La Fiscal¨ªa pide prisi¨®n para los arquitectos con delitos urban¨ªsticos
Las condenas podr¨ªan suponer un m¨ªnimo de tres a?os de c¨¢rcel
Los delitos contra la ordenaci¨®n del territorio se saldan, en la mayor¨ªa de casos, con una simple multa. Un precio demasiado barato, seg¨²n el fiscal de Medio Ambiente de C¨¢diz y coordinador de Andaluc¨ªa, ?ngel N¨²?ez, quien alerta de que estas sanciones son ya asumidas como parte del coste de la construcci¨®n y no sirven para disuadir a los infractores. Ante la poca efectividad de las condenas, el fiscal propone dos medidas: la demolici¨®n y el endurecimiento de las penas, sobre todo en los nuevos tipos delictivos en los que no se trata s¨®lo de un particular que construye sin licencia, sino que existe toda una trama en la que participan tasadores, empleados bancarios y arquitectos.
Las simples multas son asumidas como parte del coste de la construcci¨®n
Las condenas podr¨ªan llegar a implicar en estos casos un m¨ªnimo de tres a?os de c¨¢rcel para los arquitectos y arquitectos t¨¦cnicos que firman certificados falsos de obra para encubrir la ilegalidad de la construcci¨®n. Y sin necesidad de modificar la legislaci¨®n. Seg¨²n ?ngel N¨²?ez, s¨®lo es necesario un cambio en la interpretaci¨®n de los hechos: "La calificaci¨®n jur¨ªdica de los hechos debe ser falsedad en documento oficial cometida por funcionario p¨²blico. ?Qu¨¦ ventajas puede tener esto? No s¨®lo que la pena m¨ªnima es aqu¨ª de tres a?os de prisi¨®n, sino que en la medida en que hemos llegado muy tarde a cientos de conducta de esta naturaleza, los plazos de prescripci¨®n son notablemente superiores". El fiscal considera que los t¨¦cnicos implicados en estos delitos, en el momento de firmar los certificados de obra, realizan un servicio p¨²blico y, por tanto, su labor puede asimilarse a la de un funcionario. "En el c¨®digo penal el concepto de funcionariado es m¨¢s amplio que en el lenguaje laboral".
La Fiscal¨ªa de Medio Ambiente de C¨¢diz ya ha comenzado a implantar esta pr¨¢ctica, y ha solicitado prisi¨®n provisional para uno de los implicados en la operaci¨®n conocida como Obra Nueva. La petici¨®n, sin embargo, ha sido desestimada. Con todo, N¨²?ez, que ejerce ahora de coordinador de fiscales de toda Andaluc¨ªa, no se desanima. Sus reclamaciones sobre el urbanismo ilegal han ido calando poco a poco aunque con demasiadas piedras en el camino que han hecho, seg¨²n admite, "perder un tiempo precioso".
Se esper¨® hasta 1995 para incluir en el c¨®digo penal la construcci¨®n de viviendas sin licencia y los da?os a la ordenaci¨®n del territorio. Fue tras detectarse la ausencia absoluta de actuaci¨®n de las administraciones en el control urban¨ªstico. N¨²?ez tuvo que luchar para reclamar a los jueces la consideraci¨®n de delito urban¨ªstico cuando lo comet¨ªa un particular y no s¨®lo un profesional de la construcci¨®n. El Tribunal Supremo le dio la raz¨®n. Tambi¨¦n tuvo que esforzarse para conseguir que las sentencias condenatorias incluyesen las ¨®rdenes de derribo como norma general ante una edificaci¨®n ilegal. La Audiencia Provincial de C¨¢diz termin¨® asumiendo desde el a?o pasado este criterio. Ahora su batalla est¨¢ en el endurecimiento de las penas contra la falsificaci¨®n de certificados de obra.
Los colegios que protegen los derechos de los arquitectos y arquitectos t¨¦cnicos siempre han negado que los profesionales denunciados e implicados en operaciones de la Guardia Civil o la Polic¨ªa Auton¨®mica representen una actuaci¨®n mayoritaria del colectivo. "Est¨¢ en juego nuestra imagen. Los garbanzos negros no pueden perjudicarnos a todos", explica el presidente del colegio de aparejadores y arquitectos t¨¦cnicos de C¨¢diz, Jos¨¦ Arcos.
Este organismo emprendi¨® el a?o pasado, tras darse a conocer las investigaciones policiales que acusaban a varios colegiados, un plan para incrementar los controles que validan los certificados de obra. Los profesionales tienen que presentar ante la sede del colegio los documentos para su validaci¨®n definitiva. Esto retrasa todo el proceso pero se garantiza la m¨¢xima transparencia.
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