El limpio
Sospecho que esta Navidad se va a disparar la audiencia con la rutinaria, obligatoria y ancestral exhibici¨®n de Qu¨¦ bello es vivir, con la conveniente aunque mentirosa certidumbre de que Dios aprieta pero no ahoga (los agn¨®sticos pueden cambiar lo de Dios por la "letra", que dir¨ªa el afligido Pl¨¢cido) y falacias por el estilo. Urge por cuestiones de Estado un ciclo en televisi¨®n del cine de Frank Capra. Puede que el blanco y negro espante inicialmente al receptor, pero es probable que los parados presentes y futuros, los razonablemente acojonados ante el ma?ana (no en sentido po¨¦tico, sino literal) se van a sentir reconfortados con pel¨ªculas como Juan Nadie, Caballero sin espada y Vive como quieras, con recetas optimistas y humanistas a pesar de los pesares. Y, por supuesto, que no se les ocurra programar la desgarradora y verdaderamente l¨ªrica Las uvas de la ira, no vaya a contagiar ideas homicidas a los desesperados Tom Joad de aqu¨ª.
Lo que resulta cruel es que a todas horas est¨¦n mencionando la soga en casa del ahorcado, que la palabra crisis sea la s¨¢dica protagonista de los ilustrados debates entre analistas del Apocalipsis que al buscar las causas siguen respondiendo al adversario con el fatigoso "pues t¨² m¨¢s" en funci¨®n de sus cruzadas peperas o sociatas. Y los ladrones, consentidos y propiciados por Gobiernos progresistas o conservadores, parti¨¦ndose de risa en su acorazada casita cada vez que escuchan esa popular gilipollez de que la crisis nos afecta a todos.
En 59 segundos, dedicado a la transici¨®n, concepto del que nunca he entendido su significado, pero que al parecer fue algo maravilloso para todo cristo, un decr¨¦pito Fraga le asegura al f¨¢ustico Carrillo que ¨¦l tiene "una hoja limpia de servicios". Qu¨¦ tranquilidad interior debe de proporcionar la seguridad en ese eufemismo con aroma militar para alguien que estuvo convencido de que la calle no era de los transe¨²ntes sino exclusivamente suya, por el hombre que sirvi¨® con id¨¦ntica ejemplaridad a la racial dictadura de Franco y a la extranjerizante democracia. Tambi¨¦n exige que se d¨¦ al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar y a Dios lo que es de Dios. Cosas de la transici¨®n.
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