El mordisco de Stephenie Meyer
Esto es lo que me parece surrealista. Mi vida, mis libros, es de lo m¨¢s normal", arranca una siempre sonriente Stephenie Meyer. Raz¨®n no le falta, porque el hotel Beverly Wilshire de Los ?ngeles es un hervidero por su culpa. Fuera aumenta el n¨²mero de seguidores a muerte de su saga Crep¨²sculo, que la esperan para conseguir su aut¨®grafo, una foto o respirar el mismo aire. Y, dentro, varias plantas est¨¢n dedicadas exclusivamente a entrevistas relacionadas con esta serie de cuatro libros: Crep¨²sculo, Luna nueva, Eclipse y Amanecer (las tres primeras se reeditan ahora en espa?ol y la cuarta acaba de salir a la venta en Espa?a), y de Crep¨²sculo, su primera adaptaci¨®n a la pantalla, que se estren¨® el mes pasado en Estados Unidos y ayer en las salas espa?olas. Un hervidero que justifican los 17 millones de copias vendidas de una obra traducida en 37 pa¨ªses o los 70,6 millones de d¨®lares amasados durante el estreno en Estados Unidos. Pero aunque insista la escritora, su vida, sus libros, tampoco tienen nada de normal. ?C¨®mo es posible que esta ama de casa mormona casada, con tres hijos y sin experiencia literaria, sea el motor de este fen¨®meno centrado en la saga de una joven, Bella, profundamente enamorada de un joven vampiro, Edward, demasiado guapo para ser mortal? Es la pregunta del mill¨®n y Meyer (Connecticut, 1973, www.stepheniemeyer.com) tiene la respuesta. "Escrib¨ª Crep¨²sculo pensando en m¨ª. Y conceb¨ª una fantas¨ªa. Un amor que en las p¨¢ginas de mi libro es tan fant¨¢stico como el mundo de los vampiros. Es Romeo y Julieta, es la mitolog¨ªa del amor. Esa primera vez que nadie olvida. No quer¨ªa nada real. Buscaba algo diferente, parecido a los dioses griegos, y eso es lo que escrib¨ª", explica de su g¨¦nesis.
"Escrib¨ª 'Crep¨²sculo' pensando en m¨ª. Y conceb¨ª una fantas¨ªa. Un amor que en las p¨¢ginas de mi libro es tan fant¨¢stico como el mundo de los vampiros"
"La m¨²sica me da el ritmo. Especialmente los grupos alternativos. No puedo con el 'country", cuenta la autora sobre su proceso de creaci¨®n
Eso fue hace unos cinco a?os y despu¨¦s de tener un sue?o tan fant¨¢stico que necesit¨® guardar de alg¨²n modo. Prob¨® con la m¨²sica o la pintura, pero no funcion¨®. "No tengo ni talento ni paciencia. Si las cosas no me salen r¨¢pido, desisto enseguida", dice. Si esos otros intentos art¨ªsticos "no fueron satisfactorios", cuando se sent¨® a escribir Meyer no tuvo ninguna duda. "Me hice una adicta desde ese d¨ªa. El sue?o s¨®lo fue una parte de mi obra. Lo importante fue darme cuenta de lo mucho que escribir significa para m¨ª", redondea con orgullo. Sin quitarle m¨¦rito al hecho de ser una autodidacta, la autora confiesa que los libros siempre fueron parte de su vida. Lectora desde que ten¨ªa siete a?os, cuanto m¨¢s gordo el volumen, mejor. De ah¨ª le viene la longitud de sus propios tomos. Si sus autores preferidos son William Shakespeare, Jane Austen y Orson Scott Card ("un Shakespeare moderno", dice de este escritor de ciencia-ficci¨®n), algunos de sus libros favoritos son La espada de Shannara (que le le¨ªa su padre), Lo que el viento se llev¨®, Mujercitas, Guerra y paz o las obras completas de Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarz¨¢n. En total, una escuela de m¨¢s de mil novelas con las que aprendi¨® a escribir, "a c¨®mo acabar un cap¨ªtulo, donde necesitas tensi¨®n. As¨ª le pill¨¦ el tranquillo", reconoce.
Lo que desconoc¨ªa era el mundo de la edici¨®n, algo que tampoco detuvo a esta escritora novel a quien no le gusta correr riesgos. Primero se sum¨® a un grupo de escritores que se contaban sus penas y le¨ªan sus obras perdidos en Arizona. Luego contact¨® por Internet a un buen n¨²mero de agentes literarios que desconoc¨ªa. Y finalmente le lleg¨® ese contrato por tres libros, un cheque por 750.000 d¨®lares y la visita de un representante de Brown Books, su editorial, para saber qu¨¦ pod¨ªan esperar de esta ama de casa mormona. Sus creencias religiosas siguen siendo un elemento disonante a la hora de describir a esta autora, criticada (nunca por sus fans) por la castidad de sus libros dentro del torrente de pasi¨®n que describen. "Yo de ni?a le¨ªa Cenicienta y so?aba con el zapato de cristal, el pr¨ªncipe azul y vivir en el castillo. No fue as¨ª. Mi amor es real, nos prometimos y me cas¨¦. Pero eso no est¨¢ re?ido con la fantas¨ªa, aunque luego crezcas y encuentres a esa otra persona que no tiene nada de pr¨ªncipe pero que con todas sus faltas hace palidecer al mism¨ªsimo Edward", se defiende.
Su Edward es Pancho Meyer, un contable ahora retirado ante el ¨¦xito de su esposa y que no tiene ni una gota de sangre hispana a pesar del nombre. "Es culpa de su abuela, porque se llama William Patrick Meyer, pero desde que naci¨® le llama Pancho. Yo le conozco desde los 4 a?os y hasta los 16 no supe su verdadero nombre", agrega divertida. A ¨¦l le volvi¨® loco con sus libros, primero usurp¨¢ndole su ordenador para poder escribir y luego con la m¨²sica de Linkin Park, en concreto Meteora, durante Crep¨²sculo, o el grupo brit¨¢nico Muse y el tema Time is running out al parir Luna nueva. "Tengo que escribir con m¨²sica. Me da el ritmo. Especialmente los grupos alternativos. No puedo con el country", detalla de su proceso de creaci¨®n. Tambi¨¦n est¨¢n sus hijos, tres entre los 6 y los 11 a?os, ¨¦sos de los que se intenta esconder mientras escribe, pero que tiene que tener cerca o no le viene la inspiraci¨®n. "Pens¨¦ en construirme una oficina aislada de todos, pero me di cuenta de que no pod¨ªa escribir sin sentirlos", concede ahora que ya tiene su propio ordenador y su despacho situado en el coraz¨®n de la casa, lo que antes era su comedor. Lo que s¨ª aprovecha son las horas en las que todos se han ido a la cama para trabajar. "Tengo que saber que puedo contar con un tiempo sin interrupciones, porque no hay nada que m¨¢s odie que estar en medio de una idea y tener que dejarla para volver y descubrir que perd¨ª la pista", argumenta sin esconder su frustraci¨®n.
As¨ª es Meyer, ama de casa de d¨ªa, cercana a su madre y a sus hermanos, haciendo la compra o la colada y autora comparada con J. K. Rowling de noche o cada vez que sus seguidores le dan caza. "La comparaci¨®n es absurda. J. K. Rowling no hay m¨¢s que una, y en lo ¨²nico que nos parecemos es en que somos mujeres y escribimos", se enfada de forma fingida. Hay otro parecido: como pas¨® con la serie de Harry Potter, los libros de Meyer han devuelto el apetito por la lectura a un colectivo perdido en el mundo de la imagen. Eso s¨ª que la llena de orgullo. "Lo he visto con mi hijo mayor, al que forc¨¦ tanto a leer que no disfrutaba hasta que este verano ley¨® El ladr¨®n del rayo, de Rick Riordan. Cuando encuentras a un autor as¨ª, debes estarle agradecido el resto de tus d¨ªas", acepta con mezcla de orgullo y humildad dado que ahora el libro favorito de su hijo es The host, el primer volumen de una trilog¨ªa. La autora deja as¨ª atr¨¢s a sus amados vampiros para adentrarse llena de amor en el campo de la ciencia-ficci¨®n, por el momento, con el mismo ¨¦xito de lectores entre los m¨¢s j¨®venes, especialmente las mujeres. -
. 15,95 y 17,50 (tapa blanda).
Caja Saga Crep¨²sculo (cuatro vol¨²menes). Alfaguara, 2008 65 euros.
Crepuscle: un amor perill¨®s. Lluna nova. Eclipsi. A trenc d'alba.
576, 560, 624 y 744 p¨¢ginas. 17,50
euros.
La pel¨ªcula Crep¨²sculo, sobre la primera novela de la serie de
se estren¨® ayer en Espa?a. Direcci¨®n: Catherine Hardwicke. Int¨¦rpretes: Kristen Stewart, Robert Pattinson, Billy Burke, Ashley Greene, Nikki Reed, Jackson Rathbone.
Crep¨²sculo: un amor peligroso. Luna nueva. Eclipse. Amanecer. Stephenie Meyer. Traducci¨®n de Jos¨¦ Miguel Pallar¨¦s y Mar¨ªa Jes¨²s S¨¢nchez. Alfaguara. Madrid, 2008. 512, 576, 624 y 832 p¨¢ginas. 22,50 euros (tapa dura) Stephenie Meyer. Traducci¨®n de Laura Gelada. Alfaguara. Madrid, 2008. y 15,95 Stephenie Meyer Crep¨²sculo: libro de la pel¨ªcula. Alfaguara. Madrid, 2008. 136 p¨¢ginas. 13,95 euros.
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