La gesti¨®n cultural amarga al PNV el fin de mandato

Las conclusiones de las dos ¨²nicas comisiones de investigaci¨®n abiertas en el Parlamento esta legislatura, sobre los esc¨¢ndalos en la gesti¨®n de los museos Guggenheim y Balenciaga -sobre los que existen tambi¨¦n sendas causas abiertas en los tribunales- van a tener, al menos, tres consecuencias de orden pol¨ªtico a apenas tres meses de las elecciones. La primera ser¨¢ poner en evidencia un modelo de gesti¨®n que han usado profusamente las instituciones gobernadas por el PNV: las llamadas sociedades participadas, ajenas a los controles p¨²blicos. La segunda ata?e a la titular de Cultura, Miren Azkarate. Los dos casos que han llegado a los juzgados, a la C¨¢mara y al conocimiento p¨²blico le competen. Aunque con la responsabilidad compartida con otras instituciones, el resultado de ambas investigaciones dejar¨¢ seriamente tocada la figura de la consejera, que arrastra consigo, adem¨¢s, la imagen corporativa del Ejecutivo por su condici¨®n de portavoz. La tercera consecuencia es la del cuarteamiento del tripartito. EA se ha desmarcado del PNV en ambas comisiones, mientras que EB apoy¨® ayer a este partido para oponerse al dictamen del caso Guggenheim. Aunque los textos no lo recoger¨¢n as¨ª, el PNV saldr¨¢ da?ado, en estas v¨ªsperas electorales, como el responsable hist¨®rico, dada su presencia ininterrumpida en el Gobierno, del uso y defensa de ese modelo, que se ha basado en la confianza partidista hacia los gestores colocados al frente de esas empresas, en su protecci¨®n frente a miradas indiscretas del Parlamento y del Tribunal de Cuentas y en el descuido de la obligaci¨®n institucional de vigilancia y control.