Subastas
Tan preocupados est¨¢n en mantener sus equilibrios internos que apenas se preocupan de contrarrestar los ataques en toda regla que est¨¢ dirigiendo el Partido Popular contra la credibilidad del sistema financiero andaluz. Sus permanentes cr¨ªticas denunciando una supuesta connivencia y manipulaci¨®n de las cajas en favor de los socialistas no encuentran la debida r¨¦plica. Sin miramiento alguno, son se?aladas como un instrumento m¨¢s del poder de la Junta y, por mucho que se desga?ite Gri?¨¢n, se ha puesto de manifiesto la carencia de una reacci¨®n contundente y severa desde las propias cajas para que se frene, de una vez para siempre, este peligroso juego.
Bien es cierto que algo en este sentido han hecho. Nos referimos a ese documento suscrito por los bancos y cajas defendiendo la subasta de fondos de la Administraci¨®n andaluza, un procedimiento transparente y rentable para los intereses andaluces que les posibilita a cambio liquidez para sus arcas, algo nada desde?able teniendo en cuenta los tiempos que corren. Pero, que se sepa, hasta ah¨ª han llegado. Si creen nuestros sacrificados rectores financieros que con eso se va a saciar la bestia, est¨¢n muy equivocados. Van a por ellos. Entre otras cosas, con tal de acabar con el r¨¦gimen imaginario en el que involucran pr¨¢cticamente a todos. Y si no son conscientes del riesgo al que se enfrentan, peor. Tal vez cuando se den cuenta sea ya demasiado tarde.
As¨ª que lo mejor que podr¨ªa hacer la Junta a partir de esta semana es corregir su proceder y colocar dichos recursos en el Banco de Espa?a con lo que se ahorrar¨ªa m¨¢s de un disgusto. Y si perjudica con esta medida a las cajas y bancos, pues que pasen a la acci¨®n y luchen por dichos recursos con todas sus fuerzas. Por ejemplo, reclamando la restituci¨®n de las subastas de dinero todos y cada uno de los consejos de administraci¨®n en donde hay dignos representantes del PP. Ser¨ªa una espl¨¦ndida ocasi¨®n para discernir a qui¨¦n responden, si al bien com¨²n de la entidad en la que se encuentran o al partido que les coloc¨® en tan preciado puesto. A lo mejor es mucho pedir ya que eso ser¨ªa tensar la cuerda, alterar la paz y el consenso. No es que se proponga que nuestros financieros entren en el cuerpo a cuerpo de la discusi¨®n pol¨ªtica sino que, simplemente, se hagan respetar lo suficiente como para que, tal y como dicen constantemente, se aleje de una vez a las cajas del juego sucio que practican algunos pol¨ªticos. Pero, para ello, tendr¨ªan que incomodarse con algunos y para eso hace falta algo m¨¢s que buenas palabras y discursos bienintencionados.
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