El d¨ªa en que la televisi¨®n puso a Richard Nixon contra las cuerdas
El estreno de 'El desaf¨ªo' en EE UU marca el inicio de la carrera por los Oscar
El cine, el teatro y la realidad se han aliado para transformar este oto?o en uno de los m¨¢s presidenciales de la historia. Mientras que en el celuloide Oliver Stone dibujaba el retrato del presidente saliente George W. Bush en su biopic W y las urnas pon¨ªan en manos de Barack Obama el futuro de su pa¨ªs, un extraordinario hombre de teatro, Frank Langella, resucitaba a un fantasma del pasado, el presidente Richard Nixon, en la pel¨ªcula El desaf¨ªo. Frost contra Nixon, que hoy se estrena en Estados Unidos y que llegar¨¢ a Espa?a el 13 de febrero. El nombre de Langella, que se enfrenta a otro gran int¨¦rprete, Michael Sheen (el Tony Blair de The queen), bajo la batuta de Ron Howard, ya figura entre los probables candidatos al Oscar al mejor actor. Antes de llegar a la pantalla, ambos hab¨ªan recorrido los escenarios estadounidenses y brit¨¢nicos con la obra, por la que Langella gan¨® un Tony. La firmaba Peter Morgan (guionista de The queen y de El ¨²ltimo rey de Escocia), que tambi¨¦n ha escrito la versi¨®n cinematogr¨¢fica.
El filme resucita las entrevistas entre el ex presidente y un periodista
"Es indignante lo que les permitimos a los pol¨ªticos", dice Frank Langella
De la crudeza de la televisi¨®n a la intimidad de la ficci¨®n teatral, y de ah¨ª al celuloide. ?ste ha sido el recorrido de un encuentro fascinante que se produjo en el mundo real en el verano de 1977 y que sent¨® cara a cara a Richard Nixon, el presidente forzado a dimitir tras el esc¨¢ndalo del Watergate, y a David Frost, un periodista brit¨¢nico de dudosa reputaci¨®n. Frost pag¨® 600.000 d¨®lares de la ¨¦poca para que Nixon accediera a realizar una serie de entrevistas de televisi¨®n que, contra todo pron¨®stico, pasar¨ªan a la historia por mostrar en toda su crudeza los intentos desesperados del ex presidente por justificar sus acciones -las guerras de Vietnam y Camboya, entre otras- y finalmente, su admisi¨®n p¨²blica de culpabilidad ante el Watergate. Fue uno de los grandes acontecimientos televisivos de la d¨¦cada de los setenta, sell¨® la muerte en vida de Nixon y le vali¨® a Frost reconocimiento mundial.
Pero el vers¨¢til Langella, de 70 a?os, que se meti¨® en la piel del repudiado presidente por primera vez en 2006, sud¨® tinta para dar el salto del escenario a la gran pantalla. Pese a que la cr¨ªtica teatral se deshizo en halagos con la obra, a Hollywood no le hac¨ªa gracia dejar en manos de un actor poco medi¨¢tico un papel potencialmente tan comercial como el de Nixon. Sin embargo, los productores del filme, que pensaron entre otros en Warren Beatty para el papel, se rindieron a la evidencia. "No exist¨ªa un actor mejor preparado que ¨¦l", afirma Ron Howard. Aun as¨ª, la aprobaci¨®n vino acompa?ada de recortes: "Consegu¨ª a mi actor pero redujeron dr¨¢sticamente el presupuesto".
Langella, con la sabidur¨ªa y la calma propia de su edad, y esa presencia f¨ªsica con la que dota de incisivo car¨¢cter a su personaje, no vivi¨® la decisi¨®n con agon¨ªa. "S¨¦ c¨®mo es Hollywood. Ciertas cosas no se pueden controlar. Pero me alegro de que finalmente apostaran por m¨ª", explica. Recuerda perfectamente aquellas entrevistas hist¨®ricas. "Aunque por aquel entonces era un actor egoc¨¦ntrico intentando sobrevivir y ligar y con poco inter¨¦s por la pol¨ªtica", comenta socarr¨®n. Ahora, en cambio, este amante del teatro y cuyo ¨²ltimo gran papel protagonista se remonta a Dr¨¢cula, de John Badham (en 1979), considera que la revisi¨®n de la figura de Nixon deber¨ªa servir para analizar lo mucho que ha degenarado desde entonces la pol¨ªtica estadounidense. Y pese a que considera que los cr¨ªmenes perpetrados por Bush superan con creces los de Nixon, no cree que sea posible que alg¨²n d¨ªa se vea a Bush respondiendo a una entrevista tan minuciosa como aquella. "El list¨®n ha bajado much¨ªsimo. Antes los hombres de Estado manten¨ªan una distancia con el resto de la sociedad, no aparec¨ªan en la televisi¨®n en programas de humor como Saturday night life. Ahora lo importante es que ellos sean uno de nosotros, y eso est¨¢ mal. Y es indignante lo que les permitimos. Aceptamos un tipo de discurso que en la ¨¦poca de Nixon nos habr¨ªa escandalizado. Nos mienten a la cara, luego se demuestra que nos mintieron y les permitimos seguir ah¨ª".
Su Nixon, muy diferente de aquel al que dio vida Anthony Hopkins en Nixon, tiene una fuerte carga humana. "No he intentado redimirle, simplemente he tratado de buscar su verdad. No quer¨ªa ni caricaturizarle ni juzgarle. Es un hombre que se la est¨¢ jugando frente a un periodista y cree en su propia verdad, aunque al final admita lo que todos quer¨ªan escuchar. Pero ¨¦sa fue su decisi¨®n. Nadie le oblig¨® a hacerlo".
La pel¨ªcula navega con armas de thriller en los dif¨ªciles preparativos de un encuentro que, pese a tener 30 a?os, invita a preguntarse qu¨¦ deber¨ªamos exigirles hoy a nuestros pol¨ªticos y periodistas.
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