Un tropiezo nada sorprendente
A estas alturas lo ¨²nico que puede sorprender del fracaso de la fusi¨®n entre la BBK y la Kutxa es que alguien se sorprenda del resultado final. En un pa¨ªs donde la sobredosis de pol¨ªtica apenas deja resquicios al margen de la confrontaci¨®n ideol¨®gica-electoral, dise?ar proyectos, de la naturaleza que sea, que no acaben convirti¨¦ndose en armas arrojadizas en la lucha partidista resulta una quimera.
Desde un punto de vista estrictamente econ¨®mico, es indudable que la fusi¨®n de las tres cajas de ahorro vascas es necesaria para garantizar su supervivencia en el largo plazo. Por separado son actores menores en el contexto financiero espa?ol, no digamos en el internacional. La base actual de su negocio bancario se concentra en un reducido mercado, el vasco, cuyo mantenimiento est¨¢ crecientemente amenazado por la entrada de otras entidades -en muchos casos, otras cajas de ahorros-, dotadas de un tama?o y de recursos que les permiten, si as¨ª lo desean, poder captar cuotas crecientes del mismo. De hecho, el menor tama?o de las entidades vascas les dificulta el implantar una estrategia similar en el resto de Espa?a.
Los planteamientos econ¨®micos han jugado un papel secundario en la operaci¨®n
Por otro lado, el mantenimiento de la otra pata del negocio de las cajas vascas, su cartera industrial, se encuentra restringido por las dificultades para mantener participaciones significativas en el caso de ampliaciones de capital en dichas empresas o de entrada en las mismas de socios extranjeros. Finalmente, en el actual contexto financiero internacional, el tama?o de las cajas es un h¨¢ndicap para acceder a los mercados interbancarios internacionales, lo que dificulta el desarrollo normal de su actividad crediticia.
Desgraciadamente, este tipo de planteamientos ha jugado un papel secundario, en el mejor de los casos, en este fallido proyecto de fusi¨®n a dos. Visto desde fuera, da la impresi¨®n de que la operaci¨®n ha estado, si no guiada, s¨ª profundamente condicionada por factores pol¨ªtico-electorales.
No parece de recibo que se plantee un proyecto de fusi¨®n sin garantizar la participaci¨®n de las tres entidades. No parece de recibo que se ponga en marcha un proyecto de este calado sin tener garantizado el apoyo suficiente de las asambleas de las cajas. No parece de recibo que se plantee una fusi¨®n sin el consenso mayoritario de las principales fuerzas pol¨ªticas vascas. No parece de recibo que las distintas organizaciones presentes en las asambleas no aseguren la necesaria disciplina de voto.
El fracaso de la fusi¨®n es un fracaso de la sociedad vasca en general y de sus representantes pol¨ªticos y sociales y de sus instituciones en particular. Pueden pasar meses hasta que pueda volver a plantearse una nueva fusi¨®n que culmine con ¨¦xito. Esperamos que para entonces no sea demasiado tarde.
Josu Ferreiro es profesor titular de Econom¨ªa Aplicada de la Universidad del Pa¨ªs Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea (UPV-EHU).
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