En Vigo circula el coche el¨¦ctrico
Fue donado hace cinco a?os a la universidad y ha recorrido 7.000 kil¨®metros
Lleva cinco a?os circulando y ya se le considera una antigualla, una suerte de precursor alejado de las prestaciones que piden los tiempos. El coche el¨¦ctrico que circula en Vigo, el ¨²nico de Galicia, no ha tenido en este tiempo aver¨ªas, pero no entra en los planes de futuro de Citro?n ni en los del ministro Miguel Sebasti¨¢n cuando oferta el coche el¨¦ctrico como alternativa ubicua para todas las f¨¢bricas del sector, sea la viguesa (la ¨²ltima), Nissan o Renault, y su acompa?amiento de millones.
El coche el¨¦ctrico del ministro ya ha sido rebautizado por eso como el cochecito ler¨¦, y no lo ser¨ªa tanto por la canci¨®n infantil como por el c¨®mic de Ib¨¢?ez de igual t¨ªtulo, publicado hace 25 a?os: Mortadelo y Filem¨®n reciben el encargo de probar los modelos que determinen el autom¨®vil seguro, veloz y no contaminante que reclaman los tiempos, y el objetivo se siembra de risas. En Vigo, su universidad asumi¨® un encargo an¨¢logo de Citro?n en 2003, pero en serio, con la severidad que corresponden a los desarrollos acad¨¦micos y tecnol¨®gicos.
Es m¨¢s f¨¢cil de conducir y no sufre aver¨ªas, pero tiene sus inconvenientes
Citro?n ya fabric¨® en Vigo 4.500 coches el¨¦ctricos entre 1997 y 2005
M¨¢s que encargo fue donaci¨®n, en el marco de la c¨¢tedra de empresa que Peugeot-Citro?n financia en la universidad viguesa. En diciembre lo presentaron en el campus. El coche el¨¦ctrico, una furgoneta del modelo Berlingo, simplifica la conducci¨®n de los convencionales, ya que no tiene embrague, y sintoniza con la vocaci¨®n universitaria de implantar un transporte verde en el campus. En la escuela de Ingenieros Industriales, adem¨¢s, se dijo entonces, podr¨ªan analizar su comportamiento sobre el terreno y estudiar otros desarrollos derivados de la tecnolog¨ªa aplicada en ¨¦l.
En esas fechas la factor¨ªa viguesa produc¨ªa espor¨¢dicos lotes de coches el¨¦ctricos -4.500 en total, entre 1997 y 2005- que exportaba a Francia, directamente a La Rochelle, una ciudad que estaba cambiando las gasolineras por surtidores de electricidad, o para redistribuirlos entre clientes que formaban con ellos flotas de empresa con el mismo marchamo verde.
La investigaci¨®n y ensayo de nuevos desarrollos a partir de la Berlingo de Vigo no parece que hayan avanzado mucho. Pero el coche ha corrido ya 7.000 kil¨®metros por el campus vigu¨¦s y sigue, al servicio de los inform¨¢ticos que lo utilizan en sus desplazamientos por los distintos centros docentes y administrativos, en obligado sube y baja por la dif¨ªcil orograf¨ªa. "Las cuestas tiran mucho de la bater¨ªa", diagnostica Alejandro Fern¨¢ndez Gra?a, responsable del parque m¨®vil universitario.
El veh¨ªculo tiene autonom¨ªa para unos 170 kil¨®metros, con una punta de velocidad m¨¢xima de 70 km/h. Tiene dos bater¨ªas, una aporta la fuerza motriz y la otra alimenta los dispositivos auxiliares, como los faros. Tambi¨¦n dispone de calefacci¨®n, pero para que funcione precisa carburante. La bater¨ªa se recarga conect¨¢ndola durante tres o cuatro horas a un enchufe normal de corriente de 220 voltios, aunque tambi¨¦n admite una recarga r¨¢pida de media hora que le da autonom¨ªa para unos 60 kil¨®metros.
Se supone que los costes de energ¨ªa son inferiores a los que facturan los modelos an¨¢logos que queman carburante, pero no ha sido confirmado. El modelo ha perdido inter¨¦s como innovaci¨®n, ya est¨¢ desfasado. Aunque s¨®lo en dos ocasiones ha sufrido una misma aver¨ªa, y no por fallos de su mec¨¢nica, sino por descuidos de mantenimiento: los usuarios se olvidaron de reponer el agua de sus bater¨ªas. "Tiene utilidad en espacios llanos y cerrados. No lo veo yo como coche de uso com¨²n", concluye Alejandro. La f¨¢brica lo confirm¨® de hecho en 2005, en que dej¨® de fabricarlos, y lo reafirman ahora: "La investigaci¨®n ha ido avanzando en el uso de una tecnolog¨ªa h¨ªbrida, que mezcla lo el¨¦ctrico y biocombustibles. Se trabaja ya en otros dise?os y prestaciones".
El siglo XX fue el siglo del autom¨®vil, pero el XXI, pese a tantos peatones sin coche, ha empezado a no digerir el producto: por los atascos que traslada a la atm¨®sfera y por su inserci¨®n en la econom¨ªa global. La Berlingo del campus vigu¨¦s, pese a sus prestaciones verdes, entra en el mismo saco. En s¨®lo cinco a?os y a¨²n vivo, ha pasado a la historia como un vestigio de transici¨®n a otro modelo que, sin embargo, nadie acaba de pintar, pese a los incentivos verdes del ministro Sebasti¨¢n.
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