Callej¨®n sin salida
Unos meses antes de que Joan Ignasi Pla, a la saz¨®n l¨ªder de los socialistas valencianos, pusiese alba?iles en casa, tr¨¢mite que por hache o por be aceler¨® su pase a la reserva activa, tuvo ocasi¨®n de sufrir los embates de una turba convenientemente azuzada. La sola duda ante cualquier pesta?eo del Valencia CF, sociedad an¨®nima deportiva, desat¨® las iras del poder, f¨¢ctico y no f¨¢ctico, con el resultado de da?os en el motor y la carrocer¨ªa del primer partido de la oposici¨®n, sin mentar los esf¨ªnteres. La continua intervenci¨®n de las autoridades ind¨ªgenas, tan liberales seg¨²n para qu¨¦, convierte este espacio f¨ªsico y emocional en un colch¨®n donde cohabita media humanidad. Bancaja puede verse amenazada por la turba, si no olvida su responsabilidad y aumenta el riesgo, no por Lehman Brothers, sino en auxilio de nuestro Valencia. ?Nuestro? M¨ªo, no. Y suyo, tampoco, se?ora. Ni siquiera, admit¨¢moslo, de su ferviente afici¨®n. ?O dej¨® de ser una mercantil por la que Bancaja arriesga 290 millones de euros? Ojo con excitar los bajos instintos, que las consecuencias est¨¢n por escribir. Voces hay que han pedido calma en el primer tiempo de ataque. Una l¨¢stima que enmudezcan frente a otros asaltos al espacio p¨²blico, sea urban¨ªstico o audiovisual. Ah¨ª la mercantil sigue blindada.
Los ¨²ltimos balances no exhiben, por as¨ª decir, un aval comme il faut. Abstracci¨®n aplicable al quehacer deportivo, que no tiene vela en este entierro. Esta es la hora en que ni cenizas quedan de los 180 millones (de euros) de Porxinos, aquel paisaje de Riba-roja sacrificado en p¨²blica ofrenda al dios ladrillo y a mayor ?gloria? de nuestro Valencia, que ya hemos quedado que no. En esta hoguera patri¨®tico-futbol¨ªstica la deuda de 600 millones (de euros) amaga con eclipsar episodios como la permuta no consumada entre el ama de llaves municipal y la mercantil, a cuenta del nuevo complejo de Benicalap, aquel que conten¨ªa pistas de atletismo, pero no parece. Recu¨¦rdese asimismo el ahora me veis, ya no me veis, de Juan Villalonga, genio que dej¨® al Settembrini de las bienales como pobre aprendiz, al embolsarse seis millones (de euros), por pasear la percha quince d¨ªas. Porque la minuta ?y qu¨¦ minuta, economistas del mundo!, sali¨® del Valencia CF y no de los bolsillos de su consejo de administraci¨®n. Qu¨¦ decir del cuento de la lechera, digo del Mestalla, cuyo aspecto reverbera un d¨ªa con tres torres de tropecientas plantas, ma?ana qui¨¦n sabe. Queda por saber qui¨¦n rendir¨¢ antes al socialista Rafael Rubio, que sustenta un razonable contencioso-administrativo contra los excesos proyectados de edificabilidad y densidad: el contraataque de la turba, o la autoridad (militar, por supuesto) de sus glamorosos cofrades. En el fragor de la batalla, nada deportiva, h¨¢gase constar que en Bilbao, Ayuntamiento, Athletic y el Gobierno de los vascos y las vascas han constituido una sociedad mixta para gestionar recalificaci¨®n e instalaciones, donde aqu¨ª solo hay ficci¨®n, codicia, torpe intervenci¨®n y patatales. Y dos, Euskal Telebista no retransmite partidos de Primera Divisi¨®n, con gran alivio para sus finanzas. Aqu¨ª, por el contrario, los derechos audiovisuales son un pozo sin fondo que, adjudicados a m¨¢s de un pretendiente, fracciona las audiencias y diezma cualquier rentabilidad econ¨®mica o social. En esta batalla, ay, no concurren tantos escuderos como en la defensa de Bancaja frente a la turba. La socializaci¨®n de los pufos futbol¨ªsticos tiene m¨¢s historia que los ¨²ltimos embates contra el capitalismo propiamente dicho.
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