de Iru?a-Veleia. Creo cumplir algunas condiciones para ello, porque, si bien ya el 14 de junio de 2006 (cf. http://www.celtiberia.net/articulo.asp?id=2042), ante las fotos del imposible grafito de "Anquises", con sus ins¨®litas flechas dobles, y del blasfemo "R.I.P.", me pas¨¦ al m¨¢s completo escepticismo, a la vez siempre defend¨ª -y defiendo a¨²n- que hab¨ªa que esperar a conocer la documentaci¨®n del proceso de excavaci¨®n. Ya que, si Eliseo Gil [director de las excavaciones] era capaz de demostrar aquella c¨¢psula del tiempo que aseguraba, el buen m¨¦todo arqueol¨®gico deb¨ªa prevalecer sobre todo lo dem¨¢s. Una demostraci¨®n que a¨²n no ha hecho y que hubiera solventado en el acto (o solventar¨ªa a¨²n) casi todas las dudas.
Muchos arque¨®logos, historiadores y fil¨®logos de nuestro tiempo no saben epigraf¨ªa
El clima de escepticismo naci¨® y creci¨® en Internet y durante meses no consta ning¨²n aviso de expertos universitarios
Quisiera, sin embargo, reflexionar au-dessus de la m¨ºl¨¦e, esto es, sin entrar en el detalle de las trifulcas medi¨¢ticas y del barullo general al que estamos asistiendo en estos ¨²ltimos d¨ªas de cuchillos largos, ni en las responsabilidades por avales, silencios y ausencias, ni en diseccionar las curiosas carreras por el "ya lo dec¨ªa yo" o el "esto lo predije" (pero a posteriori), de tanta, como dir¨ªan los romanos, vaticinatio ex eventu (el vaticinio de algo cuando ya ha ocurrido). En fin, todo esto, y m¨¢s, ya lo habr¨¢n anotado y sopesado los lectores-espectadores m¨¢s atentos y reflexivos.
Me temo que los qu¨¦, qui¨¦n, c¨®mo, cu¨¢ndo y por qu¨¦ son preguntas que se han ido de nuestras manos para entrar en las judiciales, de forma que para saber sus respuestas habr¨¢ que esperar al correspondiente sumario y a sus pruebas (por ejemplo, testigos fundamentales que a¨²n no han informado, o periciales caligr¨¢ficas que podr¨ªan ayudar en la cuesti¨®n). S¨ª dir¨¦ que, debido a la ya intolerable zafiedad de varios de los grafitos s¨®lo ahora conocidos ("Descartes", "Deidre" y compa?¨ªa), deber¨ªa abrirse paso a la posibilidad de que pudiera haber "intrusiones dentro de las intrusiones", acaso viejas y procedentes de frailes del hoy arruinado convento agustino de Santa Catalina de Badaya o, lo que ser¨ªa peor, a?adidas durante el proceso con el insano prop¨®sito de empeorar las cosas. Pero dejemos todo esto a los jueces y par¨¦monos en las dos grandes preguntas que hoy se hace casi todo el mundo: ?c¨®mo pudo colar todo esto? y ?c¨®mo hemos podido llegar hasta aqu¨ª?
A la primera se contesta desde la falta de formaci¨®n universitaria: muchos arque¨®logos, historiadores y fil¨®logos de nuestro tiempo, dicho en general, no saben epigraf¨ªa; y, tambi¨¦n en general, no es por su culpa, o no toda. Los viejos profesores (casi todos ya al otro lado de la Estigia) s¨ª sab¨ªan, porque la hab¨ªan estudiado, junto con el lat¨ªn y el griego. Luego vinieron planes nuevos para la licenciatura de Geograf¨ªa e Historia, m¨¢s tarde s¨®lo Historia, y aquellas tres materias, tan b¨¢sicas para el conocimiento del mundo romano, que acapara la mayor parte de la Arqueolog¨ªa y la Historia Antigua peninsulares, fueron literalmente machacadas, pasaron a ser optativas, o desaparecieron de los planes. Bastar¨¢ decir que entre miles de profesores de Historia de todas las universidades espa?olas s¨®lo existen hoy una c¨¢tedra y tres titularidades de Epigraf¨ªa y Numism¨¢tica, y, dedicada a la epigraf¨ªa antigua, s¨®lo la que desempe?o. El que desde hace m¨¢s de 30 a?os no haya en la Real Academia de la Historia ni un solo acad¨¦mico numerario que sea epigrafista, con tantos que hab¨ªa en ella en el XVIII y en el XIX, es s¨®lo otro mal s¨ªntoma.
De tal manera que, siendo la epigraf¨ªa la principal fuente hist¨®rica material de la mayor parte de las culturas antiguas (y ¨²nica en el caso de sumerios, acadios, babilonios, asirios, egipcios, mic¨¦nicos, hititas y otros pueblos), y la que permite estudiar, restituir y fechar con garant¨ªas inscripciones que llegan a nosotros directamente desde el pasado, d¨¢ndonos una preciosa y fiable informaci¨®n, en Espa?a es tradicionalmente menospreciada, quiz¨¢ porque requiere (aunque no s¨®lo) un conocimiento suficiente de lat¨ªn, tambi¨¦n eliminado hace muchos a?os de la formaci¨®n del historiador y del arque¨®logo. Desde hace varias d¨¦cadas, la epigraf¨ªa carece de asignaturas propias y obligatorias en muchos planes de estudio, y lleva el mismo triste camino en el nuevo grado de Historia a la bolo?esa que se est¨¢ preparando. ?Qu¨¦ podemos esperar, entonces, de la calidad de su estudio, y menos a¨²n de su pr¨¢ctica profesional dentro de la arqueolog¨ªa? Iru?a-Veleia acaba de demostrar otra vez la importancia que tiene el conocimiento epigr¨¢fico (incluso trat¨¢ndose, como es el caso, de epigraf¨ªa menor), y as¨ª concluiremos que si cualquier arque¨®logo o historiador tuviera un dominio medio de la epigraf¨ªa, ni los ¨®straka hubieran estado tan (presuntamente) mal perge?ados, ni hubiera sido posible colarlos con tanta facilidad. Se impone, pues, recuperar la profesi¨®n de epigrafista, porque ha quedado bastante claro que s¨®lo con ser arque¨®logo, historiador o fil¨®logo no basta.
Esta conclusi¨®n tiene que ver con la respuesta a la segunda pregunta: ?c¨®mo hemos podido llegar hasta aqu¨ª? Pues, por m¨¢s que ahora se se?alen como las "primeras llamadas de alerta" a dos art¨ªculos publicados en noviembre de 2006 (que influyeron, aunque no acusaban ning¨²n fraude), ello no es verdad. La verdad es que el clima de escepticismo naci¨® y creci¨® en Internet desde el primer momento, y que durante meses no consta ninguna denuncia o aviso de expertos universitarios (lo que es muy preocupante hacia el futuro). El caso Veleia se abri¨® y se sigui¨® en el portal www.celtiberia.net por parte de un amplio y variopinto colectivo de expertos y aficionados, donde muchos aportamos errores, extra?ezas, incongruencias y anomal¨ªas, aunque nunca contamos m¨¢s que con los ¨²nicos diez grafitos que llegaron a publicarse. El escepticismo empez¨® el propio 9 de junio de 2006, en cuanto aparecieron las primeras fotos, y todo fue desmenuzado all¨ª, desde los ilegibles jerogl¨ªficos al "R.I.P." y el "Anquises", pasando por los imposibles "Nefertiti" y "Akhenaton" o por la evidencia de que, a pesar de tanto laboratorio de prestigio, las fechas de las cer¨¢micas no valen para datar lo escrito sobre ellas, sobre todo con ductus tan lavados. De hecho, puede comprobarse que hasta ahora ning¨²n experto, ni vasco ni for¨¢neo, ha aportado sobre las piezas m¨¢s conocidas ni un solo argumento nuevo, nada que no hubiera sido ya descubierto y comentado en aquellos completos foros, y a veces lo han hecho hasta con las mismas palabras. Seg¨²n informantes vascos de los que me f¨ªo, en 2006-2007 todo el que ten¨ªa o pod¨ªa tener que ver con los grafitos empezaba el d¨ªa viendo qu¨¦ hab¨ªa de nuevo en Celtiberia.
Como segunda respuesta, pues, hemos llegado hasta aqu¨ª por el respeto a la persona y trayectoria de Eliseo Gil; por los an¨¢lisis y los avales que acompa?aron a los hallazgos, incluso cuando ya se sab¨ªa que muchos grafitos pod¨ªan ser falsos (yo no creo que lo sean todos), y por una prensa no especializada, poco cr¨ªtica (antes y ahora), y ¨¢vida de titulares, que, adem¨¢s, en aquellos 8 y 16 de junio no supo valorar una pista que, a m¨ª al menos, me pareci¨® decisiva: el desmarque de Euskaltzaindia. Pero tiene tambi¨¦n un lado positivo: si se va a llegar a la verdad ser¨¢ sobre todo gracias a la atm¨®sfera de escepticismo, a las informaciones y a la fuerte presi¨®n social generadas desde Internet, sin las cuales es muy posible que ahora se siguiera hablando de "los jerogl¨ªficos entre el Nilo y el Zadorra", de un vetusto cristianismo en vasco (que la antig¨¹edad del euskera no necesita), y del "paedagogium de los ni?os ricos de Veleia", con su polivalente "preceptor egipcio".
El caso Iru?a-Veleia ha dado un ejemplo de libro del enorme poder y de la gran utilidad e influencia social que ya tiene Internet. Eso es bueno, y lo saben incluso quienes nunca lo reconocer¨¢n. Aunque, al fin y a la postre, todo haya resultado muy penoso, muy desilusionante y, sobre todo, demasiado caro.
Alicia M. Canto es profesora titular de Epigraf¨ªa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.