El vampiro 'des-sexualizado'
En V is for Vampire. The A-Z guide to everything undead, David J. Skal detecta en el primer p¨¢rrafo de El vampiro, de Polidori -acta fundacional del arquetipo como mito moderno-, la intuici¨®n "de la perenne funcionalidad del vampiro como bomba al vac¨ªo sociocultural, una met¨¢fora sin fondo capaz de beberse toda la atenci¨®n que invirtamos para alimentarla". El arquetipo est¨¢, pues, definido por su fluidez: significa cosas distintas en sucesivas ¨¦pocas, puede aceptar lecturas pol¨ªticas, sociales o morales, aunque, como remarca Skal, ha gozado de especial fortuna como "ambiguo, cambiante s¨ªmbolo de sexualidades alternativas". Posiblemente, Polidori y sus compa?eros de f¨¦rtil velada creativa en Villa Deodato no pod¨ªan intuir, ni en la m¨¢s retorcida de sus pesadillas, que ese mito rom¨¢ntico se redefinir¨ªa como s¨ªmbolo de una resistencia abstinente en la era del ensimismamiento de fotolog.
CREP?SCULO
Direcci¨®n: Catherine Hardwicke.
Int¨¦rpretes: Robert Pattinson, Kristen Stewart, Billy Burke, Ashley Green, Nikki Reed.
G¨¦nero: terror. EE UU, 2008.
Duraci¨®n: 122 minutos.
Adaptaci¨®n de la primera novela de la saga de Stephenie Meyer, Crep¨²sculo pertenece a ese modelo de pel¨ªculas dise?adas para satisfacer a su p¨²blico potencial y excluir a unos no iniciados que, inevitablemente, ver¨¢n en ella un amanerado (y ocasionalmente rid¨ªculo) ejercicio de narcisismo adolescente. En calidad de no iniciado, este cr¨ªtico tiene, sin embargo, que rendirse a lo evidente: la pel¨ªcula de Catherine Hardwicke propone un sintom¨¢tico y revelador giro en el tratamiento cinematogr¨¢fico del arquetipo. La pel¨ªcula no pasar¨¢ a la historia del cine, pero s¨ª a la microhistoria de la cultura popular.
Robert Pattinson, un aventajado alumno de lo que podr¨ªa denominarse la escuela interpretativa Zoolander, da vida al peculiar relevo evolutivo de Bela Lugosi y Christopher Lee: un vampiro en forzada abstinencia de sangre humana que se erige en la ¨²ltima palabra en fantas¨ªas rom¨¢nticas (y castas) para una adolescencia presta a consumir las texturas del malditismo, convenientemente vaciadas de todo componente transgresor, de, en suma, todo lo interesante.
Babelia
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