J. M. G. Le Cl¨¦zio, escritor del mundo
"Ser de aqu¨ª y de all¨¢, pertenecer a varias historias": esta frase define a la perfecci¨®n a este autor trotamundos
Hay algo de Barack Obama en Jean Marie Gustave Le Cl¨¦zio: es un ap¨®stol del mestizaje, un hombre tranquilo y carism¨¢tico que se hace querer, un escritor que devuelve su dignidad a los humillados de todas las latitudes.
Todo el mundo acogi¨® con elogios la concesi¨®n en octubre del Nobel de 2008 a este n¨®mada literario, con excepci¨®n de algunas voces aisladas, como la del ensayista italiano Pietro Citati que lo encuentra "mediocre". En general se aplaudi¨® su denuncia del materialismo contempor¨¢neo, su fascinaci¨®n por los para¨ªsos perdidos y su defensa de las civilizaciones amenazadas. Incluso la patronal francesa recibi¨® la noticia con una "inmensa alegr¨ªa". El galardonado reaccion¨® sin triunfalismo ni falsa modestia: "Los escritores son fr¨¢giles. Todo lo que les suba la moral es bueno".
Le Cl¨¦zio es un gran viajero contemplativo, el antiaventurero por excelencia, m¨¢s contestatario de lo que se cree: "No soy una persona tranquila", suele decir. En Francia, se considera una gloria nacional desde su sensacional estreno en la literatura con El atestado, un texto en la l¨ªnea de El extranjero de Albert Camus, que le report¨® en 1963 un importante premio, el Renaudot. Ten¨ªa 23 a?os y todas las estudiantes de Letras del pa¨ªs estaban enamoradas de este joven t¨ªmido y rubio, de rasgos puros, que ya parec¨ªa estar al margen del mundo moderno y estresado que lo alababa.
Su nivel de popularidad nunca ha sido desmentido. Seguramente se explica porque la mayor¨ªa de sus libros son accesibles para el gran p¨²blico y sin embargo exigentes, dos virtudes que raramente se a¨²nan. Al no pertenecer a ninguna corriente literaria, ha rubricado -esencialmente en Gallimard, su editor de siempre- algunos textos medianos, a veces llenos de buenos sentimientos, y varias grandes novelas: en total, unas 50 obras de ficci¨®n, ensayos, relatos, cuentos, biograf¨ªas (como Diego y Frida), libros para j¨®venes, libros de gran formato, as¨ª como innumerables art¨ªculos y pr¨®logos (como el de una gu¨ªa de viaje dedicada a M¨¦xico).
Gran lector del Quijote y del Lazarillo de Tormes, pero tambi¨¦n de libros de Juan Rulfo, Jerome David Salinger o Dereck Walcott (Nobel 1992), Le Cl¨¦zio escribe de manera sensual, musical y ¨¢gil. Su estilo puede parecer sencillo. Sin embargo, seg¨²n el secretario perpetuo de la Academia Sueca, Horace Engdahl, "es muy dif¨ªcil de traducir: su estilo puede parecer enf¨¢tico cuando en franc¨¦s no lo es". Aunque sigue estando poco traducido en Estados Unidos, donde se le acusa de un poscolonialismo ingenuo, su obra se lee mucho en Asia y en Europa.
Desde siempre, este ecologista adelantado a su tiempo recorre la Tierra en todos los sentidos: el oc¨¦ano ?ndico, Francia, Reino Unido, Tailandia, Panam¨¢ (empleado por el Instituto de Am¨¦rica Latina, vivi¨® cuatro a?os entre los indios ember¨¢), Estados Unidos (ense?a literatura francesa desde 1977 en la Universidad de Alburquerque, en Nuevo M¨¦xico), Nigeria, Uzbekist¨¢n, Corea del Sur (en 2007, imparti¨® un semestre de un curso de poes¨ªa y pintura en la Universidad de Se¨²l), etc¨¦tera. "No se pueden poner barreras al mestizaje", considera este apol¨ªtico criticado en algunos corros de derechas por su inmigracionismo. "Viajar para ¨¦l es una segunda naturaleza. No se da cuenta de que viaja. No hay exotismo en sus libros", dec¨ªa en 1998 su amigo el poeta Jean Grosjean.
"Ser de aqu¨ª y de all¨¢, pertenecer a varias historias": esta frase, procedente de su novela R¨¦volutions, define a la perfecci¨®n a este escritor trotamundos que tiene doble nacionalidad, francesa y mauriciana. Porque en su nacimiento est¨¢ el germen de su obra: naci¨® en Niza (sureste), en 1940, en el seno de una familia que emigr¨® a isla Mauricio (en el oc¨¦ano ?ndico) en el siglo XVIII. Su padre era un ingl¨¦s, m¨¦dico militar en la sabana de ?frica, y su madre una francesa de Breta?a (oeste).
Dos de las novelas que acaban de traducirse al espa?ol exploran esta vena familiar. Onitsha (1991) narra el viaje inici¨¢tico de un chiquillo para descubrir a su padre y ?frica: ¨¦l mismo realiza este viaje a los ocho a?os. Este libro, igual que La cuarentena (1995), una novela de aventuras mar¨ªtimas, tuvo muy buena acogida de cr¨ªtica y p¨²blico. Le Cl¨¦zio relata la permanencia forzosa de su abuelo materno en un trozo de tierra volc¨¢nica, al norte de Mauricio, a causa de una epidemia de viruela. Una novela polif¨®nica con un magn¨ªfico ritmo po¨¦tico para llamar la atenci¨®n sobre la absurdidad de las fronteras.
En 1975, este hombre de belleza altiva, con aspecto de guardabosques solitario, se cas¨® con Jemia, originaria del S¨¢hara Occidental. Ella le hace descubrir Marruecos. Las otras dos novelas traducidas actualmente al espa?ol reflejan este encuentro. Desierto (1981), que muchos cr¨ªticos consideran su mejor obra de ficci¨®n, narra el destino poco com¨²n de una ni?a del sur de Marruecos que acaba convirti¨¦ndose en modelo de portada en Francia, pero que nunca olvida sus or¨ªgenes y prefiere volver para dar a luz cerca de su higuera, en Marruecos. El pez dorado (1997), cuento cruel y alegor¨ªa humanista, hace pensar en Desierto. Una joven, castigada de ni?a por el S¨¢hara Occidental, llega, a trav¨¦s de Melilla y de Espa?a, a Europa y a Am¨¦rica para conseguir una vida mejor. Tiene que luchar, sin perder su buen humor, contra el deseo brutal de hombres (y tambi¨¦n de mujeres) que quieren atraparla en sus redes.
El oto?o de 2008 ha sido un periodo de suerte para Le Cl¨¦zio que ha podido enorgullecerse de un en¨¦simo ¨¦xito en Francia: su ¨²ltima novela, Ritournelle de la faim [Cantinela del hambre]
en la cual sigue los pasos de su madre en el Par¨ªs de los a?os treinta, encabezaba las ventas antes de que el escritor obtuviera el Nobel.
Le Cl¨¦zio, ni fil¨®sofo ni t¨¦cnico de la lengua sino "hacedor de par¨¢bolas", en esta ¨¦poca de crisis financiera y econ¨®mica, aprovecha el entusiasmo medi¨¢tico que provoca su prestigioso galard¨®n para repetir con su proverbial pudor: "Sigan leyendo novelas" porque es un "maravilloso medio para cuestionar el mundo actual. Si hay que transmitir alg¨²n mensaje, es el de que hace falta hacerse preguntas". Es poco y es mucho. -
2006). Traducci¨®n de News Clips.
Claude Cast¨¦ran (Pau, 1955) es periodista y escritor franc¨¦s, autor de las novelas Un si court espoir (Anne Carri¨¨re, 2004) y Une certaine peur de vivre (Anne Carri¨¨re,
El Nobel en las librer¨ªas
Onitsha. Tusquets. Barcelona, 2008. 256 p¨¢ginas. 17 euros.
La cuarentena. Tusquets.
Barcelona, 2008. 360 p¨¢ginas. 20 euros.
Desierto. Tusquets.
Barcelona, 2008. 424 p¨¢ginas. 20 euros.
El pez dorado. Tusquets. Barcelona, 2008. 240 p¨¢ginas. 17 euros.
El diluvio. Seix Barral. Barcelona, 2008. 328 p¨¢ginas. 18 euros.
Diego y Frida. Temas de Hoy. Madrid, 2008. 267 p¨¢ginas. 16,50 euros.
Urania. El Cuenco de Plata. Buenos Aires, 2008. 272 p¨¢ginas. 19,95 euros.
El buscador de oro. Barcelona, 2008. La Otra Orilla. 312 p¨¢ginas. 18 euros.
Viaje a Rodrigues. La Otra Orilla.
Barcelona, 2008. 144 p¨¢ginas. 15 euros.
El atestado. C¨¢tedra. Madrid, 2008. 326 p¨¢ginas. 13,20 euros.
El africano. Adriana Hidalgo. Buenos Aires, 2008. 135 p¨¢ginas. 12,50 euros.
L'afric¨¤. (Edici¨®n en catal¨¢n) Edicions 62. 128 p¨¢ginas. 19 euros.
Ritournelle de la faim. Gallimard. 21,50 euros. Tusquets lo editar¨¢ en abril.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.