Coordinaci¨®n nada coordinada en la UE
Despu¨¦s de la buena noticia del 26 de noviembre, en que la Comisi¨®n Europea anunci¨® un plan coordinado de la UE para salir de la crisis real de las econom¨ªas, comienzan a aparecer las noticias sobre los diferentes borradores de planes de los pa¨ªses y se ponen de manifiesto las grandes diferencias entre ellos, que, lejos de la coordinaci¨®n, agrandan en muchos casos las diferencias en el tratamiento a las empresas y las familias. La CE ha cuantificado el plan en 200.000 millones de euros, equivalentes al 1,5% del PIB de la UE. Pero s¨®lo ser¨¢ posible si cada pa¨ªs cumple con la aplicaci¨®n de su parte del plan.
Los objetivos del plan de la UE est¨¢n claros y adem¨¢s han sido aceptados por todos: impulsar la actividad de las empresas para fomentar la creaci¨®n de empleo y reforzar la competitividad europea en el largo plazo. Para ello se promueven 10 acciones de manera que se inyecte mayor poder de compra, se incremente la demanda de consumo y de inversi¨®n y se estimule la confianza. En todo caso est¨¢ claro que los est¨ªmulos deben ser temporales y respetar, aunque con cierta flexibilidad, el pacto de estabilidad de la UE. Una pieza fundamental del plan es el incentivo de la inversi¨®n inteligente, es decir, que mire al futuro, a la necesidad imperiosa de incrementar la competitividad. Aspecto en especial indicado en el caso de Espa?a, donde, debido a nuestro elevado d¨¦ficit exterior, tendr¨ªamos que incentivar las exportaciones.
Cada Estado act¨²a como si no hubiera UE y opta por v¨ªas impositivas distintas para combatir la crisis
En el an¨¢lisis de la falta de coordinaci¨®n en la aplicaci¨®n del plan europeo pueden dejarse fuera todas las acciones de aplicaci¨®n directa de la Comisi¨®n como son la agilizaci¨®n de los tr¨¢mites, ampliaci¨®n y disponibilidad de los fondos europeos (fondo social, fondos de cohesi¨®n y fondos estructurales). Tambi¨¦n la aprobaci¨®n de un Estatuto de la Sociedad An¨®nima Europea, las medidas de financiaci¨®n del Banco Europeo de Inversiones (BEI) de 30 y 10.000 millones para las inversiones de las peque?as y medianas empresas.
Por el contrario, es en la aplicaci¨®n de las acciones directas de los pa¨ªses donde se centra la m¨ªnima coordinaci¨®n. El plan no elige entre las dos v¨ªas de est¨ªmulo fiscal: reducci¨®n de impuestos y aumento del gasto. Los Estados miembros decidir¨¢n desde sus posiciones de partida. Por supuesto, hay que contar con que las pol¨ªticas presupuestarias son soberan¨ªa de los Estados.
As¨ª como la pol¨ªtica monetaria es com¨²n en toda la zona del euro y la responsabilidad recae en el Banco Central Europeo, siendo seguida de cerca por el resto de bancos centrales de los pa¨ªses de la UE no integrados en la Uni¨®n Monetaria, la pol¨ªtica fiscal no est¨¢ m¨ªnimamente armonizada y las divergencias entre pa¨ªses en la aplicaci¨®n de tipos impositivos provocan considerables diferencias en la competitividad de las empresas dentro de un ¨¢rea econ¨®mica com¨²n con libertad de movimientos de bienes, servicios y capitales.
Por ello no es de extra?ar que a la hora de aplicar medidas de reactivaci¨®n de la demanda de consumo y de inversi¨®n, cada Gobierno opte por v¨ªas distintas, lo que en materia de aplicaci¨®n de impuestos no s¨®lo no armoniza ni reduce las diferencias, sino que las agranda. En este aspecto, los Estados se comportan como si no hubiese una Uni¨®n Europea y las medidas no son tan efectivas como si fuesen en la misma direcci¨®n.
La CE, con un objetivo claro de mejorar la competitividad, ha aconsejado reducir las cargas de las empresas en materia impositiva, en las aportaciones a la Seguridad Social y posibles reducciones del IVA, prestando especial atenci¨®n a las inversiones con mayor intensidad de creaci¨®n de empleo, inversiones en eficiencia energ¨¦tica, productos verdes y en tecnolog¨ªa. Tambi¨¦n aconseja iniciativas que reduzcan los costes administrativos a las empresas con simplificaci¨®n de los tr¨¢mites y reducci¨®n de los plazos de creaci¨®n de nuevas empresas.
El Reino Unido ha aplicado una reducci¨®n del IVA del 17,5% al 15%, Italia anuncia alguna rebaja en el impuesto de sociedades e IRPF, aunque con dificultades debido a su elevado nivel de deuda (106% del PIB); Francia opta por no aplicar reducciones de impuestos, pero suprime un gravamen local para las inversiones de las empresas, y Alemania se niega rotundamente a la reducci¨®n del IVA, pero opta por desgravaciones del 25% a las empresas en sus inversiones en maquinaria m¨®vil e instrumentos de trabajo. Por el lado del gasto, todos los pa¨ªses aplican medidas para incentivar la inversi¨®n, pero en formas diferentes, contando con las ayudas europeas. Todav¨ªa est¨¢n sin cuantificar con claridad.
En Espa?a, los objetivos coinciden, pero surgen dudas de que se haya elegido el camino adecuado. No se elige la v¨ªa de mejorar la competitividad con reducci¨®n de cargas a la empresa ni con bajadas de impuestos o cotizaciones sociales. Por el contrario, el Gobierno ha presentado un plan de inversiones que valora en 11.000 millones de euros. Sin embargo, la forma elegida no parece seguir la indicaci¨®n del acuerdo en la UE de invertir pensando en el futuro incrementando la competitividad de la econom¨ªa espa?ola, aunque s¨ª para la creaci¨®n inmediata de puestos de trabajo en la construcci¨®n. Tampoco apuesta por programas de I+D+i, ya que paraliza varios proyectos integrados en la iniciativa Ingenio 2010, abierta en 2005.
La parte m¨¢s importante del plan (8.000 millones) se dedicar¨¢ a la realizaci¨®n de obras a trav¨¦s de los ayuntamientos. Tienen que ser obras nuevas, no presupuestadas para 2009, sin superar los cinco millones de euros, y los proyectos tienen que elaborarse, presentarse antes del 20 de enero, licitarse e iniciar las obras antes del 13 de abril de 2009. Puede que los ayuntamientos tengan proyectos en el caj¨®n que no han presupuestado por no tener financiaci¨®n, pero es de suponer que los proyectos m¨¢s necesarios est¨¦n ya presupuestados, aunque quiz¨¢ no puedan realizarlos. Lo que es seguro es que veremos de nuevo abrir y cerrar zanjas para crear empleo. Esperemos que los ayuntamientos sean capaces de utilizar esta financiaci¨®n, aunque ello no les ayude a solucionar sus problemas financieros por las deudas contra¨ªdas con anterioridad.
Carmen Alcaide es economista y ex presidenta del INE.
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