Gigantesco Forl¨¢n

En un partido enloquecido, ante un Racing a ratos soberbio, al mejor jugador del Atl¨¦tico le dio por inventarse un festival de f¨²tbol. Al dictado de un gigantesco Forl¨¢n el Atl¨¦tico derrib¨® a un Racing que le complic¨® la vida durante muchos minutos, por m¨¢s que jugara casi una hora con un jugador menos. Forl¨¢n dio dos goles, marc¨® otros dos y mereci¨® salir a hombros tras una actuaci¨®n sencillamente maravillosa.

Es el Atl¨¦tico un equipo partido por la mitad, que se resquebraja a la m¨ªnima. Su presencia en ataque es demoledora, pero su repliegue deja mucho que desear. La jerarqu¨ªa de Ujfalusi en el eje de la defensa le salva de alg¨²n que otro problema. Pero qu¨¦ miedo si quien tiene que resolver cualquier compromiso es Heitinga. Porque el holand¨¦s act¨²a y luego piensa. Su facilidad para perder el sitio, y el norte, es m¨¢s que llamativa. Si recordado ser¨¢ su penalti a Drenthe, que le dio el triunfo al Madrid en el Calder¨®n, qu¨¦ decir del de ayer, todo un homenaje a la torpeza. Vol¨® el bal¨®n al ¨¢rea rojiblanca, Hetinga no lo vio, se agach¨®, sinti¨®, no sin sorpresa, el golpe del cuero en la chepa, se rehizo, m¨¢s o menos, para ver c¨®mo la pelota llegaba a Tchit¨¦, que aceler¨®, que se fue por su espalda, y Heitinga que le ve, o no, y que saca su pierna izquierda, propinando al racinguista una patada que no era tal, que era una coz. Fulminado cay¨® Tchit¨¦ y all¨ª apareci¨® el ¨¢rbitro para se?alar un penalti que transform¨® el propio delantero.

As¨ª empez¨® el Atl¨¦tico su actuaci¨®n, cuesta arriba, ante un Racing que siempre se mostr¨® convencido de sus posibilidades. Y que gobern¨® el partido durante un rato, el que tardaron Ag¨¹ero, Forl¨¢n y Sim?o en asociarse, tres tipos que forman la sant¨ªsima trinidad de este equipo. Levant¨® Ag¨¹ero la cabeza, acarici¨® el bal¨®n con un toque sutil que lleg¨® a Forl¨¢n, el m¨¢s listo de la tropa, quien hizo lo impensable: salt¨® y en un escorz¨® lo ech¨® atr¨¢s de cabeza, a la llegada de un Sim?o al que s¨®lo ¨¦l hab¨ªa visto. El chutazo del portugu¨¦s, que est¨¢ que la rompe, se fue arriba, a la escuadra izquierda de To?o. Con muy poco acababa de empatar el Atl¨¦tico ante un Racing que se encontr¨® al enemigo en casa. Agarr¨® la pelota Assun?ao en la zona de tres cuartos y all¨ª apareci¨® C¨¦sar Navas, que se lanz¨® abajo, propinando al brasile?o un hachazo en toda regla. No lo dud¨® el ¨¢rbitro, que le mostr¨® la roja. Y al poco, Forl¨¢n recibi¨® y vio el desmarque de Ag¨¹ero, a quien le regal¨® el bal¨®n para que el Kun fusilara.

El Atl¨¦tico, de nuevo, golpe¨® duro en cuanto pudo respirar. Lo que no le ocurri¨® en los siguientes minutos, que fueron de un Racing que jug¨® con un descaro impropio de un equipo que est¨¢ con diez. Pero cada arrancada de Forl¨¢n y compa?¨ªa sembraba el p¨¢nico. Assun?ao rob¨® un bal¨®n que cay¨® al que m¨¢s da?o pod¨ªa hacer, Forl¨¢n, que lanz¨® un zurdazo sin dudarlo que se fue dentro. El Racing muri¨® con el tercer gol y al instante fue enterrado con el cuarto, con el centro de Seitaridis que cabece¨® Forl¨¢n, qui¨¦n si no, remate final a un partido en el que el Atl¨¦tico fue la nada durante muchos minutos y lo fue todo cuando a un futbolista llamado Forl¨¢n le dio la santa gana.