"No es lo que nos parece"
Es curiosa la conjunci¨®n de estos dos libros. El primero es un libro admirable, una jocunda invitaci¨®n a la alegr¨ªa de leer y una invenci¨®n no por fantasiosa menos realista; el segundo -un conjunto de relatos poco homog¨¦neo en cuanto a calidad- se abre con el relato que le da t¨ªtulo, escrito en plena adolescencia y que nos indica la ortodoxa l¨ªnea recta del pensamiento de su autor, una de las mentes m¨¢s tradicionales y, a la vez, m¨¢s ingeniosas y burlonas de su tiempo. Y lo que une al primer libro con el primer cuento del segundo es un personaje tan antiguo como la idea del nacimiento del mundo: el demonio.
De pocos a?os a esta parte se viene produciendo un redescubrimiento de la obra narrativa, ensay¨ªstica, biogr¨¢fica e incluso po¨¦tica de Chesterton con la edici¨®n de t¨ªtulos tan notables como El Napole¨®n de Notting Hill (Pre-Textos), La taberna errante (Aquarela), la regocijante Breve Historia de Inglaterra, su divertid¨ªsima Autobiograf¨ªa o la soberbia antolog¨ªa de art¨ªculos titulada Correr tras el propio sombrero (las tres en Acantilado), am¨¦n de ediciones anteriores en Valdemar. La bandera de Chesterton la enarbolan tanto los catolicones de este pa¨ªs como los vitalistas y los libertarios, lo que constituye una eficiente paradoja del rey de la paradoja. ?Y el padre Brown? "Aquel cura tan bajito era la esencia de los llanos del este: ten¨ªa la cara tan redonda y obtusa como un bud¨ªn de Norfolk (...), llevaba varias bolsas de papel de estraza que no era capaz de sujetar al mismo tiempo (...). Llevaba un paraguas grande y ra¨ªdo que se le ca¨ªa al suelo constantemente. No parec¨ªa distinguir el billete de ida del de vuelta (...) Su extra?a mezcla de la llaneza de Essex y una simplicidad de santo...". ?sa es su figura.
Los relatos del padre Brown
Gilbert K. Chesterton
Traducci¨®n de Miguel Temprano Garc¨ªa
Acantilado. Barcelona, 2008
1.176 p¨¢ginas. 33 euros
Tratado elemental de demonolog¨ªaGilbert K. Chesterton
Traducci¨®n de Diana P¨¦rez Garc¨ªa
El Olivo Azul. C¨®rdoba, 2008
176 p¨¢ginas. 18 euros
Los relatos que tienen por protagonista al padre Brown no son relatos policiales al uso y no lo son precisamente por la caracter¨ªstica del personaje: ser un cura. En todos ellos hay no s¨®lo misterio e intriga sino un ingenio desbordante que tiende a mostrar que los sucesos extraordinarios no lo son por s¨ª mismos sino por la mirada que tienden los humanos sobre su apariencia. No es el "no es lo que parece" sino el "no es lo que nos parece". Del mismo modo que siempre confes¨® Chesterton que abraz¨® el catolicismo porque es la religi¨®n que menos exige creer en lo que no se ve, en este mundo lleno de superstici¨®n y credulidad -sostiene- en el que la gente que se dice antirreligiosa o esc¨¦ptica es capaz de creer en todo aquello con lo que los pillos, los aprovechados y los malvados la engatusan, lo que existe es una lucha permanente entre el Bien y el Mal; y sus cuentos van dirigidos a mostrar esa lucha de la mano del peque?o y rechoncho padre Brown, representante del Bien. El padre Brown es un detective at¨ªpico porque, en realidad, no pretende tanto descubrir al asesino -lo que hace- como ofrecer una lecci¨®n moral que casa a la perfecci¨®n con alguien que se dedica a la cura de almas. El padre Brown, m¨¢s que resolverlos, explica su sentido y deshace la apariencia de prodigio, velo del Mal; enemigo de la arbitrariedad, llega incluso a aliar la raz¨®n y lo sobrenatural (vid. 'El martillo de Dios'). De lo que sabe el padre Brown, como confesor que es, es del alma humana y por ah¨ª entra en acci¨®n su capacidad desveladora. Por eso Chesterton opone al prodigio un prodigio de normalidad como el padre Brown.
Los relatos son extremadamente ingeniosos, llenos de fantas¨ªa y capaces de llegar hasta lo grotesco si es necesario (vid. el maravilloso 'El jard¨ªn secreto'). Es sabida la afici¨®n de Chesterton a la paradoja, con la que se maneja ante el lector como un prestidigitador; la diferencia est¨¢ en que ¨¦l no busca enga?ar sino revelar; lo que nos hace ver es lo que no vemos, la construcci¨®n de la apariencia, para revelarnos la verdad. Quien se encuentra detr¨¢s de cada suceso prodigioso -viene a decirnos- es el Demonio, el Mal que pretende cegarnos. Esta visi¨®n del mundo da lugar a unos ingenios¨ªsimos y fascinantes relatos en los que el padre Brown, de coraz¨®n sencillo, apariencia torpe y prodigioso conocimiento del fondo del coraz¨®n humano, hace triunfar al Bien; y la soluci¨®n final de cada enigma no deja de tener nunca el aire alegre del alma liberada de su atadura. He ah¨ª el secreto de la perenne fascinaci¨®n que este personaje y estas historias medio policiacas medio filos¨®ficas ejercen sobre una mayor¨ªa entusiasta de lectores, entre los que me cuento desde mis diecis¨¦is a?os, los mismos con los que Chesterton escribi¨® el relato titulado 'Tratado elemental de demonolog¨ªa', que es todo un claro preludio de la ingente y feliz obra literaria que estaba por venir de sus manos.
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